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Patrimonio rústico y urbano de las Cofradías y Obras Pias marmolejeñas en el siglo XVIII: La Desamortización de 1798.

-Manuel Perales Solís-

 

Es dificil precisar cronológicamente el origen de las diferentes cofradias  existentes en Marmolejo, pues  faltan los documentos primigenios de estas corporaciones religiosas. Se supone que su fundación debió de remontarse, como en muchos otros lugares de la geografía andaluza, al siglo XV y XVI. Sea como fuere, tenemos constancia de que a mediados del siglo XVIII, las cofradÍas marmolejeñas aparecían ya  bastante consolidadas disponiendo incluso  de bienes patrimoniales de naturaleza rústica y urbana, en su mayoría procedentes de las donaciones realizadas por los hermanos más piadosos a lo largo de los años o bien de diferentes personas benefactoras devotas de los titulares.

   La fuente documental que nos permite conocer el patrimonio de las principales cofradías, es el catastro que mandó realizar para la reestructuración tributaria del país, el secretario de Estado de Hacienda en tiempos de Fernando VI, Zenón de Somodevilla, más conocido por su título de marqués de la Ensenada.  A la fecha de la elaboración del   catastro del entonces Lugar de Marmolejo,  (documento  actualmente disponible en el Archivo Histórico Provincial de Jaén de 1751), tenemos noticias de seis  cofradías que disponían de bienes rústicos y/o urbanos  relacionadas en el citado catastro. Eran éstas la cofradía de  Jesús Nazareno, de la Vera Cruz, del Santísimo Sacramento, la de Ánimas Benditas del Purgatorio, de la Ntra. Sra. de la  Paz y la cofradía del Rosario. Hay pruebas documentales, años más tarde, de la existencia de otra cofradía de San Juan Evangelista, pero de ésta no se tienen noticias en relación al patrimonio inmobiliario. 

  En la mayoría de los casos, las pertenencias de las cofradías estuvieron compuestas por fincas de olivar  o  tierras calmas, en general de pequeña superficie. En unos casos estas propiedades fueron gestionadas por la propia cofradía y en otros estuvieron arrendadas a vecinos de la localidad mediante el pago de un censo anual con derecho final a compra. Las cofradías, a su vez, utilizaron este patrimonio en beneficio de sus actividades caritativas ayudando a  los hermanos más pobres  y también, como no, a sufragar  los gastos,  ordinarios y extraordinadios, del culto a sus titulares. Muchos de estos ingresos  provenían de las limosnas recaudadas durante el año y de la gestión de su propio patrimonio. 

 

El marqués de La Ensenada, Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1707-1781), Secretario de Hacienda de Fernando VI, fue el impulsor del Castastro de bienes rústicos y urbanos orientado a reformar la recaudación de impuestos en España. Oleo de Jacopo Amigoni (1750). Museo del Prado de Madrid.

 Una de las cofradías más arraigadas fue la de Ánimas Benditas del Purgatorio, en muchos lugares muy vinculada a la del Santísimo Sacramento. Entre sus finalidades estuvo la de dar sepultura a aquellas personas “pobres de solemnidad” y  marginadas, que morían en el más absoluto desamparo, diciéndole en los días sucesivos las misas correspondientes en pro de la salvación de sus almas dada la  creencia de que con ello se facilitaba el tránsito más rápido del alma del difunto desde el Purgatorio (lugar de purificación) hacia la gloria eterna. Esta labor era realizada voluntariamente por hermanos cofrades, corriendo la hermandad con los gastos del oficio religioso e incluso del propio entierro. Hasta bien entrado el siglo XIX cinco hermanos de las Benditas Ánimas del Purgatorio acompañaron al difunto en todos los entierros de la localidad. En los entierros mayores de carácter solemne de vecinos pertenecientes a la nobleza e hidalgía local era preceptivo el acompañamiento del resto de las cofradías.

   Durante la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX estos entierros fueron realizados en los distintos cementerios  que había en la villa, siendo frecuentes los hermanos pertenecientes a las cofradías que se hacían enterrar en el templo o ermita donde se le rendía culto al titular. Fue frecuente, en ese sentido, el deseo expresado en sus testamentos por los cofrades de la hermandad de Jesús Nazareno, de tomar sepultura en la ermita de Jesús vestidos de su túnica o en la Parroquia principal si se trataba de hermanos  de las cofradías que tuvieron allí su sede como lo fue la de San Juan. Veámos a cotinuación el patrimonio de las distintas cofradías:

 

 A mediados del siglo XVIII la Cofradía de Ánimas poseía los siguientes bienes rústicos:

  -40 olivos en el camino de “San Julián”

  -18 olivos en las Calañas, en el lugar conocido como Viñuela del Salado

  -Una hazuela de una fanega en el sitio de la Huerta del Coso

  -Una fanega de tierra en Cerrillo Peinado

  -6 celemines en el sitio del Calvario, y

  -6 celemines en el sitio de los Gamonales.

   Los bienes de naturaleza urbana de dicha cofradía estuvieron formados por unas casas (no se especifica su número) en la calle de Las Parras, de 12 varas de largo y 4,5 de fondo.

 

En relación a la Cofradía de la Vera Cruz, decir que sus bienes rústicos estuvieron constituidos por un olivar en el Camino del Cerro, de tres fanegas; otro olivar en el camino de la Azeña, de una fanega y media, y un olivar de 33 plantas, en el sitio de la “Peña del Águila”, de una fanega.

 

 La Cofradía del Santísimo Sacramento dispuso de los siguientes bienes:

   -Un olivar en el camino del Cerro, de 8 celemines

   -Un olivar de 65 plantas en los ruedos de la población

   -Un olivar de 30 plantas en el sitio de “La Lagunilla”

   -Un olivar de 30 plantas, de 9 celemines

 

    Por su parte la Cofradía de la Paz, poseía un olivar de 26 plantas en el camino del Cerro, y otro de 51 olivos en el sitio de La Peña del Águila. También dispuso de una casa en la calle del Arroyo.

  La Cofradía de Jesus Nazareno nos aparece como la más austera desde el punto de vista patrimonial ya que sus pertenencias se reducían a tres pequeños olivares en el sitio de la Peña del Águila y Los Granadales, no constando por esos años censos ni propiedades arrendadas.

   Finalmente la Cofradía del Rosario dispuso de tres fincas de olivar en el sitio de Los Gibraltares y Casilla de Lucena, y una casa en el barrio bajo de Jesús.

 

Muchos de los bienes de las cofradías  fueron desamortizados en tiempos de Carlos IV, a propuesta del secretario de hacienda , Miguel Cayetano Soler en septiembre de 1798. Según nos dice el historiador Juan Pro Ruiz “la crisis de la Monarquía había llegado a un punto de no-retorno con motivo de la guerra contra Francia en 1793 después de un periodo de relativo equilibrio. Desde 1796, la guerra contra Inglaterra agravó la situación creando un déficit que ya no podía ser cubierto con nuevos impuestos. Había que buscar recursos en donde existían, entre los estamentos privilegiados que soportaban  todavía una presión fiscal leve. Pero los gobernantes del momento no tenían el menor propósito de quebrar el marco social del régimen, ni los estamentos que de él se beneficiaban lo hubieran permitido. Quedaba la posibilidad de extraer recursos de instituciones sin fuerza política, como las capellanías, que se habían venido labrando una reputación de inutilidad y de privilegio ilegítimo. Y eso fue precisamente lo que se hizo. ...En 1798, ante la gravedad de la crisis fiscal, el secretario de hacienda  Miguel Cayetano Soler, propuso a Carlos IV la desamortización (venta mediante subasta) de obras pías y patronatos, apoyándose en la doctrina liberal de la ineficiencia económica de las propiedades vinculadas y en el argumento propagandístico de que la desamortización aumentaría la seguridad de las fundaciones.

  El 19 de septiembre de 1798 el rey firmó el decreto que mandaba enajenar todos los bienes raices pertenecientes a Hospitales, Hospicios, Casas de Misericordia, de Reclusión y de Expósitos, Cofradías, Memorias, Obras Pías y Patronatos de legos, y poner el producto de las ventas y el capital de los censos redimidos en la Real Caja de Amortización a un interés  del 3%”.  Las ventas comenzaron en el año de 1798 por las fincas de las cofradías, memorias, obras pías y patronatos de legos. ..”El pensamiento liberal -nos dice Juan Pro Ruiz- estaba desplazando progresivamente a la teoría medieval de los tres ordenes y a las versiones posteriores de la teoría social estamental en la que las vinculacioens civiles y religiosas habían tenido su razón de ser como sostén económico del privilegio a través de las generaciones”.

 Los protocolos notariales nos han permitido constatar cuales fueron las fincas enajenadas al amparo del Real Decreto de 19 de septiembre de 1798 en nuestra localidad, acto de carácter público que tuvo siempre como testigos a la primera autoridad municipal (D. Antonio Montoro) y el escribano público D. Juan Delgado Caballero. En el caso de Marmolejo, el decreto afectó a algunos bienes de la Cofradía de Ánimas y del Rosario y de la Obra Pía de Doña Julia Serrano Melero, institución benéfica (1) fundada en el mes de julio de 1702, cuyo administrador a la altura de 1800 era D. Acisclo Serrano de Lara, familiar del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba, vecino de la localidad.

 

Año de 1800:

 

 1).-  “Se ha subastado en esta villa una suerte de tierra de cavida de seis fanegas, las cuatro montuosas, situadas en el pago que nombran de Aragonesa, correspondiente a la Cofradía de Ánimas”. La finca fue comprada por Juan Criado Cerezo, vecino de Villa del Río. La suerte salió a subasta el 22 de abril de 1799, siendo la postura de D. Juan Criado Cerezo admitida en el mismo día por el alcalde ordinario D. José Delgado y el prior de la parroquia D. Julián Gallego. 

 

  2).-“En la villa de Marmolejo, a veinte días del mes de mayo de 1800, ante mi el Escribano del Rey y Nuestro Señor...pareció presente en las casas de su habitación y morada, D. Francisco Manuel Vizcaino, administrador de los bienes, frutos,  y rentas de la Cofradía de Ánimas, sita  en esta parroquia y dice: “que en virtud del Real Decreto de 19 de septiembre del año pasado de 1798 y posteriores resoluciones....se han  subastado en esta villa las dos hazuelas, la una de cuatro zelemines y la otra de seis, lindando una con otra, e inmediatas a la hermita de Jesús, cuyos diez zelemines fueron apreciados en 500 reales al respecto de 50 cada uno y a los que se hizo postura por D. Leandro Cañete, de esta vecindad, en 25 de febrero, en la cantidad de 338 reales con la cualidad de entregarlos en dinero efectivo. Verificada la aprobación del remate cuya postura después de varios requisitos, fue admitida en el día primero de marzo por el Señor D.  Antonio Montoro, Alcalde Ordinario de esta villa, por hallarlo arreglado a la literalidad del capítulo octavo de la Instrucción aprobada por S.M....”

 

   3).- “El 16 de mayo de 1800, comparece D. Leandro Cañete, vecino de esta villa y administrador de los bienes, frutos y rentas de la cofradía de Ánimas para proceder a la venta mediante subasta de un olivar de 117 pies situado en el pago de Cerrada en el sitio que nombran de Los Arroyos. El precio se tasó en 10.165 reales y fue hecha postura y comprado por D. Miguel Molina Lara, vecino de ésta, por 6.800 reales de vellón”.

 

     4).- “Venta por subasta pública el día 10 de julio de 1800 de un olivar de 121 pies en el pago de los Granadales perteneciente a la Cofradía de Ntra. Sra. de La Paz, cuyo administrador es D. Francisco Ayllón y Gallego. Lo compra D. Manuel de Ortega y Pulido por el valor de 33.880 reales.

 

    5).- “El 17 de julio de 1800 se procede a la venta de 206 olivos en el Camino del Cerro, propiedad de la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio en 42.230 reales. Se presentó oferta por D. Manuel Morillas de la ciudad de Andújar en 42.230 reales.

 

    6).- El 22 de noviembre de 1800 se procedía a la venta mediante subasta de una hazuela de tierra de seis celemines en la Pontanilla del camino del Calvario, apreciada en 350 reales, de la Cofradía de Ánimas. El administrador de dicha cofradía era D. Juan Manuel Vizcaíno y el comprador fue D. Francisco Adamuz.

Ermita de Jesús, donde eran enterrados algunos devotos cofrades de Jesús Nazareno a finales del siglo XVIII. 

Año de 1802:

 

    1).- Venta de un olivar de 68 pies, en el pago de Las  Calañas, sitio de las Azucenas, de la Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario, por el reverendo D. Julián Gallego, prior de esta parroquia, en virtud del Decreto de 19 de Septiembre de 1798. Se vende a D. Francisco Ayllón.

 

   

    En relación a las propiedades afectadas por la desamortización correspondientes a la Obra Pia de doña Julia Serrano se produjeron las siguientes ventas mediante subasta:

 

   1).-”Un huerto para alcarcel de cavida de media fanega, inmediato a la Huerta Nueva, y un olivar en las Calañas compuesto por 44 pies, apreciadas la primera en la cantidad de 400 reales de vellón, y la segunda en la de 5.940 reales, de las cuales se hizo postura por doña María de la Concepción Cañete, de esta vecindad en 18 de febrero de 1800”.

 

   2).- Un olivar de 130 pies y seis estacas situado en el Pago de Cerrada, con el nombre de la Portera de Tapia, apreciado en la cantidad de 26.150 reales. El 18 de febrero de 1800 hizo postura D. Manuel Ortega y Pulido en la cantidad de 16536 reales. Linda con olivos de D. José Herrero y Diaz y con las estacas de D. Ignacio Pérez de Vargas, ambos vecinos y Regidores Perpetuos de la ciudad de Andújar.

 

    3).- “Venta de un olivar en el pago de Cerrada llamado Comisario, de 119 olivos, valorado en 20.230 reales, perteneciente a la Obra Pía de  Doña Julia Serrano, a favor de Doña Elena García y Herrero. Ofrece en su postura el día 30 de abril de 1800, 13500 reales con la cualidad de entregarlos en moneda metálica al Comisionado de la Real Caja de Amortización de este Partido si se verificara la aprobación del Remate. Cuya postura después de varios requisitos fue admitida en el mismo día por el Sr. Alcalde D. Antonio Montoro....”.

 

    4).- “Venta por subasta pública de una casa de la Obra Pía de Julia Serrano, en la calle de Las Parras valorada en 3.696 reales. Compra D. Juan Molina y D. Juan Torralbo. Esta casa lindaba con el Navazo y con casas de D. Francisco de Ortega, Presbitero de esta vecindad”.

 

Notas:

 

(1) La Obra Pía era una fundación, generalmente de carácter benéfico, en la que se establecían una serie de servicios piadoso-asistenciales más o menos amplios sobre una base patrimonial, fijando también las condiciones, los beneficiarios y el funcionamiento.

Los bienes que se destinaban a tales instituciones formaban un todo indivisible que pasaba a formar parte del patrimonio de la Iglesia como propiedades vinculadas, por lo que, en la mayor parte de los casos, no se podían enajenar sin el permiso de las autoridades eclesiásticas. Capellanías y Obras Pías existían en las ciudades, pero sobre todo se prodigaban en los ambientes rurales, más desatendidos y necesitados que la población urbana de la época.

 

Fuentes y Bibliografía:

 

Antonia Carmona Ruiz: “El régimen económico de las cofradías de la Vera Cruz de Baeza en la primera mitad del siglo XVII”. Actas del III Congreso Nacional de Cofradías de Semana Santa. Córdoba 1996. Tomo I. Publicaciones de la obra social y cultural de Cajasur. Córdoba 1997.

 

Catastro del marqués de La Ensenada. Legajos 7840 y 7841; Archivo Histórico Provincial de Jaén.

 

Protocolos Notariales; Legajos 4070 y 40 71. Archivo Histórico Provincial de Jaén.

 

Juan Pro Ruiz: “Las tierras de las Ánimas ante el mundo moderno: Una interpretación del proceso desamortizador de las capellanías en los siglos XVIII y XIX”. Publicado en “In Memoriam Antonio María Calero”. Edita: Ayuntamiento de Pozoblanco y Diputación Provincial de Córdoba. Año 1998.

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