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Paseando por nuestros campos: La ruta de Escalera.

 

Texto: Folleto conmemorativo de la Romería de Escalera, año 1989.

 

   

Resulta muy interesante la ruta que hace  años hacía un grupo de amigos por el olivar serrano  marmolejeño y montoreño allá por el mes de septiembre. Convinieron en denominar  a esta jornada de senderismo con el peculiar nombre de Romería Cultural de Escalera y San Camilo de Lelis, pues sus intenciones no eran otras que las de pasar un buen día de campo, al margen de celebraciones de índole religiosa, visitando lugares históricos y legendarios, y fijando como hitos más destacados las caserías de Escalera y San Camilo de Lelis.  Su sentido último guardaba, por tanto, relación con la atracción de esas personas hacia  los pagos  serranos de Cerrada, en el término de Marmolejo, y del “Charco del Novillo” de Montoro. De paso, estas excursiones campestres sirvieron, indudablemente para reivindicar los valores arquitectónicos, etnológicos y paisajísticos, de estas comarcas singulares, denunciando, en ocasiones, el estado de abandono y ruina de su rico patrimonio etnológico.

 

   El recorrido se realizaba a pie desde Marmolejo a lo largo de más de 30 kilómetros, (ida y vuelta) de caminos  y antiguas veredas, ya en deshuso. Discurría por una vasta comarca olivarera distinguida por toda una serie de rincones paisajísticos altamente reconfortantes para cualquier amante de la naturaleza. Los puntos más importantes de la Romería de Escalera eran:

 

 -EL PASO POR LA HUERTA DEL  RIO Y EL NACIMIENTO: Se trataba de un paraje de exquisita belleza, junto a la Huerta del Río, arropado de frondosa vegetación. Allí convivían olmos, álamos, cañas, zarzaparrillas, así como parras silvestres, frutales y zarzamoras. En la parte más alta de la Huerta del Rio,  ya cercanos  a la casería de San Luis, se pasaba por el viejo caserón del Nacimiento,  y más arriba aguardaba un afloramiento de exquisita agua que corrÍa por un viejo canalillo,  flanqueado de viejas higueras y álamos blancos. En este lugar el discurrir del agua desde el venero hasta una alberca cercana, rodeada de cañas e higueras, se convertía en todo un deleite para los sentidos.

 

 

-CASERÍA DEL CAÑUELO: Seguía la ruta hacia la casería del Cañuelo, a través de los Llanos de los Pobres. El Cañuelo, siguiente hito de la ruta,  era una construcción de finales del siglo XVIII, refugio durante algún tiempo (siglo XIX), según la tradición popular, del bandido marmolejeño Luis Artacho. Rodeando las estancias del cortijo había una excelente arboleda de eucaliptos desde donde partía el arroyo o cañada del Cañuelo con dirección hacia el rio Yeguas. En ella y muy próxima a la casería existíó un romántico jardín que era regado con el agua del manantial “El Chorrico Dorado”. Personajes habituales en estos pagos, hacia la década de los setenta del pasado siglo, eran Alfonso Robles  “Barbastristes”, capataz de la dueña del Cañuelo, Doña Catalina Navarro Parra, y Antonio Soriano “El de Olimpia” dueño de una casilla cercana al Cañuelo. A este hombre era fácil verlo subido sobre su borrica dirigirse hacÍa su olivar donde disponía de una pequeña casilla o lagar.

 

 

Antonio Soriano Medina “El de Olimpia” (1908-1988), poseía una haza de olivar en el arroyo de los Caros junto a los Menchones del Cañuelo. Fue personaje habitual en estos parajes olivareros del pago de Cerrada y se le solía ver siempre acompañado de su borrica con la que hacía, casi a diario, el itinerario desde Marmolejo hasta su olivar de la Casilla de Olimpia, cercano a la Ruta de Escalera. 

Alfonso Robles Barragán “Barbastristes”, trabajó durante muchos años de encargado en las fincas de  “La Aviadora”, entre ellas la del Cañuelo y El Nacimiento, lugares por donde discurria la Romería Cultural de Escalera y con quien varios años  los participantes en la misma pudieron mantener agradable conversación, disfrutando de su sabiduría popular y de su trato afable.

-EL PASO POR EL RIO YEGUAS: Se efectuaba a través del vado conocido como de “Mariquita la de Salvaora”, pues era allí, a ese lugar, donde esa mujer, vecina de Marmolejo, acudía a lavar las ropas de los diferentes establecimientos hoteleros de la villa, hacia principios del siglo XX. Antes de descender al Yeguas la vereda pasaba justo delante de la casilla de La Paula, una vieja construcción abandonada por estos años, donde vivieron en plena postguerra, el matrimonio Martín Zamora y su mujer Paula Buenafuente, pequeños propietarios olivareros que acabaron vendiendo esta ladera de olivos a D. Juan Díaz Criado, “El aviador”.

 

-CASERÍA DE LA HERRADURILLA. Trás el paso por el Yeguas, ya en término de Montoro, había que emprender una fuerte subida hacia la Herradurilla, salpicada de tomillos olorosos (almuraduz). Desde la loma de la Herradurilla se divisaba un alegre paisaje de toda la cuenca del Yeguas y su afluencia con el Guadalquivir por la zona de La Boca del Río. Luego la ruta continuaba por la zona de Los Fieros, La Capitanía de San Camilo   y el camino de la Garavitera.

 

-CASERÍA DE SAN CAMILO DE LELIS Y  SU POZO: De fines del siglo XVIII (1775), es al igual que la casería de Escalera, un auténtico complejo productivo de la época de mayor difusión del olivar en el área de la sierra. Se construye a expensas del coronel marqués de Monteolivar, por los arquitectos Alonso y Francisco Pérez Palomino, padre e hijo respectivamente.

   Disponía de fábrica de aceite de prensado con viga, capilla con reja en el coro y diversas estancias para los señores, caseros y personal operario a cargo de las faenas de la finca (muleros, jornaleros, gañanes, etc.) En su parte trasera, un coqueto jardín donde, no ha mucho tiempo, se erigían dos fastuosas palmeras, ofrecía una exquisita vista hacia el rio Guadalquivir, al pago de Verdizales y de la Aragonesa.

    Una pieza única en su género, es su pozo, desde donde se conducía el agua por un acueducto de adobe y mampostería, hasta el molino aceitero y al caserío. Igualmente singularísimo resultaba el compás que precedía a la capilla, delimitado de asientos de piedra azucareña artísticamente labrados.

-ESCALERA: Se trata de un recinto del siglo XIX, formado por iglesia de fachada neoclásica, molino de aceite de viga y viviendas para los señores y personal de la finca. Perteneció  a los condes de Villaverde la Alta, cuyos restos se hallaban enterrados en enormes sepulcros de mármol rojizo, de los que se conservan tres de los cuatro que hallaban acople en los ángulos de la iglesia. La capilla, nos aparece como el elemento más destacado del conjunto monumental. Presenta una fachada del más puro estilo neoclásico rematada de frontón, y decorada de pilastras, cornisas y molduras. La labor de cantería es asímismo muy interesante. En su interior presenta planta de salón, encontrándose, tras el presbiterio, una reducida sacristía. Sobre el altar mayor una hornacina debió albergar la imagen a cuya advocación estuvo consagrada la iglesia. En los años en que se celebraba esta curiosa romería, aún se encontraba en ruinas, si bien sus actuales dueños procedieron a su restauración a finales de los noventa del pasado siglo.

En cuanto al caserío, tiene como elemento más destacado la espadaña de la entrada al patio principal, integrada de dos cuerpos: el inferior provisto de dos vanos para campanas y el superior con una sola arcada para esquilón. Este segundo cuerpo está rematado de un gracioso frontoncillo cuyo perfil aporta gran belleza al horizonte paisajístico del Charco del Novillo.

 

 

  El Itinerario de vuelta:

 

  Contaba,  igualmente, con lugares dignos de mención:

 

-LA ERMITA DEL SANTO:  Una leyenda en su dintel reza: “Se hizo esta iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, año de 1592, por los ascendientes de Don Antonio de Coca que la reedificó de cimientos con Doña Nicolasa Benítez, año de 1792”.

 

-ARROYO DEL SANTO: Paraje natural que encierra huerta, arboleda (pinos, álamos, higueras, frutales, almendros) y la casería de La Palma y Las Tobosas.

 

-DESCENSO AL YEGUAS: Se efectuaba por la trocha que iba desde el arroyo del Santo hasta la fuente de Las Tobosas, una antigua alcobilla de piedra de azucareña datada en el siglo XVIII. El río Yeguas se volvía a cruzar, esta vez, sentido hacia Marmolejo por el barranco del Lobo, aguas abajo de la presa del Yeguas.

 

-TRAMO FINAL: La romería, finalmente, tocaba a su fin, a través del viejo camino de La Herradura para enlazar con la carretera comarcal 420, hacia la altura de la finca de La Campana y tomar  dirección hacia Olaya y el Ecijano. Personaje muy frecuente a la caída de la tarde era Diego “Jabalí”, propietario de la finca de Las Viñuelas, que a esas horas volvía para Marmolejo con la ayuda de una vieja bicicleta, tras de haber completado su jornada de trabajo en la citada finca. 

 

  Hoy, al cabo de los años este evento recobra su razón de ser, en unos momentos en que nuestro patrimonio natural y etnológico necesitan del reconocimiento y la atención de cuantos amamos nuestros campos olivareros.

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