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Los arrendatarios olivareros a principios del siglo XX: El caso del marmolejeño Andrés Pastor Peña (1881-1957)
Publicado el 20 de Septiembre de 2021
El presente estudio tiene por finalidad hacer una aproximación a la figura de los arrendatarios de bienes rústicos en la Andalucía de comienzos del XX, poniendo el foco, especialmente, en la trayectoria personal del agricultor y arrendatario marmolejeño, Andrés Pastor Peña, personaje de talante emprendedor imbuido de principios conservadores, a pesar de su origen humilde.
Pregón de la Feria del año 1987
Publicado el 27 de Junio de 2023
En primer lugar bienvenidos y bienvenidas a este pórtico de nuestra Feria que hemos querido celebrar en la Plaza de la Constitución: antes, ahora y siempre, la plaza de todos. En mi nombre y en el de la Corporación Municipal, !Felices Fiestas!.
Es un honor hacer de pregonero de la Feria de mi pueblo, habida cuenta de que me consta la existencia de paisanos más cualificados que el que os habla, para llevar a cabo el presente cometido con plenas garantías de éxito.
Marmolejo y la Batalla de Bailén
Publicado el 26 de Agosto de 2022
Son abundantes las obras artísticas en conmemoración de la renombrada batalla de Bailén que, como es bien sabido, tuvo lugar en las inmediaciones de la localidad vecina un tórrido 19 de julio de 1808. Pueden contarse por decenas los poemas, cuadros, novelas, esculturas, partituras, etc. que conmemoran tal efeméride. Por poner un ejemplo cercano, recordemos el Monumento a las Batallas en la capital provincial, obra del insigne escultor santistebeño Jacinto Higueras, que conmemora dicho evento junto a la batalla de las Navas de Tolosa.
El comunismo marmolejeño: 1936-1959
-Manuel Perales Solís-
El comunismo marmolejeño en la República y en la Guerra:
Aunque el Partido Comunista de España tuvo su momento fundacional en 1921, tras institucionalizarse la división dentro del PSOE entre socialdemócratas y los partidarios de adherirse a la III Internacional liderada por Lenin, a nivel local no observaremos, hasta bien entrada la 2º República, actividades que hagan presagiar la existencia de un núcleo diferenciado de las organizaciones socialistas que convivían en el Centro Instructivo Obrero (PSOE, UGT y JJ.SS), aunque cuando eso ocurra los primeros comunistas matendrían su cordón umbilical con la UGT, organización sindical de inspiración socialista, en donde continuaron militando durante la República. En ese sentido la Casa del Pueblo de la calle Jesús fue la casa común donde convivieron los obreros socialistas y comunistas prácticamente hasta el final de la Guerra Civil. De alguna manera se podría afirmar que los primeros comunistas marmolejeños no llegaron a romper de forma radical con sus orígenes socialistas y se mantuvieron en un nivel de buena convivencia y entendimiento con los que habían sido sus compañeros en el sindicato y en la organización juvenil.
El momento de máxima tensión o desacuerdo pudo producirse en los últimos meses de la guerra, coincidiendo con el golpe de estado republicano promovido por el general Segismundo Casado y sectores mayoritarios del PSOE, liderados por Julián Besteiro, que buscaban poner fin al conflicto pactando con Franco una salida digna al bando perdedor frente a las tesis comunistas (apoyadas también por el Presidente de la República Juan Negrín) de alargar la guerra hasta provocar su internacionalización en aras de conseguir la anhelada ayuda de las potencias democráticas en su lucha contra el fascismo.
Con los escasos datos que se conservan sobre los inicios del comunismo local podríamos decir que el Partido Comunista Marmolejeño aún no estaba constituido como tal entre 1931 a 1936 y la mayoría de las reivindicaciones obreras campesinas de esos años se canalizaban a través de la Unión General de Trabajadores y su rama de la Tierra (FTT), si bien, poco a poco, la influencia de la propaganda comunista fue calando en una nueva generación de jóvenes existente en el seno de las Juventudes Socialistas que buscaban una República más combativa contra los privilegios históricos de la clase terrateniente andaluza y una mayor contundencia en la lucha contra el fascismo.
Precisamente el momento decisivo para la expansión del comunismo va a venir asociado a la unificación de la Juventud Socialista con la Juventud Comunista, hecho que tuvo lugar el 1 de abril de 1936 y que dio lugar a la Juventud Socialista Unificada, en la que es elegido secretario general Santiago Carrillo. La postura comunista de frente político y social contra el avance del fascismo, una vez se verifique el avance de las tropas del general Franco, fue dando frutos durante la guerra y paulatinamente muchos jóvenes de las Juventudes Socialistas Unificadas acabaron abrazando el comunismo.
Otro acontecimiento decisivo que aceleró la difusión del PCE, a nivel nacional, sería la constitución del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), el 23 de julio de 1936 en el que convergieron cuatro partidos: el Partido comunista de Cataluña, la sección catalana del PSOE, La unión Socialista de Cataluña y el Partido Catalán Proletario.
En septiembre de 1936 un grupo de afiliados a la UGT de tendencia procomunista, presentaron en Marmolejo el reglamento del “Radio Comunista Partido”, nombre que se le dió en los primeros momentos a la formación comunista. Dentro del desarrollo y evolución del comunismo local encontramos tres periodos perfectamente definidos:
-1º) Los años de República, en los que las ideas comunistas empiezan a calar en un determinado grupo de jornaleros del campo afiliados a la UGT y a las Juventudes Socialistas, pero aún sin estructura orgánica.
- 2º) La Guerra Civil, momento en que aparecen ya diferenciados del socialismo local e integrados en organizaciones propiamente comunistas que plantean sus estrategias políticas aunque sin dejar de pertenecer sindicalmente a la UGT.
- 3º) El periodo de Postguerra, etapa de represión y sufrimiento para la mayoría de la izquierda y especialmente para los afiliados de tradición comunista sobre los que el Régimen actuó quizás con mayor saña y dureza a fin de cortar de raíz las actividades guerrilleras subversivas impulsadas por el PCE desde las posiciones en Sierra Morena o las de tipo clandestino dirigidas a la clase trabajadora de la comarca de Andújar.
A pesar del control y la vigilancia del Régimen, hay que decir que en el periodo de Postguerra (1944 a 1958) observamos aislados conatos en las actividades clandestinas de la organización comunista empeñada en provocar un giro en el panorama político nacional al hilo de los avances bélicos obtenidos por las Fuerzas Aliadas. Pero finalmente la persecución implacable sobre unas organizaciones obreras enormemente debilitadas, con la mayoría de sus efectivos en las cárceles y en el exilio, junto a la paulatina consolidación del Régimen tras el respaldo de Estados Unidos, daría al traste con las esperanzas de acabar con la dictadura a corto o medio plazo.
Juan José Jurado Castro (n. 1916-m.1936).
Fuente: Familia Jurado-Arcos.
En los años de 2º República la afiliación al PCE aún era casi inexistente aunque podamos aventurar que las consignas llegadas desde la organización central ya empezaban a tener eco en determinados afiliados a la Juventud Socialista Unificada que unos años después, durante la guerra, decantaron su compromiso con mayor claridad hacia el comunismo.
Hasta estos momentos aún existía una convivencia, más o menos pacífica, dentro del Centro Instructivo Obrero entre socialistas y afiliados procomunistas. Es el caso de un buen puñado de individuos que como Juan José Jurado Castro, José Gómez Ruiz “Chindo”, Bartolomé y Francisco Rodríguez Peña (hijos del exalcalde socialista Andrés Rodríguez Gómez), Francisco Osuna Galiot, Juan Castejón Ruiz, José Blanco Vicaria, etc. iban a tener una activa participación en la huelga revolucionaria del 6 de octubre de 1934 organizada por la UGT y Partido Socialista. Es posible que otros muchos afiliados de los más jóvenes sintiesen también simpatías por el comunismo pero todavía es difícil de cuantificar dada la falta de documentos y de testimonios. Lo que sí parece claro es el origen socialista de la mayoría de los efectivos que fueron decantándose hacia la disciplina del PCE sobre todo a partir de 1936. Con todo, los límites entre socialismo y comunismo aparecían todavía difusos y lo que prevalecerá es una colaboración mutua entre ellos que se va a concretar fundamentalmente en el Comité Ejecutivo del Frente Popular donde convergían todas las fuerzas republicanas de izquierdas.
Francisco Osuna Galiot. (n. La Carlota, 1901-m. finca Valquemado de Andújar, 1951. Fuente: Josefa Osuna Bueno.
En el caso de Juan José Jurado Castro, afiliado socialista que luego se inclinaría hacia el PCE, le vemos incluso a la temprana edad de 16 años sufrir una semana de cárcel por protestar contra la medida caciquil de destitución de la corporación de mayoría socialista en marzo de 1934. Junto a él también se encontraban afiliados como Sebastián Collado Roldán, Manuel González Padilla (presidente de la colectividad “Vicente Uribe nº 1”), Manuel Pedrajas Rivillas (Comité del Frente Popular), su hermano Antonio y Juan Garrido Catalán (secretario de la colectividad “Vicente Uribe nº 1”). Todavía en estos momentos la Casa del Pueblo sigue siendo la casa común de toda la izquierda local. La definitiva separación ocurrirá en septiembre de 1936, con la constitución de la Asociación Política “Radio Comunista Partido” en la que acaban por afiliarse el grupo fundador del comunismo marmolejeño.
Como hemos apuntado el momento definitivo en la aventura comunista de muchos de estos jóvenes socialistas fue la Guerra Civil, momento en el cual un número de ello atraídos por la propaganda comunista empeñada en la defensa de una República social frente al avance del fascismo, se alistaron voluntarios en el Ejército Republicano, en brigadas dirigidas por líderes comunistas de calado nacional, mientras que otros resistieron como pudieron hasta el momento de su alistamiento en la milicia, o bien en el desempeño de responsabilidades de carácter político o social en la localidad, hasta que fueron finalmente detenidos tras la llegada de los “nacionales” el 28 de marzo procedentes de Conquista y Venta de Azuel.
José Gómez Ruiz “Chindo” (Marmolejo,1904-m.1985). Fuente: José Gómez Aguayo.
La corporación municipal que gobernó durante la Guerra tuvo una regulación legal excepcional. Se constituyó sin realización de elecciones municipales atendiendo su composición al peso político y social de las distintas organizaciones políticas y sindicales de clase coaligadas en el Frente Popular, siendo el PSOE y la UGT quien más consejeros (concejales) tuvo. Se le denominó Consejo Municipal y fue el órgano principal de gobierno de la localidad hasta el final de la Guerra. Constituido el 7 de agosto de 1937 en este Consejo, presidido por el socialista Ignacio Expósito Villar, entraron dos comunistas: José Gómez Ruiz de 33 años y Francisco Osuna Galiot, de 36 años. El primero formó parte en las Comisiones Municipales de Abastecimientos y de Beneficencia con el cargo de presidente de las mismas y Francisco Osuna Galiot ocupó una vocalía de la Comisión de Refugiados e igualmente en la de Abastecimientos. La marcha a los frentes de Galiot y de José Gómez propició el nombramiento de Francisco Rodríguez Peña y de Sebastián Collado Roldán para las vacantes de consejeros en agosto de 1938.
De los primeros afiliados comunistas con más peso en la organización, que no sobrevivieron a la Guerra Civil, conocemos el devenir trágico de dos de ellos, Juan José Jurado Castro y Juan Castejón Ruiz.
Juan José Jurado Castro tuvo sus comienzos en las Juventudes Socialistas. Era hijo de una familia de hortelanos propietarios de la Huerta de Herrero, donde vivía. Ejerció gran influencia entre los asociados al Centro Instructivo Obrero, fundamentalmente por su facilidad para escribir artículos y pequeños libritos de alto contenido didáctico. Luchador empedernido contra las prácticas viciadas y corruptas de los gobiernos caciquiles del periodo lerrouxista, su coherencia política le llevó una semana a la cárcel de Jaén, cuando sólo tenía 16 años.
El motivo fue su protesta contra la manera caciquil de destitución de la corporación socialista en marzo de 1934. Su participación en la huelga revolucionaria del 6 de octubre, con tan solo 17 años, le supuso la vuelta a la cárcel para cumplir una condena de 10 meses junto al resto de compañeros. Al estallar la guerra se alistaba voluntario el seis de octubre de 1936, siendo destinado a la zona de Ciudad Real. Días después su brigada era enviada al frente de Madrid donde murió en combate por la zona de las Rozas. Según la inscripción del Registro Civil de Madrid, su muerte se produjo el 27 de noviembre de 1936, a los 19 años, por un disparo de mortero. Sus restos mortales aún no han podido ser localizados.
El caso de Juan Castejón Ruiz nos resulta bastante similar. Era jornalero del campo, con domicilio en la calle de Las Huertas número 16. Tenía 27 años cuando fue encarcelado por tomar parte en la huelga revolucionaria del 6 de octubre de 1934. Cuando se incorporó a la milicia, fue destinado al frente sur-occidental de la provincia de Jaén, por la zona de Martos-Alcaudete donde fue capturado por el ejército sublevado y fusilado cerca de Albendín (Córdoba). Sus restos fueron enterrados en una fosa común en la zona de Albendín según el testimonio de sus familiares.
Para otros muchos afiliados comunistas y en general de la izquierda obrera republicana, inclusive la izquierda liberal democrática, el final de la guerra supuso un auténtico calvario de cárceles, torturas y campos de trabajo penados. En estos primeros años de postguerra las organizaciones obreras, entre ellas la comunista, quedaron totalmente prohibidas e inactivas con la mayoría de sus afiliados desaparecidos o fallecidos en combate, encarcelados o exiliados. Los que habían tenido la suerte de ser excarcelados mantuvieron, siempre que pudieron, una actitud solidaria con los compañeros perseguidos, a veces jugándose el pellejo, o bien optaron por echarse a la sierra para sobrevivir apartados de la civilización antes que ser sometidos a cárceles y mortales torturas
Dentro de los que sobrevivieron pero que sufrieron la represión franquista nada más finalizar la contienda sabemos que Sebastián Collado Roldán, en abril de 1943, estaba preso en la Prisión Celular de Barcelona y le era rechazada su solicitud de libertad condicional por el alcalde Francisco Rivillas Peña “dados los pésimos antecedentes, peligrosidad y actuación durante el dominio rojo en el que desempeñó el cargo de concejal comunista. No es acreedor a la concesión de libertad, en caso de otorgarla, con destierro a más de 250 kilómetros”. Desconocemos si finalmente la obtuvo, el caso es que hacia marzo de 1951 en un informe del brigada del puesto de la Guardia Civil de Marmolejo, destinado a Vicente Orti García, Presidente de la Junta Local de Libertad Vigilada, se le daba por fallecido.
De Juan Garrido Catalán, secretario de la colectividad “Vicente Uribe nº 1”, nacido en Marmolejo el 17 de agosto de 1913, albañil y jornalero del campo, afiliado a la UGT y al PCE, sabemos que se encontraba en Marmolejo al terminar la guerra y fue hecho prisionero los primeros días tras la victoria de los mal llamados “nacionalistas”, pasando por las cárceles de Marmolejo, Andújar y finalmente a la Provincial de Jaén donde ingresó en mayo de 1939. Fue condenado en Consejo de Guerra a pena de muerte el 16 de septiembre de 1943 por el delito de “Adhesión a la rebelión”. Al conocerse la sentencia su esposa Manuela Aroca Lozano solicitó la conmutación de dicha condena por la de 30 años de cárcel, petición que le fue concedida, pero no así la petición de indulto demandada en 1945 y que sería denegada en enero de 1946 por la Secretaría General de Justicia de Sevilla.
Tras la prisión de Jaén pasó a la de Yeserías (Madrid) en el otoño de 1944 y finalmente era trasladado a la Provincial de Sevilla donde quedaría adscrito a la 1ª Agrupación de Colonias Penitenciarias Militarizadas en Dos Hermanas (Sevilla) para redimir condena con trabajos forzados en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir. Durante largos años (abril de 1945 a agosto de 1952) era sacado para trabajar a diario en condiciones de penuria y dureza extremas a las obras de dicho canal conocido popularmente en aquella zona como el “Canal de los presos”. Aunque la mujer iba a llevarle el cesto de comida, muchos días esta no le llegaba y quedaba en poder de los guardias de vigilancia. Juan obtuvo la libertad condicional el 6 de agosto de 1952, fijando su residencia en Sevilla en la calle Sebastián Trujillo nº 19, del barrio de Nervión, donde murió el 4 de agosto de 1973.
Del la suerte corrida por Francisco Rodríguez Peña, podemos anotar que en el momento del alzamiento militar se encontraba viviendo con su familia en La Línea de la Concepción, donde su padre Andrés Rodríguez (ex-alcalde socialista) se había exiliado tras la revolución del 6 de octubre en Marmolejo y había rehecho su vida montando una pequeña panadería. Allí son detenidos su padre, su hermano Andrés, el abogado, y él mismo; los dos primeros son fusilados y Francisco sería llevado a un campo de concentración de donde milagrosamente logra escapar. Consigue llegar a Marmolejo y se pone al servicio del Ayuntamiento Republicano, vinculando a partir de estos momentos su compromiso ideológico con el PCE.
Juan Garrido Catalán (n. Marmolejo, 1913-m.Sevilla, 1973). Fuente: Juana Garrido Aroca.
Al finalizar la Guerra era detenido y encarcelado. Tras cumplir parte de la condena en Jaén fue trasladado a Sevilla, donde realizó trabajos para la redención de penas en la Estación de Córdoba. En la prisión sevillana conoció a su nueva compañera Rosario Campos Payán, natural de Gelves, con la que contrajo matrimonio y tuvo cuatro hijas. En los últimos años de su vida Francisco residió en la calle San Lucas de Coría del Río (Sevilla); allí contribuyó a la refundación del Partido Socialista y de la UGT en los primeros años de la Transición Democrática; fue miembro de la ejecutiva local del PSOE y formó parte de la lista de concejales de las primeras elecciones municipales por dicho partido en 1979. Francisco falleció cuando tenía 75 años, el 11 de junio de 1989. En Coria del Río era conocido como “El abuelo del Partido Socialista”.
Este fenómeno de la vuelta a los orígenes socialistas que contemplamos en la figura de Francisco Rodríguez, fue frecuente en mucha de la militancia que inició sus primeros pasos en la organización socialista durante la 2ª República. Curiosamente ocurrió igual con numerosos líderes que como Santiago Carrillo fueron en su día, referentes históricos del comunismo y que retornaron de nuevo a la órbita del socialismo democrático tras una experiencia comunista de más de 50 años. Lo he podido constatar igualmente en otros jóvenes de las Juventudes Socialistas de aquellos años que tras militar en el PCE (caso de Manuel González Roncero o el mismo José Gómez Ruiz “Chindo”) fueron pilares decisivos para la recuperación de la organización socialista en los años de la transición en nuestra localidad, pero ya afiliados, de nuevo, a la UGT y al PSOE.
Francisco Rodríguez Peña y su hija Rosario. (n. Marmolejo, 1914-m. Coria del Río (Sevilla), 1989). Fuente: Familia Rodríguez-Campos.
Mariano Jurado Castro (n. Marmolejo,1918-m. Aldaia (Valencia), en el centro, cumpliendo condena en 1944 en el Batallón de Trabajadores Penados nº 95 con sede en Gaucín (Cádiz). Fuente: Familia Jurado-Arcos.
José Pastor Luque, natural de Marmolejo, jornalero del campo, fue condenado a 20 años de cárcel por el delito de “auxilio a la rebelión”. Preso en la Prisión de San Sebastián, salió en libertad condicional en julio de 1943. Fuente: Archivo Municipal de Marmolejo.
Otros jóvenes comunistas como Mariano Jurado Castro, José Pastor Luque, Agustín Robles Rodríguez “Garabato” y Francisco Sánchez Alcaraz eran detenidos en Marmolejo en octubre de 1939, nada más regresar de los frentes. La nota de prensa aparecida en “La Hoja Oficial del Lunes” (1) editada por la Asociación de la Prensa, una vez más, se saltaba la presunción de inocencia tachándoles de asesinos e imputando a estos afiliados de la izquierda responsabilidades en la muerte de personas de la derecha que nunca pudieron ser demostradas. De hecho la justicia del Régimen, aunque los condenó a varios años de cárcel, incluso a la pena de muerte, en el caso de Mariano Jurado (hermano del dirigente fallecido Juan José Jurado), sin embargo la mayoría de ellos obtuvieron la libertad condicional en el verano de 1943 por falta de pruebas.
En cuanto al afiliado comunista Eduardo Castejón Ruiz, hermano de Juan, apuntar que tras su paso por los frentes de Granada era retenido en la plaza de toros de la capital granadina con cientos de presos republicanos, debiéndose de alimentar sólo con los escasos trozos de pan que les arrojaban los guardianes desde las gradas de la plaza. Muchos presos, como fue su caso, se alimentaron con un solo pedazo a lo largo de varios días y otros muchos pudieron comer gracias a la solidaridad que surgió entre los presos.
Mientras tanto el marmolejeño perteneciente a la Juventud Socialista Unificada, Manuel Casado Nieves “Ricopelo”, pudo pasar a Francia, tras combatir en la batalla de Teruel y del Ebro, el día 12 de febrero de 1939. Cuando tenía 18 años marchó voluntario al cuerpo de Carabineros, integrándose en el 40 Batallón, 3ª Brigada del 12 Cuerpo del Ejército Republicano. En Francia fue recluido en el campo de concentración de Saint-Cyprien. Ante la imposibilidad de regresar a Marmolejo donde era insistentemente buscado por las autoridades franquistas, quedó en el país vecino incorporado por el gobierno francés en la 37 Compañía de Trabajadores Extranjeros” en Charleville dans les Ardenes, cuya misión era frenar el avance de las tropas de Hitler en su expansión hacia Bélgica y Francia.
Durante la ocupación de Francia por los alemanes (2ª Guerra Mundial) hubo de prestar de prestar el Servicio de Trabajo Obligatorio en Burdeos, siempre bajo el control de las tropas alemanas. En esa etapa (1940-1944) vivió en la región francesa de Las Landas con otros refugiados republicanos españoles. En 1957 contrajo matrimonio en Burdeos con la francesa Françoise Marie Madeleine Foucher con la que tuvo tres hijos. Definitivamente su vida quedaría vinculada al país vecino donde recibió el valioso apoyo de los militantes del Partido Comunista de Francia que le ayudaron en su plena integración en la sociedad francesa de la postguerra.
Eduardo Castejón Ruiz (n.Marmolejo,1904-m. Marmolejo, 1975). Fuente: Eduarda Castejón Peña.
Manuel Casado Nieves “Ricopelo” (n. Marmolejo, 1918-m.Burdeos (Francia), 1992. Fuente: Magdalena Casado Foucher.
Agustín Robles Rodríguez “Garabato” (n.1913-m.2001) perteneció a la Juventud Socialista Unificada en sus primeros años de compromiso político-social. En 1934 participó en la Huelga General del 6 de octubre, convocada por UGT, sufriendo cárcel en Jaén durante 10 meses cuando sólo tenía 19 años de edad. Después, se alistaba a la organización comunista durante la República y la Guerra Civil. Hombre autodidacta, sabía leer y escribir correctamente a pesar de su origen humilde. Su padre era cabrero con residencia en la calle Norte nº 10. Él también se dedicó a este oficio y al de hacer picón y al desconejo en Sierra Morena, hasta que marchó al servicio militar nada más entrada la 2ª República. Finalizada la guerra fue detenido y enviado a la cárcel de Jaén. De ahí pasó al Campamento de Trabajadores Penados de Boadilla del Monte en Madrid. El día 6 de agosto de 1943 se le concedía la libertad condicional sujeta a destierro a más de 250 kilómetros ya que el alcalde consideraba peligrosa su presencia en Marmolejo. Agustín mantuvo su compromiso con el comunismo hasta su muerte, siendo uno de los dirigentes históricos en la localidad tras la muerte del general Franco.
Los comunistas marmolejeños en la Postguerra:
1.- Actividades comunistas en la sierra:
La Postguerra supuso indudablemente un punto de inflexión en las actividades de todos los grupos de la izquierda republicana.
Con las organizaciones democráticas abolidas y en el exilio la huella de la izquierda quedó relegada a las actitudes heroicas y solidarias llevadas a cabo, a título personal, por personas aisladas o por grupos minoritarios de ideología anarquista, comunistas, socialista e incluso de tendencia liberal-republicana, que desde posiciones de resistencia en Sierra Morena, o en los campos y caserías de nuestro entorno, se dedicaron a sobrevivir, con los recursos que le proporcionaba la madre naturaleza, en los intrincados laberintos montañosos de la sierra o en las zonas más habitadas del olivar serrano donde pudieron camuflarse sin levantar sospechas. Un refugio privilegiado, si lo comparamos con las penalidades de los campos de concentración franquista, pero no exento de peligro una vez que las autoridades del Régimen decidan tomarse en serio el problema de la guerrilla organizada por el PCE.
En concreto en nuestra localidad nos encontramos con un grupo de personas que llegadas de los frentes de guerra para retomar una vida normal con sus familias y en su trabajo, se van a ver perseguidos y avocados a huir al campo para evitar las cárceles franquistas, las sistemáticas torturas y los exhaustivos controles sobre sus vidas. Este grupo inicial formado por gentes de ideología socialista y comunista estuvo formado por Francisco Osuna Galiot (comunista), Baldomero Arévalo García “Buengusto” (socialista), Manuel Gómez Oliveira “El Portugués” (comunista), Jacinto Medina Lozano “Periquito el de la Concha” (socialista); Cristóbal Egea Sorroche “Egea” y Manuel Durán Martínez “Sevillano padre”(socialista).
En un primer momento llevaron una vida de cazadores furtivos, aislados en Sierra Morena, con esporádicos contactos con sus familiares y enlaces de confianza que les ayudaban a vender las piezas cazadas proporcionándole de paso una mínima intendencia. Luego hacia 1945, con la llegada a la zona del dirigente comunista andujareño Francisco Expósito Prieto “Gafas”, les veremos, con ciertas reticencias, obligados a aceptar la disciplina orgánica, a fin de llevar a cabo acciones de carácter político y militar contra el franquismo impulsadas por el comité provincial del PCE que había sido reorganizado en Andújar desde 1944 de manera clandestina.
Marmolejo con Sierra Morena al fondo. La cercanía de la sierra, favoreció el refugio de los perseguidos de la izquierda marmolejeña a lo largo de toda la Postguerra, constituyéndose en lugar seguro para poder sobrevivir durante los años de mayor represión de la dictadura del general Franco. Foto: Archivo Manuel Perales.
La cuenca del Yeguas, en Sierra Morena, a la altura de fincas como Valquemado y La Aliseda, fue lugar habitual de refugio del grupo de huidos de Marmolejo. Fotografías tomadas desde el cerro de “La Buitrera” ubicación del refugio de Francisco Osuna Galiot “Vidrio” y Manuel Martínez Bueno “Rosendo”. Fuente: Manuel Perales Solís.
También, pero esta vez en el olivar de sierra, en una casería del pago de Cerrada, vamos a detectar la presencia de un humilde hombre de campo, Manuel Martínez Martínez, dedicado al cultivo de la finca de olivar denominada La Fresnadilla, cercana al viejo caserón de la Marquesa. De manera individual y totalmente aislado va a realizar una particular lucha contra el franquismo, ayudando al grupo guerrillero liderado por los hermanos Jubiles. Comunista libertario, según nos relata el miembro más joven y único superviviente de los Jubiles, el bujalanceño José Moreno Salazar, el casero era de estatura bajita y vivía allí con su familia formada por su mujer Elena Pérez Contreras, y cinco hijos/as: Julia, Juan, Manuel, Ana, Miguel y Julio. Este hombre valiente dio cobijo al grupo de Los Jubiles, formado por guerrilleros republicanos de ideología anarquista, cuyos componentes eran en su mayoría de Bujalance, al menos durante tres años, entre 1942-1944; les permitió descansar esporádicamente en la casería proporcionándoles intendencia y ayudándoles como guía en sus incursiones desde la campiña a Sierra Morena, pues Manuel conocía perfectamente los intrincados caminos de la sierra desde su llegada de tierras almerienses para trabajar en la serranía de matero y piconero. Así nos lo describe en su obra autobiográfica José Moreno Salazar “El guerrillero que no pudo bailar” (2):
“Desde que los civiles descubren “Valseín”, el grupo se cobija en “La Fresnadilla” cerca de la desembocadura del río Yeguas. Sus habitantes son arrendatarios de Marmolejo, unas bellas personas que arriesgan sus vidas ayudando a los perseguidos sin pedir nada a cambio. El cabeza de familia, Manuel Martínez, hombre bajito, se ha jugado el pellejo muchas veces. Él y su esposa rondan los 60 años y tienen cinco hijos: la primogénita, de 22, el varón mayor, de 18; la tercera, de 16 y los pequeños, 14 y 12 años. Manuel siente y defiende el único comunismo auténtico: el libertario. Confiamos en su discreción pero sólo hablamos claro en la intimidad del pajar: la norma es informar a los colaboradores lo justo. En total somos catorce hombres, demasiados para vivir en una casa, por eso Juan Rodríguez, Tomás Martínez, “Bigotín”, Mateo Alcalá Cabanillas y “El Boy” se fueron anoche a casa de unos amigos en Adamuz. Nosotros también marcharemos pronto con destino a la sierra, allí nos reuniremos con Juan y los demás...
Juan Cachinero Montoro "Obispo", natural de Cardeña (Córdoba),se incorporó al grupo de huidos de Marmolejo en 1942. Durante la República había entrado en contacto con dirigentes comunistas de Villanueva de Córdoba,siendo uno de los difusores de las ideas obreristas entre los cardeñeros. Murió en la encerrona de la Loma Candelas en la madrugada del 8 de enero. Su cadáver fue reclamado por sus familiares siendo trasladado a Cardeña en un carruaje. Foto, cedida por gentileza de los familiares.
La cuenca del Yeguas, en Sierra Morena, a la altura de fincas como Valquemado y La Aliseda, fue lugar habitual de refugio del grupo de huidos de Marmolejo. Fotografías tomadas desde el cerro de “La Buitrera” ubicación del refugio de Francisco Osuna Galiot “Vidrio” y Manuel Martínez Bueno “Rosendo”. Fuente: Manuel Perales Solís.
Casería desaparecida de La Fresnadilla (año 1990) en el término municipal de Marmolejo. Fuente: Manuel Perales Solís.
Estamos de acuerdo en que debemos salir de “La Fresnadilla” esta misma noche. Durante un buen rato estudiamos las posibles rutas. La del río Yeguas será imposible porque habrán reforzado la vigilancia. Parece más sensato tomar la del Santuario de la Virgen de la Cabeza y dar un gran rodeo hasta el “Coto de Quirós”, lugar de encuentro acordado con el grupo de Juan. El problema, además de desconocer esta ruta, es que el terreno resulta pobre en montes y quedaremos demasiado expuestos si los civiles siguen nuestras huellas. Manuel, el casero, interviene: “Os voy a proponer algo, lo aceptáis y a callar. De momento esta noche no salís de aquí. Si vienen los civiles, moriremos luchando; -”Eso no puede ser Manuel. Eres más valioso de colaborador que pegando tiros o haciendo de guía. No comprometeremos ni un segundo más tu vida y la de los tuyos. No hay más que hablar: ahora mismo preparamos la marcha”. Manuel calla pero al rato, mientras apañamos la comida y el armamento que cada cual debe cargar, insiste: -”Haced cuenta de uno más”. Francisco que nones y el casero que pares: -”Yo no voy como guerrillero sino de guía y conocedor del terreno. Cuando lleguemos a zona segura, me vuelvo”. Ha sido piconero muchos años y conoce de memoria estas sierras: -”Por la Sierra de La Centenera andan los perseguidos de Marmolejo, yendo conmigo les encontraremos. Es una zona muy tranquila y quizás podáis vivir con ellos en armonía”. Francisco no cree que los de Marmolejo nos quieran de compañeros: -”Ellos actúan de una forma muy distinta a la nuestra, viven como los primitivos; sus enlaces venden lo que cazan y, a cambio, les suministran productos básicos; evitan a toda costa enfrentarse con los civiles. Nos deben muchos favores, incluso la vida. Cuando les encontramos parecían salvajes, curamos sus heridas y les dimos dinero y armamento. Hay algunos que valen pero algo deben temer porque nunca han querido contactar con nosotros”. Francisco no habla más claro por respeto al casero (que es comunista) aunque todos sabemos que el problema radica en que ellos son comunistas y nosotros anarquistas. Mas no hay otra alternativa que la de Manuel: El viejo, pistola en mano, encabeza la marcha: -”Voy delante. Si topamos con los civiles, prefiero morir primero, conmigo se pierde menos”. Atravesamos muchos sitios peligrosos y nunca consiente ir en retaguardia: “Que no, que no, vosotros sois jóvenes y os queda mucho futuro”. Cunde el camino, el viejo nos lleva con la lengua fuera y, de amanecida, estamos en Sierra Centenera. Desde un monte elevado, Manuel nos señala la zona donde se hallan los de Marmolejo y una vereda que conduce a la choza de “El Sevillano” y sus hijos, también perseguidos. “Allí suelen refugiarse las noches de mal tiempo”. Agradecemos su ayuda, ya nos encontraremos pasado un tiempo prudencial: -”Que no, Manuel, no hace falta que te quedes hasta que aparezcan los de Marmolejo. Ya nos apañamos nosotros”. Francisco Rodríguez está contento: estos montes son buenos para escondernos y vivir tranquilos”.
Manuel continuó colaborando con los Jubiles hasta su detención el día 24 de diciembre de 1943. Había nacido en Alcubillas, una pedanía del municipio de Gergal (Almería) en 1890, donde trabajaba en las minas de la zona. Siendo aún chaval se casó con Elena Pérez Contreras, joven de otra pedanía de Gérgal, y decidieron irse a trabajar a Larache (Marruecos), por entonces protectorado de Marruecos, donde les nació Julia, la mayor, en 1919. Tras su paso por la milicia en Menorca y posteriormente por Barcelona para trabajar en los túneles de Montserrat, desencantado de la vida en la ciudad, un buen día le llegaron noticias sobre repartos de parcelas por la sierra de Montoro, cerca de Los Rasos, y decidió volver a Andalucía para trabajar, esta vez, en el cultivo de unos “ranchos” por la zona de La Aliseda.
Desde allí encontró la oportunidad de arrendar la finca de olivar de La Fresnadilla una vez terminada la guerra. Su hija la mayor, Julia, se casó en una ceremonia civil realizada probablemente en 1943 en la Casilla del Peligro, próxima a La Fresnadilla con Mateo Alcalá un miembro del grupo guerrillero. Ofició la ceremonia Francisco Rodríguez, comandante del Ejercito Republicano y actuaron de testigos el resto de miembros del grupo y la dueña de la casilla Teresa Garrido Molina que vivía allí con sus hijos/as encomendada al cultivo de los olivos de aquellas empinadas laderas sobre el Guadalquivir.
Julia Martínez Pérez (n. Larache, 1919-m.Marmolejo, 1949) y su hermana Ana (derecha), hijas de Manuel Martínez y de Elena Pérez Contreras. Ana se casó en 1943 con Mateo Alcalá Cabanillas, joven jornalero bujalanceño de ideología anarquista, que formaba parte del grupo guerrillero de los hermanos Jubiles. Fuente: Ana Lara Peña.
Manuel Martínez Martínez (n. Alcubillas de Gérgal (Almería), 1890-m. Marmolejo, 1960. Fuente: Archivo Municipal de Marmolejo.
Los Jubiles siguieron encontrando en la Fresnadilla un lugar seguro gracias al compromiso solidario de Manuel Martínez. Nos relata José Moreno en la obra ya citada que: “dos días después del asalto a la finca montoreña de Dehesa Alta (enero-febrero de 1943), para vengarse de la muerte del compañero Francisco Parrado, gracias al hijo del casero, no nos cogieron dentro de La Fresnadilla por unos minutos. Como el casero era un hombre muy experto todo lo preveía y para que sus hijos estuvieran vigilando sin llamar la atención, les compró una manada de pavos que todo el día estaban pastando por el campo y los paveros tenían la doble misión de la vigilancia de los movimientos de la Guardia Civil y como los chicos eran muy espabilados, se juntaban con otros hombres y con los mismos guardias y estaban muy atentos a todas las conversaciones y rumores. Aquel día vieron a un grupo de guardias que cogían el camino de su casa y uno se quedó al cuidado de los pavos y el otro corrió a avisarnos con el tiempo justo y pudimos salir de la casa antes de que llegaran los guardias, pero a unos cien metros nos parapetamos, porque sabíamos que si decían de registrar todo se habría perdido, ya que en nuestra precipitada huida todo había quedado por medio e incluso aún continuaban allí las caballerías de Dehesa Alta.
Cuando vimos llegar a la casa a aquel numeroso grupo de guardias, pensamos que ya no habría salvación para aquella familia y pensamos vengarlos allí mismo. Los guardias estaban confiados, ignorando que estaban en su mayoría bajo el punto de mira de nuestros fusiles. Se pararon en la puerta de la casa y llamaron al casero; salió este y con los dedos tensos en el disparador de nuestras armas vimos como el jefe que mandaba aquella fuerza se adelantaba y extendía la mano al casero como un viejo amigo y como los teníamos tan cerca oíamos la conversación y esto nos contuvo para no empezar a disparar a diestro y siniestro. Era un teniente muy amigo del casero de la Fresnadilla y tan pronto le saludó le dijo: nos marchamos porque tenemos que registrar todas las casas de este término, pero que aquella no la registraban. El casero insistía: !pasen!, !pasen!, y el teniente decía: !Vamos Sr. Manuel! Usted no es de los sospechosos. El insistía para inspirar más confianza, pero el teniente dándole una palmada, le dijo: perdone la molestia.
Hace falta una serenidad muy grande para representar una comedia tan bien como la estaba representando nuestro colaborador, sabiendo que a unos metros estábamos apuntando con nuestro fusiles y que en unos momentos todo podría saltar por los aires. Era un hombre pequeño pero !qué corazón más grande!”....
Mateo Alcalá Martínez (izquierda) hijo de Julia Martínez y de Mateo Alcalá, con el único superviviente del grupo de Los Jubiles, José Moreno Salazar (centro), el 5 de junio de 2005, con motivo de la inauguración de monumento a Los Jubiles en el cortijo Mojapié del término municipal de Montoro (Córdoba). Fuente: Manuel Perales Solís.
Pero el drama para Manuel y su familia se empezó a escenificar desde el día de Nochebuena de 1943, tal y como quedó recogido en el testimonio de su nieto Mateo Alcalá Martínez que recabé en junio de 2005:
“La tragedia para mi familia: mi abuelo, mi madre y mis tíos y tías, sobreviene desde el día 12 de diciembre de 1943 en que la Guardia Civil mata estratega principal de Los Jubiles, el capitán del ejército republicano Juan Rodríguez Muñoz, cerca de Baños de la Encina en el cortijo de Nalvalcardo (3). Su cadáver será llevado a Andújar y allí le registran una cartera donde la Guardia Civil vio anotado el nombre de La Fresnadilla. Hasta entonces mi abuelo no había levantado sospechas: era un hombre sereno, valiente, que sabía llevarse bien con los guardias que a menudo iban por la casería haciendo rondas de vigilancia, pero definitivamente aquel hecho cambió el sino de toda la familia, pues el día de Nochebuena, la Guardia Civil llegó buscando a mi abuelo y le dijo que tenía que irse con ellos hasta el pueblo, donde sería interrogado y torturado.
Aún estaban allí en la casería refugiados mi padre, Mateo Alcalá, y mi tío Manuel, y probablemente Baldomero Arévalo y “El Obispo”, de Cardeña que los visitaban a ratos aunque no durmieran allí. Al ver que pasaba el tiempo y el abuelo no volvía, Mateo y Manuel empezaron a temer lo peor, así que decidieron marcharse a lugar más seguro y juntarse con el resto de huidos de Marmolejo que andaban en la zona de La Dehesilla y de la Loma de Candelas. Pasaron unos días y llegó la mañana del día 7 de enero; de pronto se oyeron a los perros ladrar como desesperados. Mi familia sabía que aquellos perros solo ladraban cuando se acercaban los guardias, pues nunca lo hacían si llegaban los Jubiles, por lo que se temieron lo peor. De pronto unos disparos acallaron a los perros e inmediatamente los guardias se echaron encima de la casería; la registraron hasta el pajar pues parece ser que el principal delator Juan Olmo apodado “El Abisinio” (colaborador de las Guardia Civil desde principios de diciembre) les había dicho que buscaran en el pajar que era donde mi padre solía esconderse.
Mientras tanto sacaban a toda mi familia al patín frontal de la casa; a mi abuela Elena y a mi madre las colgaron en un eucalipto, con las manos atadas hacia atrás para que hablasen, y a mis tíos, los más pequeños, Miguel y Julio, los encañonaron hacia la parte de atrás de la casa para que no viesen la actuación de aquellos guardias. A mi madre la llevaban de un lado para otro por medio de los olivares cercanos tirándole tiros al suelo, cerca de los pies, para atemorizarla y obligarle a que “cantase” el lugar donde se hallaba escondida la partida. A la dueña de la casilla del Peligro y a una hija que vivía con ella también la detuvieron. Aquel acto macabro finalizó con todos esposados camino de Marmolejo donde fueron encerrados en la cárcel de la calle Canalejas”.
En la madrugada del siguiente día, cayeron en la Loma Candelas una parte del grupo de huidos de Marmolejo, encontrando la muerte por disparos de la Guardia Civil y de diversos voluntarios falangistas: Baldomero Arévalo García, el esposo de Julia, Mateo Alcalá Cabanillas y su hermano Manuel, así como el casero de La Loma Ramón Lara Gómez y Juan Cachinero Montoro apodado “El Obispo”, natural de Cardeña, que llevaba con ellos desde 1942, y que era de ideología comunista.
Manuel Martínez fue condenado por “auxilio a huidos” a tres años de prisión que hubo de cumplir en el penal de Puerto de Santa María (Cádiz); tenía en el momento de su detención 54 años. Su mujer Elena Pérez, con 56 años de edad, fue condenada también a tres años en la Prisión Central de Mujeres de Málaga, a donde se llevó a su nieto (el hijo de Julia) que acababa de nacer para criarlo. En cuanto a Julia ya en cinta cuando su detención, padeció prisión en Jaén (donde le nace su hijo Mateo) y posteriormente en Segovia, de donde salió en 1948 gravemente enferma. Fallecía en Marmolejo el 21 de mayo de 1949, apenas cumplidos los 30 años de edad.
El resto de la vida de Manuel, tras su salida de la cárcel y hasta su fallecimiento en Marmolejo en 1960, discurrió trabajando con su familia y su nieto Mateo en diversas fincas de la zona de Sierra Morena (Valdelagrana, Montelegre y La Centenera) entre el Santuario de la Virgen de La Cabeza y el límite geográfico con la provincia de Ciudad Real.
Las evoluciones de otros afiliados comunistas como Francisco Osuna Galiot “Vidrio”, Manuel Martínez Bueno “Rosendo” y el portugués Manuel Gómez Oliveira, que andaban huidos en la sierra junto a otros miembros del grupo de huidos de Marmolejo iban a ceñirse entre 1939 a 1945 a actividades de pura supervivencia muy próximas al área agrícola más poblada del olivar, donde a menudo se abastecían de sus enlaces y caseros. La muerte del compañero Francisco Córdoba Uclés, vecino de Cañete de las Torres, el 28 de mayo de 1941 en la Centenera, cerca de la casa Berros, hizo que el grupo se replegara hacia posiciones más seguras en los valles de La Aliseda y cerro de La Buitrera.
El semanario republicano en el exilio mejicano “España Popular” (4) se hizo eco, sin mencionar el nombre de la muerte de Uclés, en su número del día 14 de junio de 1941: “La Guardia Civil, las bandas falangistas y toda la pandilla de desalmados encargados de cazar a los luchadores del pueblo, trabajan sin desmayo para la captura de los gloriosos guerrilleros que andan por las montañas andaluzas y extremeñas. ´´Últimamente fue detenido uno de estos defensores de la República popular, diego Pérez de la Cruz, al que se acusa canallescamente de inmensos delitos. La Guardia Civil dio también otra fuerte batida por las montañas de Marmolejo. Atacó con saña la fortaleza donde han estado viviendo durante muchos meses un grupo de guerrilleros que han venido dando muchos disgustos a las fuerzas franquistas. En el combate entre los perros franquistas y los héroes populares resultó muerto un guerrillero, pero no pudieron detener a ninguno de los demás”.
Francisca Bueno Correas, natural de Marmolejo, esposa de Francisco Osuna Galiot “Vidrio”. Fuente: Josefa Osuna Bueno.
Elena Pérez Contreras (n. Gérgal (Almería), 1888-m. Mataró, 1976). Fuente: Mateo Alcalá Martínez.
Francisco Osuna Galiot “Vidrio” había nacido en La Carlota en 1901, pero desde pequeño vivió con su familia trabajando en la sierra en una finca cercana al cerro del “Vidrio”, cerca de Los Rasos. Ennovió con la marmolejeña Francisca Bueno Correas a la que conoció en una de las fondas donde habitualmente vendía las piezas de caza y con la que, al parecer, formó pareja de hecho, fijando su domicilio conyugal en el callejón de La Posada (hoy calle Guadalquivir). Desde su adolescencia continuaba dedicado a los trabajos en la sierra, realizando carbón y picón, pero fundamentalmente a la caza del conejo y del venado y del zorzal, piezas que luego vendía por las casas de las familias pudientes de la localidad y por las distintas fondas y hoteles, tarea en la Postguerra realizaría Francisca.
Aunque era un hombre de sierra sin embargo le vemos participar activamente en las actividades reivindicativas del Centro Instructivo Obrero, a través del sindicato socialista UGT, en cuya Federación de la Tierra parece que militó según los testimonios de diversos dirigentes históricos del socialismo marmolejeño con quienes tuve ocasión de entrevistarme. En 1936 es uno de los fundadores del Radio Comunista Partido por cuya representación ocupó plaza de concejal a partir de agosto de 1937.
La muerte de su hermana Josefa en 1937 y la marcha a los frentes en 1938, iban a suponer en su vida dos trances personales importantes. El segundo condicionó definitivamente su trayectoria posterior pues aunque sobrevive a la contienda en los duros frentes de Teruel, su vuelta a Marmolejo, ya con casi 40 años, le iba a suponer todo un auténtico calvario, según el testimonio de su hija Josefa, la mayor, nacida en 1934. Fue detenido y sometido a torturas que le pusieron al borde de la muerte, al igual que otros muchos compañeros de la izquierda. Asustado y perplejo por el régimen de terror instaurado en la localidad se marchó una noche a la sierra donde ya empezaba a fraguarse el grupo de afiliados huidos de Marmolejo.
En 1945 con la incorporación del guerrillero andujareño de ideología comunista Francisco Expósito Prieto “Gafas” (5) se invitaba a los de Marmolejo a que tomasen partido en la lucha guerrillera contra el franquismo. Según Moreno Gómez (6) este encuentro tuvo lugar en Sierra Morena, término de Marmolejo: “En la madrugada del 9 de enero de 1945, “Gafas” y “Aragonés” llegaron, con un guía, al lugar llamado La Aliseda, a una majada de cabreros, donde se hallaban Manuel “El Portugués” y Jacinto “El de la Concha”, más tres cabreros y el enlace Ricardo “Granaino”, que más tarde también se vería obligado a saltar al monte. En un segundo campamento, La Buitrera, a unos tres kilómetros del anterior, se hallaban otros tres maquis: Frasquito “El Vidrio” (el jefe general) y “Rosendo”. Y en un tercero, en el Valondillo, no muy lejano, se hallaba el resto de la partida: Manuel “El Sevillano” y su hijo Manolillo, Juanito “El Matero”, Antonio “El Manquillo” y Domingo Cortecero”.
Tras numerosas reuniones en La Buitrera, refugio de “Vidrio”, se decidió la necesidad de crear una dirección política dentro de la guerrilla, se eligieron los siguientes cargos:
-Secretario general: Francisco Expósito Prieto “Gafas”
-Secretario de Organización: Manuel Martínez Bueno “Rosendo” (comunista)
-Secretario de Agitación y Provisiones: Manuel Gómez Oliveira “Portugués” (comunista).
Junto a ellos el resto del grupo, germen de la 21 División Guerrillera lo forman en ese momento (7):
-Francisco Osuna Galiot “Vidrio”, jefe de la guerrilla, natural de La Carlota, aunque con familia y residencia en Marmolejo (comunista).
-Víctor Padilla Aina “Aragonés”(comunista)
-Manuel Gómez Oliveíra “Portugués”, (comunista) con residencia en Marmolejo
-Jacinto Medina Lozano “Periquito en de la Concha” (socialista), natural de Marmolejo
-Manuel Durán Matínez “Sevillano padre”, oriundo de la provincia de Sevilla con residencia en Marmolejo (socialista).
-Manuel Durán Carrasco “Sevillano hijo mayor”
-Domingo Cortecero Gómez “Narciso”, natural de Fuencaliente (Ciudad Real)
-Juan Estrella Barroso “Petaca”, procedente de la provincia de Cáceres.
-Antonio León Villa “Calandrio”
-Juan Hernández Barazas “Matero”.
Francisco Expósito Prieto “Gafas” al poco tiempo de alcanzar el exilio Francés. Natural de Andújar, fue jefe de la 21ª División de la 2ª Agrupación de Guerrilleros. Su presencia en Sierra Morena a partir de 1944 fue determinante para la organización de la guerrilla. Consiguió llegar a Francia a finales de 1948. Fuente: Luis Miguel Sánchez Tostado.
Domingo Cortecero Gómez, "Narciso", n.Fuencaliente (Ciudad Real) 16-2-1921; m.Barcelona 28-1-1992). Natural de Fuencaliente (Ciudad Real),se unió al grupo de "Vidrio" y "Portugués" en 1942, al negarse a prestar elservicio militar franquista. Fue detenido el 27 de mayo de 1948 en un cortijo cerca de Malagón (Ciudad Real), donde se recuperaba de las heridas sufridas, unos meses antes, en un tiroteo con la Guardia Civil, al tiempo que se encargaba de custodiar la multicopista donde se imprimía el periódico comunista "Lucha" y diversas octavillas propagandísticas del PCE en la clandestinidad. Falleció en Barcelona donde marchó a trabajar con su familia. (Foto de Domingo Cortecero cedida por su sobrino D. Tomás Cortecero Cachinero).
Lugar donde se encendía el fuego para cocinar dentro del refugio del grupo de “Vidrio”, instalado en una pequeña repisa del cerro de La Buitrera. Foto: Manuel Perales Solís.
Refugio-abrigo en el cerro La Buitrera (Finca Valquemado) de Francisco Osuna Galiot “Vidrio” y su grupo. Visita realizada en 2007 por su nieto Francisco Gallardo Osuna. Foto Manuel Perales Solís.
La actitud inicial de los de Marmolejo es comentada así por el propio Francisco Expósito “Gafas”: “Sentíamos que nuestro trabajo era ingente y que nuestro grado de responsabilidad era mayor que el de los camaradas que llevaban seis años en el monte dado que no habíamos perdido contacto con los planteamientos del partido, mientras que aquellos, forzados por las circunstancias, muchas veces actuaban en contra de los intereses de la revolución...nos vimos sorprendidos por la ausencia de actividades colectivas, habían acentuado primitivas e individualistas formas de organización. Celebramos una reunión de partido en la Buitrera razonando la necesidad de acabar con las actividades encaminadas sólo a conseguir suministro y a prácticas como la del sorteo para repartir las armas y ropas. Les contaba cómo se luchaba en las cárceles, el entusiasmo y esperanza que motivaba a todos los camaradas, la desmoralización que iba cundiendo en el enemigo al comprobar cómo en toda Europa se iba barriendo el fascismo y tratamos de contagiarlos de responsabilidad política. Nos escuchaban, sin embargo, recelosos. Su único afán había sido salvar la vida y sobrevivir” (8).
Es la misma impresión que ya tuvieron los hermanos Jubiles sobre los huidos de Marmolejo, pero si en aquellos años, entre 1941 y 1944 no obtuvieron una colaboración más activa de ellos, parece ser que “Gafas”, si consiguió involucrarlos en la lucha contra el franquismo. En este sentido es posible que la influencia de los efectivos socialistas del grupo, pesara en esa actitud de esperar pacíficamente en la sierra el momento de la caída del régimen, esperanzados en una intervención final de los países democráticos, circunstancia que finalmente no ocurrió. Pero tampoco hay que descartar que se mantuviesen expectantes, sin hacer mucho ruido, para desactivar en lo posible las amenazas y tratos vejatorios de las autoridades locales sobre sus familiares más directos (esposas principalmente) que vivían en Marmolejo y que sufrían casi a diario un auténtico calvario.
Definitivamente la evolución de los acontecimientos internacionales, la consolidación del régimen dictatorial y la situación de precariedad en la sierra agravada por el acoso de la Guardia Civil debió pesar en la postura de abandonar el individualismo y el aislamiento para buscar una mayor protección y, sobre todo, los recursos alimenticios y materiales necesarios provenientes de la organización comunista, haciendo así más llevadera su situación en la sierra. Por eso a pesar de las reticencias iniciales es probable que acabasen aceptando la disciplina y la estrategia política impuesta por el PCE, acatando el principio de la unidad de acción, como vía de salida a sus dramas personales.
La idea del dirigente “Gafas” era abrirse al entorno social; tomar contacto con los campesinos, carboneros, cabreros descubriendo simpatizantes y creando enlaces. Además se mantendrían contactos regulares con la organización clandestina del PCE en Andújar a través de reuniones que se celebraron en los refugios más seguros de los guerrilleros (La Buitrera). Estas actividades de carácter político-militar de la guerrilla en Sierra Morena que a continuación resumo por orden cronológico han sido estudiadas profusamente por el historiador Francisco Moreno Gómez y por Luis Miguel Sánchez Tostado. A sus estudios me remito y a mis propias investigaciones sobre el tema:
Año de 1945:
Durante todo el año de 1945, se detectan acciones de la guerrilla de “Vidrio” en el sureste de Ciudad Real por Calzada de Calatrava y Mestanza. Tras diversos incidentes de la guerrilla con la Guardia Civil a lo largo del verano fruto de la fuerte represión desatada contra las células comunistas en la comarca de Andújar y la Sierra, Osuna Galiot, decide separarse de “Gafas” hacia primeros de Septiembre, quedando en la sierra más cercana a Marmolejo y viviendo nuevamente de la caza de liebres y conejos junto al cardeñero Juan Hernández Barazas “El Matero” y el andujareño Antonio Martínez Cámara “El Manquillo”. No cabe duda que las muertes de dos veteranos cazadores furtivos, conocidos del Vidrio, como Antonio Prieto Sánchez “Pereto”, natural de Marmolejo, y Juan Olalla “Chato”, a manos de la Guardia Civi,l tuvieron que hacer mella en la moral de Francisco Osuna. Estas muertes ocurrieron el 10 de junio, en la garganta de La Aliseda, muy cerca del refugio de “Las Buitreras”.
Sin embargo el resto de huidos de Marmolejo siguen las consignas de “Gafas” y toman rumbo al norte del Santuario de la Virgen de la Cabeza, dirigidos ahora por Víctor Padilla “Aragonés”, hacia los límites de Ciudad Real intentando contactar con grupos guerrilleros organizados de la 2ª Agrupación de Ciudad Real, hecho que finalmente se produce en los primeros días de 1946 en Sierra Mojina (Ciudad Real) cerca de Hoyo de Mestanza. Esta 2ª Agrupación Guerrillera, de mayoría comunista, comprendía la 21, 22 y 23 Divisiones guerrilleras y cada división, a su vez estaba formada por tres guerrillas; al mando de cada una hubo un jefe político elegido por el partido, y en su defecto por votación. Su área de acción abarcaba las provincias de Ciudad Real y zona de norte de Jaén.
La 21 División, que actuó fundamentalmente en las sierras de Andújar y Marmolejo, estuvo dirigida por Francisco Expósito “Gafas”. Cada guerrilla en su zona tuvo la misión especial de reunir a los jornaleros de numerosas fincas y arengarlos sobre la necesidad de tomar las armas y rebelarse contra el Régimen así como la necesidad de incorporación de voluntarios a la lucha guerrillera.
Año de 1946:
En los primeros días de enero de 1946 contactan con los guerrilleros de la 2ª Agrupación de Ciudad Real, Osuna Galiot y sus dos compañeros “Matero” y “Manquillo”. Todos ellos acaban integrándose en la 21 División Guerrillera de predominio comunista, cuyo cerebro político era Francisco Expósito Prieto “Gafas”. Prácticamente los marmolejeños quedaron integrados en la 3ª Guerrilla de esta 21 División formada tras la Asamblea de marzo de 1946 del Valle de Alcudia (cerca de la localidad de Almadenejos).
El jefe de la 21 División era Dionisio Castellano “Palomo”, y el jefe de la 3ª Guerrilla, Francisco Osuna Galiot “Vidrio”. El Delegado Político fue Víctor Padilla Aina “Aragonés”, y el resto de los guerrilleros eran: “Portugués, “Rosendo”, Jacinto “El de la Concha”, “Sevillano padre”, Manuel Durán Carrasco “Sevillano hijo”, “Matero” y “Manquillo”.
En el mes de mayo tiene lugar una cita acordada en el Valle de Alcudia, en un jaral próximo a la venta de La Inés para realizar un intercambio de planes entre el jefe de la 21 División Guerrillera, Dionisio Castellanos García “Palomo” y los jefes de las tres guerrillas en que se subdividía: “Cantillana” de ideología socialista (1ª guerrilla); Ángel Jiménez Santos “Revisor”(2ª guerrilla) y “Vidrio” (3ª guerrilla). Tras la reunión de La Inés, las tres guerrillas se dispersaron dirigiéndose la del “Vidrio” hacia Fuencaliente (Ciudad Real), y la de “Cantillana”, con “El Gafas”, hacia el entorno de Puertollano donde se produce la toma de Aldea del Rey por estos dos jefes guerrilleros.
Después de esa acción encontramos a “Rosendo”, “Sevillano padre” y a Domingo Cortecero aproximándose en el mes de agosto a Marmolejo para ver a familiares y enlaces. En el mismo mes vuelven a Fuencaliente para de nuevo contactar con la guerrilla de “Cantillana” y la de “Vidrio”, a fin de informarles de la desarticulación de la 2ª guerrilla de “Revisor” (Ángel Jiménez Santos), ocurrida el 7 de julio.
Antonio Expósito Sánchez “Pereto” junto a su esposa Ana María Ruiz Donate. Antonio era cazador furtivo y actuaba de enlace con los huidos en la sierra. Encontró la muerte a manos de la Guardia Civil en la zona de La Aliseda, el 10 de junio de 1945. Fuente: Francisca Prieto Ruiz.
Con la desaparición de la 2ª guerrilla, se reestructura, hacia final de Agosto, la 21 División, pasando a ser su jefe Francisco Expósito. Surge un nuevo jefe de guerrilla llamado Antonio Lara “Jardinero” o “Braulio” en la que encontramos hacia el mes de octubre, formando parte a Manuel Martínez “Rosendo” y a Domingo Cortecero. El 25 de dicho mes dicha guerrilla tendría un encuentro con la Guardia Civil en el barranco de Los Lobos, entre Almodóvar y Brazatortas, donde es herido en una pierna “Rosendo” y muerto el compañero “Azaña” (Braulio Muñoz Fernández).
Año de 1947:
A mediados de junio, la 21 División, vivió el trágico desenlace de las muertes del “Matero” y “El Manquillo” ajusticiados por sus propios compañeros, seguramente por algún mal comportamiento en el transcurso de un tiroteo con la Guardia Civil en la noche del 17 de junio. Al día siguiente, no lejos del cortijo de Navalaborrica (Andújar), aparecieron los cadáveres de Juanito “El Matero” y de “El Manquillo de la Fuensanta”.
También durante el mes de junio Francisco Expósito, había preparado un programa político de oposición al referendum de la Ley de Sucesión convocado por Franco para el 6 de julio. En tal contexto puso a sus guerrilleros a hacer campaña electoral, arrojando octavillas durante la noche en caseríos, cortijos y en algunas poblaciones manchegas. Estando en estas acciones, el grupo comandado por “Vidrio” hizo una incursión en la provincia de Ciudad Real, sufriendo el ataque de la Guardia Civil en el término municipal de Aldea del Rey. Aquí pereció el 27 de junio, Manuel Gómez Oliveira “El Portugués”, uno de los más veteranos en la sierra y amigo personal de “Vidrio”. Según la versión que le narró el enlace Ricardo “Granaino” a la viuda del “Portugués” en la huida Manuel se había quebrado un pierna y el mismo decidió poner fin a su vida antes de ser capturado por la Guardia Civil (9).
Manuel Gómez Oliveira “Portugués” (n. Portalegre (Portugal)-m.Aldea del Rey (Ciudad Real), 1947). Fuente: Manuela Gómez Redondo, nieta de Manuel.
Juana Serrano Fernández (n.Pozoblanco, 1906-m. Andújar 1994), esposa de Manuel Gómez Oliveira “Portugués”, ya de mayor. Fuente: Manuela Gómez Redondo.
Manuel Gómez Serrano (n.Marmolejo, 1934-m. Andújar, 1994), hijo de Manuel Gómez Oliveira. Fuente: Manuela Gómez Redondo.
Su muerte iba a suponer un duro golpe a la 21 División. Manuel Gómez Oliveira era natural del distrito de Portalegre (Portugal). Había sido uno de los que se echaron a la sierra sin que conozcamos con exactitud las circunstancias que actuaron como desencadenante de tal decisión. Sabemos que presentó solicitud de vecindad en Marmolejo el 11 de diciembre de 1933, bajo el apellido castellanizado de Manuel Gómez Olivas, y que casó con Juana Serrano Fernández, oriunda de Pozoblanco (Córdoba) a la que conoció en el poblado de La Lancha (Andújar).
Su llegada a Marmolejo se remontaba a los años en que se estaba construyendo la presa de La Lancha en el río Jándula, es decir, entre 1927 a 1931. Como el resto de portugueses que recalaron por Marmolejo por esos años, anhelaba mejorar sus condiciones de vida dejando atrás un país en horas difíciles tanto en el plano económico como político, tras la instauración de la dictadura del general Gomes da Costa. Manuel se integró bien en su nueva tierra de adopción y como él decía muchas veces cuando alguien le preguntaba extrañado por el sentido de su lucha en un país que no era el suyo: “la patria de uno es donde se trabaja y donde se forja su porvenir”.
Procuró sentirse uno más luchando hasta el final de sus días por un futuro mejor para el país que lo acogió. Trabajó en las obras de La Lancha de barrenero y en la construcción de la carretera de La Centenera (1930-1931), gracias a la recomendación de otro compatriota suyo, José María Estévez Pérez, (conocido popularmente por el “Tío Estévez”) , obrero cualificado y persona de la máxima confianza del ingeniero de las obras, José Moreno Torres. José María Estévez tenía encomendadas tareas de dirección de los trabajos de la presa y de la mediación para la contratación de los obreros destinados en esta magna obra. La afiliación de Manuel Gómez, al Centro Instructivo Obrero no está confirmada a pesar de que los informes municipales de la postguerra lo ubicaban como persona simpatizante del Partido Socialista. La derecha franquista le había imputado su participación en los asesinatos cometidos en el años de 1936, aunque este tipo de acusaciones, difíciles de demostrar, se las hicieron a la gran mayoría de los afiliados a la izquierda marmolejeña una vez finalizada la guerra.
Juana, la mujer de Manuel sufrió en sus carnes las consecuencias de la persecución de su marido. En estos años ser la esposa de un perseguido político era vivir en la miseria y en la postergación social más absoluta aunque ella, valiente convencida, como Manuel, de sus ideales comunistas, supo bandear todas las adversas circunstancias con las que se encontró en estos duros años de postguerra. En varias ocasiones estuvo presa y fue torturada en el calabozo de Marmolejo para que cantase “donde estaba Manuel”, al que nunca dejó de ver entre los años 1940 a 1947 y con quien seguía manteniendo relaciones esporádicas en la serranía más cercana a Marmolejo. Esos encuentros resultaban tan evidentes que les ocasionaron aún más problemas con las autoridades. De los once embarazos que tuvo durante estos años, sólo le sobrevivió un hijo, Manuel García Serrano; el resto murieron nada más nacer, o aún pequeños, dada la escasez de alimentos y las penalidades de la madre para poder sacarlos adelante. Cada embarazo suponía levantar nuevas sospechas y nuevas palizas en el calabozo, pero Juana, enormemente enamorada de su esposo no pudo prescindir de verlo siempre que pudo, y aunque ella se negaba a tener más hijos, Manuel le decía “que con la pena de uno, tenemos que hacer otro”.
Los martirios sufridos por esta mujer en el calabozo fueron los habituales a los que sometían a todas las esposas y compañeras de los huidos en Sierra Morena: pelarlas al cero, hacerles tomar aceite de ricino, pasearlas totalmente desnudas por las calles obligándolas a cantar el “Cara al Sol”, no dejarlas dormir haciéndoles caer gotas de agua sobre la cabeza, arrancarles las uñas, etc. En concreto a Juana un número de la Guardia Civil apellidado Conejero, le dio un tiro en el vientre estando detenida, del que le quedaron restos de metralla con la que convivió muchos años después hasta que la operaron a vida o muerte en Jaén en el hospital San Juan de Dios de la Beneficencia. A su hijo Manuel también lo colgaron boca abajo del pozo del Ayuntamiento por haberse defendido de unas injurias propinadas por un hijo de una autoridad local. Sobrevivió a tanta desdicha, con la ayuda de personas solidarias de la localidad, entre ellas Francisco Calero, y vendiendo hortaliza en la plaza de Andújar, a donde acudía a diario andando desde Marmolejo hasta que finalmente cambió su residencia a esa ciudad hacia 1959. De los años de paz y felicidad conviviendo con su compañero Manuel en el poblado del pantano del Jándula es esta coplilla que le sacaron sus propios compañeros de trabajo en La Lancha (10):
En el rio de La Lancha
pescaba una parejita,
con la pesca de la boga
que es la pesca más bonita.
La niña se enamoró
del más gordo que había.
El niño por darle gusto,
tres veces la echó en la falda,
y por comérselo crudo
le han hecho daño las rapas.
Año de 1948:
Hacia comienzos de año la 21 División se había reestructurado: sus tres guerrillas aparecen lideradas por tres comunistas marmolejeños: “Rosendo”, Manuel Durán “Sevillano hijo” y Francisco Osuna Galiot “Vidrio”. El 27 de mayo era detenido en una redada en la casa de un tal Chaparra, a las afueras de Malagón (Ciudad Real), Domingo Cortecero Gómez que se había incorporado al grupo de Marmolejo en marzo de 1942. Aún se encontraba convaleciente de las heridas sufridas en un percance con la Guardia Civil en la finca Moratalá, cerca de Manzanares (julio de 1947), donde Domingo se encargaba de custodiar la multicopista donde se imprimía el periódico “Lucha” y una serie de octavillas propagandísticas. El hecho fue imputado, según Sánchez Tostado, (11) así como la detención de todo el Estado mayor de la 2ª Agrupación Guerrillera, a la entrega voluntaria del guerrillero Vicente Rubio Babiano (“Pedro el Cruel”), en abril de 1948. Su colaboración permitió a la Guardia Civil localizar el lugar donde se encontraba la imprenta clandestina desde donde se tiraba el periódico Lucha que tuvo una vida de casi dos años, guardándose celosamente por sus creadores la ubicación de su imprenta clandestina en un cortijo de Malagón. Este periódico destinado a la labor de concienciación ciudadana y de los campesinos de la zona de actuación de la 2ª Agrupación Guerrillera, fue iniciativa del jefe de la 21 División, Francisco Expósito “Gafas”. En su difusión colaboró al parecer activamente la guerrilla de “Vidrio, empleándose a fondo durante 1947 y 1948 en la tarea de organizar charlas y mítines entre el campesinado y gentes de la sierra, así como en la difusión de octavillas y del periódico “Lucha”.
El 24 de julio se producía la autodisolución de la 21 División de “Gafas” debido a la desarticulación del Estado Mayor de la 2ª Agrupación Guerrillera de Ciudad Real (12). Los grupos se reunieron en Asamblea en un lugar de Sierra Morena, en el Viso del Marqués (Ciudad Real) y el Centenillo (Jaén) y diseñaron la estrategia de evasión a Francia. De los tres grupos formados sólo el liderado por Expósito Prieto logró llegar a Francia. Los otros dos comandados por “Rosendo” y Manuel Durán “Sevillano hijo” respectivamente, no pudieron alcanzar el objetivo pues hubieron de desistir ante el peligro de avanzar en campo abierto a través de la amplia llanura manchega.
Se sabe que “Rosendo” y Manuel Durán Carrasco regresaron a sus refugios de la sierra en la que se mantuvieron con escasas acciones guerrilleras ante la ausencia del liderazgo del andujareño Francisco Expósito, dedicados ahora, tan sólo, a acciones de mera supervivencia.
En cuanto a Manuel Durán Martínez “Sevillano padre”, intentó camuflarse en la provincia de Sevilla donde sería detenido el 4 de octubre de 1948 en Lantejuela. Acabó sus días viviendo con su hija Amalia en la barriada de La Pañoleta de Sevilla. Finalmente Manuel Durán Carrasco sería herido y detenido el 17 de noviembre por la guardia Civil en el lugar conocido como Huerta del Puerto, del término municipal del Viso del Marqués, encerrona en la que la Guardia Civil obligó al propio padre a actuar de guía tras de ser detenido en Lantejuela. El hijo del Sevillano fue deportado a la prisión del Puerto de Santa María y de allí a la de Segovia, donde murió por inanición hacia 1953, a causa de la condiciones de dureza y precariedad que hubo de padecer. En las últimas cartas a su hermano Juan así se lo hacía saber, pero la familia falta de los más elementales recursos materiales, en condiciones de extrema pobreza no pudo atender sus peticiones.
En cuanto a Francisco Osuna decir que sus movimientos hacia finales de 1948 se detectan por toda la Sierra Morena y zona sur de Ciudad Real, al lado de su compañero Vicente Díaz “Quina”
Año de 1949:
El 7 de mayo, la pareja “Vidrio” y “Quina” están a punto de sufrir un percance en el Cerro Rio Hornillo de Andújar. Una patrulla de la Guardia Civil detectó la presencia de “Quina” en el cerro, lo tirotearon, pero consiguió huir dejando atrás una escopeta y un macuto. El 22 de julio se les volvió a ver en el mismo término, en el cortijo de Fontanarejo, en busca de víveres. Por la misma fecha era detenido en el Centenillo el guarda de la finca Carvajal, Bernardo Morales Cebrián, como colaborador de “Vidrio”.
Hacia el 14 de octubre “Rosendo” aparece en la finca de Nava la Higuera, de Andújar. El 22 de noviembre se les ve en el cortijo de Navamartina, de la Carolina, junto a su compañero José Vargas Romero (un herrero natural de El Centenillo), donde sacrificaron una cabra y se llevaron víveres. A finales de año hicieron acto de presencia en Baños de la Encina. En cambio la pareja de Vidrio y Quina se ocultaron con más sigilo, viviendo de la caza por las fincas de Valquemado y Montealegre, sin llamar la atención por la comisión de atracos para poder subsistir.
Año de 1950:
Este año lo define Moreno Gómez como “la recta final de un proyecto fallido, de una lucha sin apoyos, ni en el interior, ni en el exterior, y el final de una resistencia inútil, ante un dictador poderosamente instalado sobre su victoria contra la España democrática. Pensar que todo había sido inútil debió de ser el mayor tormento de los últimos supervivientes acorralados por la muerte. El día 23 de marzo, a las 19 horas, en el sitio Cerro Padre Santo (cortijo Cantador o Contador) de la Carolina. Desde el día anterior la fuerza armada se hallaba inmersa en una gran batida para toda la zona, hasta que localizaron a los dos guerrilleros. Se parapetaban los dos “Rosendo” y “Vargas”, en una atalaya entre grandes rocas. Los cercaron y les hicieron Salir a bombazos. Lograron escapar del primer cerco, pero otros guardias, de un segundo cerco, les cortaron el paso y sucumbieron”.
Según el testimonio de su hermana Dominga Martínez, el teniente que intervino en la emboscada confesó al padre de Manuel Martínez (El ganadero Rosendo Martínez García) que “su hijo ha muerto luchando”. Años antes Manuel había mandado a su padre una carta premonitoria a través del enlace “Pereto”, en la que decía: “Padre: quiero morir defendiéndome; no quiero morir delante de las estrellas”, refiriéndose lógicamente a la forma de morir de otros muchos guerrilleros sorprendidos por la guardia civil mientras dormían al raso en encerronas nocturnas.
Manuel Martínez Bueno “Rosendo”, nació en Marmolejo en 1916 y murió a manos de la Guardia Civil, el 23 de marzo de 1950, cerca de La Carolina (Jaén). Perteneció al grupo de huidos de Francisco Osuna Galiot “Vidrio” y de Manuel Gómez Oliveira “Portugués”. Más tarde se integró en la guerrilla comunista de Francisco Expósito Prieto “Gafas”, donde ocupó el cargo de Secretario de Organización del Comité del PCE en la sierra, en 1945. La foto fue cedida por su hermana Dominga (q.e.p.d.) y está sacada en Martos, a donde Manuel viajó unos días antes de echarse a la sierra, para despedirse de unos familiares suyos.
Año de 1951:
En relación a Francisco Osuna, el 23 de octubre del año anterior se tienen las últimas noticias de acciones en el cortijo de Los Alarcones de Baños de la Encina en donde consiguen algunos comestibles. Pero el 13 de mayo de 1951 llegó el momento de su muerte. A primera hora de la noche de ese día en el lugar conocido como “Los Horcajos de Aragón”, vaguada muy accesible de la finca de Valquemado, a escasos metros del cerro Las Buitreras (lugar escarpado y de difícil acceso donde tenían su refugio) fueron sorprendidos por una patrulla de Guardias civiles. De nuevo varias descargas de los guardias camuflados entre el monte dieron con el cuerpo de Francisco Osuna en el suelo de un denso jaral. También caía su compañero Vicente Gómez Díaz “Quina”. Sus restos fueron llevados al cementerio de Andújar donde reposan en una fosa común. Una vez más al enlace que los delató, al parecer un recovero de Andújar, el régimen le recompensó con una pequeña vivienda a las afueras de la ciudad. Estaba a punto de cumplir los 50 años. Hoy se le recuerda junto a Manolo “El Portugués” y otros muchos perseguidos socialistas y comunistas en un monolito funerario levantado en el cementerio civil de Andújar en honor de todas las personas de izquierdas de nuestra comarca que fueron perseguidas y/o abatidas en Sierra Morena durante estos crueles años de la Postguerra.
Las historias de Mojapiés y La Loma Candelas volvían a repetirse. Es posible que fueran ellos los últimos huidos que aún quedaban por capturar en nuestra y quizás en Andalucía. Habían transcurrido más de diez años desde que se iniciara aquella aventura por la libertad, pero si su intento quedó truncado, quienes podemos narrar y analizar estos hechos con la perspectiva y la serenidad que nos permite el paso del tiempo, nos sentimos obligados a rescatar su memoria del olvido decretado durante largos años por el régimen autoritario del general Franco. Tiempo, dicho sea de paso, en que la única contestación notoria al Régimen, desde posicionamientos de la izquierda, sería la que estos hombres, herederos del legado democrático republicano y del obrerismo reivindicativo y transformador de comienzos del XX, realizaron de forma voluntarista y en condiciones de plena inferioridad, desde los confines de Sierra Morena.
2) Las actividades comunistas en el valle:
El aparato comunista desde mediados de 1944 se había constituido en la comarca de Andújar donde fue instalado el Comité Provincial por el mayor número de afiliados. “Ante el optimismo producido por el aislamiento internacional sobre Franco, hizo que demasiadas personas tuviesen acceso a las reuniones y a la propaganda subversiva. Según Sánchez Tostado la Guardia civil actuó contundentemente y a finales de julio de 1945 consiguió que uno de los enlaces de este comité en Madrid confesara y arrastrara consigo a toda la organización de la provincia. Desde los últimos días de julio los máximos representantes de la Guardia Civil en la provincia acompañados por numerosos efectivos se desplazaron a Andújar y pueblos limítrofes con el objetivo de reforzar los destacamentos debido a la magnitud de la organización que se trataba de desmantelar. Conforme se sucedían los interrogatorios, con la aplicación de aquellos “medios de convicción” que tantos éxitos proporcionaron a la Benemérita, los más débiles empezaron a dar nombres, y tras estos, otros. Se efectuaron registros domiciliarios donde apareció abundante propaganda comunista y poco a poco se estrechó el cerco a los responsables políticos de los comités. Se instruyó la causa 687/45 por la que fueron encarcelados nada menos que 115 personas (12 de ellas de Marmolejo) y unos 30 se vieron obligados a huir antes de ser apresados” (13).
El comité provincial del PCE que activamente trabajaba, se había constituido en la primavera de 1944 en Andújar aprovechando la euforia producida por las victorias sobre los nazis de las tropas aliadas. A las células comunistas les fue fácil multiplicar sus afiliados y simpatizantes en los pueblos de Sierra Morena favorecidas por la acción desplegada por los guerrilleros, brazo armado del partido, que mantenían en jaque a la Guardia Civil y a propietarios de derechas. Esta actividad trascendió a toda la comarca donde se constituyeron comités locales en diversas localidades, entre ellas Marmolejo, que se pusieron mano a la obra para colaborar en la estrategia de la organización comunista lanzada desde Madrid por el Comité Central y cuyos impulsores en la comarca fueron el panadero Juan Planet López (secretario provincial del PCE), su hermano José, Fernando Cazalla Ruiz, Francisco Porras Expósito, Bernardino Expósito Ciudad y Fernando Rodríguez Canales integrantes del Comité Provincial de Andújar (14) .Todos ellos difundieron por la comarca la necesidad de recabar ayudas para socorrer a las familias de los presos políticos y colaborar con el Socorro Rojo Internacional y con las unidades guerrilleras que luchaban para desestabilizar el régimen franquista.
Los hermanos Planet fueron detenidos y condenados a pena de muerte junto a otros responsables de la organización provincial; en concreto Juan Planet fue ejecutado. En Marmolejo el comité local en la clandestinidad que fueron detenidos en la redada de julio de 1945, estaba dirigido por Antonio Pedrajas Rivillas (Secretario Comité local), Manuel Gallardo Velasco (Presidente) y el joven José Zamora Zamora (Secretario), apareciendo además como cotizantes:
-Antonio Riveiro Martinho
-Cristóbal Godoy Ruiz “Ninani”
-Francisco Ruiz Garrido “Moreno”
-Bartolomé Casado Lozano “Pataseca”
-Pedro Mudarra Esteo “Sereno”
-José Requena Ros
-José Blanco Vicaria
-Jerónimo Cano Vicaria “Perdigón”
-Pedro Pedrajas Vicaria “Meloja”.
No todos los detenidos eran afiliados al Partido Comunista sino que colaboraban con una cuota voluntaria recaudada por miembros del PCE de la localidad para ayudar a las familias de los presos políticos al igual que otras muchas personas del pueblo nada sospechosas para el Régimen. Los detenidos fueron juzgados en consejo de guerra en Jaén y condenados según los casos, a distintas penas de cárcel e incluso pena de muerte. Estos fueron los detenidos:
1) Antonio Pedrajas Rivillas fue condenado a pena de muerte que le fue conmutada, sufriendo condena en la prisión Central de Burgos. Antes de la guerra había pertenecido al Partido Socialista.
La redada de julio de 1945 contra la organización clandestina del Partido Comunista de España en la comarca de Andújar, costó largos años de cárcel a sus dirigentes locales, entre ellos Manuel Gallardo Velasco “Salvaora”, presidente del PCE (izquierda), Antonio Pedrajas Rivillas “Moreno el cortaor”, secretario general (centro) y Antonio Riveiro Marthino, cotizante a la organización (derecha), todos ellos jornaleros del campo. Aquí les vemos en la cárcel de Burgos hacia principios de los sesenta. Antonio Riveiro está acompañado de su hija María, joven muy comprometida durante la Transición Democrática con la organización del PCE marmolejeño, en cuyas listas electorales se presentó como candidata junto a Félix Gallego y Francisco “El de Julia”, para ocupar puestos de concejala. Fuente: Ascensión Riveiro Sorroche.
En 1955 todavía se encontraba en Burgos, según un escrito de 13 de abril, de la Junta Local de Libertad Vigilada, interesándose por su situación.
2) Manuel Gallardo Velasco “Salvaora”, estuvo afiliado en la República a la UGT; en la guerra era el presidente de la Colectividad número 3 de la Sociedad Defensa de la Agricultura de UGT. Al finalizar la Guerra fue hecho prisionero en la cárcel de Jaén. En el momento de su detención en julio de 1945 era presidente del comité local del PCE y aún se encontraba en libertad vigilada. Sufrió de nuevo prisión en Jaén y posteriormente era trasladado a Burgos junto a sus compañeros Antonio Pedrajas y Antonio Riveiro Marthino. En 1955 aún estaba en prisión.
3) Antonio Riveriro Marthino “Buque” y “Portugués”, cotizante, condenado a pena de muerte por el delito de “Auxilio de la rebelión” conmutada a treinta años y un día de prisión. Fue decisiva la mediación realizada por su amigo y compatriota José María Estévez “Tío Estévez” ante el cónsul de Portugal en Sevilla, Antonio de Sertina, quien a través de la embajada portuguesa en Madrid realizaría eficaces gestiones a favor de la conmutación de condena con el propio Franco. Conseguido el objetivo el cónsul envió una misiva a José María Estévez congratulándose del éxito de las gestiones e instándole a mantener un comportamiento leal con el régimen victorioso. En sus primeros años en Marmolejo (1926/1927), Antonio estuvo afiliado a UGT, incluso en abril de 1943 un informe del Ayuntamiento habla de que “era del Partido Socialista, cazador furtivo que mantenía contacto con los rojos. No sirvió en el ejército rojo por ser extranjero”.
Antonio Riveiro Marthino (n. Forneas (Portugal), 1910-m. Marmolejo, 1969).
Debió de ser entonces a partir de 1944 y 1945 cuando mantuvo cierto compromiso político con la organización comunista instaurada clandestinamente en Andújar. Desde la prisión de Jaén fue trasladado a la de Burgos el 31 de octubre de 1946 hasta el 7 de marzo de 1964 en que era puesto en libertad condicional. En agosto de 1965 elevaba escrito al capitán general de la IX Región Militar “en súplica de que me sean concedidos los beneficios de los dos últimos indultos promulgados por el Estado Español”, según obra en un escrito de Antonio comunicándole dichos términos al director de la Prisión Provincial de Burgos.
Riveiro era portugués, hombre sencillo y trabajador, dotado de gran sensibilidad. Había nacido el 19 de diciembre de 1910 en la pequeña aldea de Forneas en la feligresía de Sobreira Formosa, provincia de Castelo Branco, según obra en su partida de bautismo. Abandonó su tierra como otros tantos compatriotas suyos acuciados por la pobreza en que se encontraba el país vecino, decidiendo adentrarse en España a través de Badajoz, para finalmente afincarse en Marmolejo en donde de inmediato se encomienda al trabajo en Sierra Morena dedicado a la elaboración de carbón y picón vegetal en las fincas de La Dehesilla y Valdeleches. En 1938, en plena Guerra Civil, contrajo matrimonio civil con Melencia Sorroche Castillejo, joven nacida en Cóbdar (Almería) que ya llevaba algunos años con sus padres trabajando y viviendo en la sierra. Melencia sufrió también encarcelamiento en agosto de 1945, y como otras muchas mujeres de afiliados de la izquierda, también fue torturada.
A este portugués le restaba poca vida que disfrutar en libertad, aun vigilada, tras su salida de la prisión de Burgos, en 1964, pues el 12 de mayo de 1969 fallecía en su domicilio de la calle Pérgolas, físicamente debilitado por los largos años de cárcel, a los 58 años de edad. Unos meses antes aún tuvo tiempo de visitar su pueblo natal de donde había partido apenas cumplidos los 20 años. En 2008, con motivo de una visita a esta bella zona de Portugal tuve ocasión de visitar Forneas y la cabeza de la feligresía, Sobreira Formosa. Conmovido por la historia de sufrimiento injusto e inhumano de este marmolejeño de adopción quise rendirle mi pequeño y particular homenaje donando a la Biblioteca Municipal de Sobreira Formosa, en la persona de uno de sus concejales, un ejemplar de “La Memoria Rescatada” con el deseo que su recuerdo perdurase entre sus compatriotas.
4) De José Zamora Zamora nos llama la atención la historia triste y turbulenta vivida como consecuencia de su compromiso político con el Partido Comunista, circunstancia que le iba a ocasionar serios problemas con las autoridades locales al ser acusado de pertenecer a la organización clandestina de dicho partido en la comarca de Andújar. Concretamente era secretario del Comité Local del PCE de Marmolejo y por tal motivo era detenido en julio de 1945, siendo encarcelado en Jaén y, posteriormente en Burgos, donde murió, próximo a cumplir los 38 años, tras arrojarse por el hueco de la escalera de uno de los pabellones de la prisión. En el expediente de su muerte, el Director de la Prisión de Burgos habla de un acto de suicidio, aunque este hecho luctuoso no quedó del todo aclarado en opinión de sus sobrinos. Durante sus años en la prisión de Burgos se había dedicado a estudiar para redimir parte de su condena, especialmente la asignatura de “Religión Católica” con la que se obtenía más redención que con las otras materias, pero la realidad es que a los presos se les hacia la vida imposible, con torturas físicas y psicológicas que acababan minando la moral, máxime si la condena era larga como en el caso que nos ocupa. Unos meses antes de su muerte, José, había solicitado al director de la Prisión la redención de algunos días de condena tras de haber sacado buenos resultados en sus exámenes, pero ésta le fue denegada.
El acto del suicidio, en opinión del historiador Francisco Moreno, representó una última protesta contra el fascismo ejercida en situaciones límites por muchos miembros de la izquierda. Una de las consecuencias de la derrota y de la ola represiva del franquismo fue un incremento del índice de suicidios que se ha podido evaluar en un 30% por encima de la media de los años anteriores a la postguerra según éste estudioso de la represión franquista sobre la izquierda republicana. José Zamora también compartió prisión en Burgos con los dirigentes comunistas marmolejeños Manuel Gallardo Velasco “Salvaora”, Antonio Pedrajas Rivillas “Moreno el cortaor” y Antonio Riveiro.
Por lo que sabemos, José, era un joven autodidacta, nacido el 2 de noviembre de 1915 en Carboneras (Almería), empeñado en su tiempo de ocio a formar en Marmolejo a los hijos de los jornaleros que no podían asistir a la escuela nacional por tener que ayudar a sus familias en las tareas agrícolas. Por estos gestos y por su carácter afable era muy apreciado, según testimonios de personas mayores que le conocieron y que lo refieren como persona de gran humanidad y al extremo solidaria. Su profesión principal era la de peón caminero dedicado fundamentalmente al arreglo de los caminos y de las carreteras del término municipal. Las autoridades franquistas le seguían la pista buscando una excusa perfecta para detenerle. Será precisamente en el trabajo donde se desencadenen los hechos que condujeron a su detención: un mal día que pasó por el lugar donde se encontraba trabajando, junto a otros peones camineros, un hombre que estaba interesado en localizar un atajo para subir a la sierra desde el pueblo, José le indicó el camino de la presa de Valparroso, sendero habitual usado por muchos jornaleros que se buscaban la vida cazando de manera furtiva o recolectando bellotas, para eludir los temidos encuentros con la Guardia Civil en el puente del Balneario. Pero también era el camino más frecuentado por los enlaces de los perseguidos e incluso por los propios huidos para penetrar en Sierra Morena. El hecho es que uno de los allí presentes relató el suceso a la Guardia Civil por lo que días después era detenido acusado “de haber mantenido contactos con los rojos de la sierra”. A partir de ahí todo fue un calvario hasta su muerte el 25 de septiembre de 1953.
5) A Cristóbal Godoy Ruiz “Ninani” cuando lo detuvieron le imputaron ser cotizante para el socorro de familiares de presos políticos, iniciativa impulsada por la organización clandestina del PCE con sede en Andújar. Cristóbal fue duramente torturado por la Guardia Civil durante los doce días que estuvo en el calabozo del Ayuntamiento, hasta el punto que lo dieron por muerto.
Cristóbal Godoy Ruiz “Ninani”(q.e.p.d.). Fuente: Familia Godoy-Méndez.
José Zamora Zamora (n.1915, Carboneras (Almería)-Prisión de Burgos, 1953) en la prisión de Burgos. Fuente: Ascensión Riveiro Sorroche.
Después sufrió tres meses menos 9 días en la prisión de Jaén. Durante los años de la Transición Democrática vinculó su compromiso al PCE, colaborando activamente, a través de su cargo de Vicepresidente de la Cámara Agraria Local en la consolidación del régimen democrático en nuestra localidad.
6) Francisco Ruiz Garrido “Moreno” fue detenido por cotizante para el socorro de familiares de presos políticos. Había pertenecido durante la Guerra Civil a las Juventudes Socialistas. Sufrió más de tres años de cárcel.
8) Pedro Mudarra Esteo “Sereno” fue detenido por cotizar para socorro de familiares de presos políticos. Durante la guerra había sido Secretario del PCE. Fue puesto en libertad sin cargos. Su detención le sorprendió pues había sido depurado como municipal nocturno por el Ayuntamiento frentepopulista en febrero de 1936, “acusado de ser funcionario adicto a las derechas”. Fue puesto en libertad vigilada.
9) José Requena Ros, cotizante que perteneció a la UGT y al Partido Socialista según informes de la Alcaldía de Marmolejo, era detenido y puesto en libertad vigilada.
10) José Blanco Vicaria, había pertenecido a las Juventudes Socialistas Unificadas y posteriormente al PCE. Sufrió condena de 4 meses en la prisión provincial de Jaén. Fue puesto en libertad vigilada.
11) Jerónimo Cano Vicaria “Perdigón”, de afiliación socialista, es detenido por cotizar al socorro de familiares de presos políticos. Fue puesto en libertad vigilada. Jerónimo sería elegido en 1979, alcalde por el Partido Socialista con el apoyo de los concejales del Partido Comunista, en la primera corporación democrática constituida tras la muerte del general Franco.
12) Pedro Pedrajas Vicaria “Meloja”, detenido por cotizar, es puesto en libertad vigilada.
Todos ellos fueron enviados al cabo de los doce días de calabozo a la Prisión Provincial de Jaén en un acto de humillación pública recordado por Cristóbal Godoy: “Nos sacaron del Ayuntamiento esposados formado parejas. Al salir a la plaza había una gran cantidad de gentes de derechas que nos insultaban y nos decían: “A estos los sacaba yo en una caja”. Nos llevaron andando, en pleno mes de agosto, hasta la estación del tren como si fuéramos criminales y ni siquiera en el tren nos quitaron las esposas”.
Las operaciones de acoso a la guerrilla y a la organización comunista se completaron en el 15 de agosto con una nueva redada, esta vez, llevada a cabo sobre supuestos enlaces de la guerrilla antifranquista de “Vidrio” y “Gafas” que operaba en la Sierra. La Guardia Civil detuvo a otras siete personas que trabajaban en la sierra de Montoro y Marmolejo por la zona de Pozas Viejas a saber: Antonio Balastegui García, Julián Cano Cerezo, Francisco Egea Casado “El Pintao”, Juan Ruiz Casado, José Ruiz Morales, Cayetano Martínez García y Deogracias Cañaveras Ortiz. Los detuvieron y expusieron esposados, una vez más, en la plaza del Ayuntamiento, a pesar de que los acusaron de colaborar con los guerrilleros, el único delito de estas gentes había sido el de andar por la sierra buscándo el sustento para sus familias porque en Marmolejo no había nada que echarse a la boca, según el testimonio de Deogracias Cañaveras. En la mayoría de los casos esa colaboración se concretó con la venta de piezas de caza en la localidad a cambio de alimentos o medicinas en la sierra de los guerrilleros. En realidad estos hombres, aunque de ideales de izquierdas, pues muchos de ellos pertenecieron en la República a las Juventudes Socialistas Unificadas, no eran, por estos años, siquiera cotizantes en la organización del PCE.
7) Bartolomé Casado Lozano “Pataseca”: fue detenido, y al igual que Cristóbal Godoy, torturado cruelmente durante varios días en el calabozo del Ayuntamiento, quedando en situación extremadamente crítica, al borde la muerte. Luego fue trasladado, a la cárcel de Jaén donde permaneció durante tres meses. Al no encontrarle responsabilidad alguna, sería puesto en libertad.
Desde los años de su juventud Bartolomé se había sentido atraído por las ideas igualitarias, siendo asiduo a la Casa del Pueblo de Marmolejo, por lo que no podríamos descartar su afiliación a la Juventud Socialista y a la Unión General de Trabajadores. En el testimonio obtenido de su hijo, D. Bartolomé Casado González (Maestro de Primera Enseñanza), se alude a su padre “como una persona moderadamente de izquierdas que gustaba de la lectura de libros y de la prensa obrera clandestina, de los años de postguerra”.
Había nacido en 1912, del matrimonio formado por Bartolomé Casado Cañaveras y de Dolores Lozano Cañuelo. Su padre llevaba arrendada una huerta frente al Cementerio que proporcionaba el ingreso fundamental de la familia. Al morir éste en 1927, hubo de hacerse cargo, con tan sólo 15 años, del sustento de su madre y de sus dos hermanas. Pero viéndose obligado a dejar el arrendamiento, pasó a trabajar a la huerta de su tio Juan de Mata, “Matica”, y más tarde, con la que sería su futura suegra, Frasquita “La Manguilla”, en una huerta existente junto a la carretera de Andújar, en el actual emplazamiento de COVASA.
Bartolomé contraería matrimonio en 1947 con la hija de Frasquita, Manuela González Cañuelo, conocida en Marmolejo por Manuela “La Manguilla”, mujer luchadora e incansable trabajadora, muy apreciada por su enorme humanidad y por sus altas capacidades en el arte de la modistería, oficio que conocía desde muy joven y al que se aferró en cuerpo y alma, tras la temprana muerte de su marido el día de Navidad de 1954. Acudía a coser a un sin fin de casas de familias marmolejeñas con las que siempre mantuvo una relación cercana y afectuosa, viendo colmado su principal anhelo, de proporcionar al único hijo, habido del matrimonio con Bartolomé, la educación necesaria y los estudios de Magisterio, de los que ella siempre se sentiría enormemente orgullosa.
Bartolomé Casado Lozano “Pataseca” (1912-1954). Fuente: Bartolomé Casado González
Manuela González Cañuelo, conocida popularmente como Manuela “LaManguilla”, contrajo matrimonio en 1947 con Bartolomé Casado. Fue una mujer luchadora; incansable trabajadora, muy apreciada por sus virtudes en el arte de la costura. Fuente: Bartolomé Casado Gónzalez
Elvira Castro Amaro, madre del dirigente de la Juventud Socialista Unificada Juan José Jurado Castro, fue una mujer de enormes convicciones republicanas. Durante la Postguerra, hizo de correo del Partido Comunista para llevar cartas de la organización clandestina desde Andújar a Marmolejo aprovechando sus viajes a la ciudad vecina para vender las cargas de hortalizas. Elvira murió a los 92 años en Alfafar (Valencia), donde había marchado con su hija Manuela Jurado Castro, casada con el marmolejeño Casto Buenafuente Carrilero. Fuente: Familia Jurado-Arcos.
En la labor de comunicación y de difusión de la propaganda y de octavillas durante los años de actividad de la organización comunistas fue decisiva la participación de algunas mujeres, esposas y madres de afiliados de la izquierda encarcelados o fallecidos, que tuvieron que buscarse la vida como pudieron trabajando en la huerta y vendiendo sus productos en el mercado de Andújar, a donde iban andando su carga de verduras sobre la cabeza. Muchas veces sirvieron de correo para transmitir por carta consignas y estrategias entre las personas que luchaban contra el Régimen. Es el caso que nos narra Mariano Jurado Castro a cerca de su abuela Elvira Castro Amaro, madre de los afiliados comunistas Juan José y Mariano Jurado Castro, y de su tía Manuela, destacando con este testimonio la dura misión de las mujeres en la postguerra:
“El papel de nuestras madres y abuelas en aquellas situaciones fue difícil: sufrimiento, lucha, resistencia, y sacar adelante a sus familias, siempre de una forma callada, muy meritoria, pero sin ningún protagonismo. La abuela y su hija, al empezar la guerra, tuvieron que irse fuera (a Rus) por los bombardeos, por miedo. Cuando volvieron habían saqueado la casa de la huerta, animales, grano, aceite, cosecha, muebles…no quedó nada. ¡Además en su casa de la calle de la Iglesia también cayó una bomba! Las dos mujeres solas no podían llevar la huerta. Vendieron la casa de la calle de la Iglesia, vendieron olivos y ella –la abuela- empezó a vender hortalizas por Andújar que compraba en el pueblo, arreglaba y andando iba y las repartía casa a casa, volviendo después de medio día. Cuando yo tuve conocimiento de niño aún lo hacía, entonces cogía “La Ureña” de las siete y volvía a las tres. En aquella época, y sin ella saberlo, fue correo del Partido Comunista, entregaba cartas en mano mientras repartía hortalizas. A ella y a mi madre les hicieron barrer las calles de Marmolejo y tomar aceite de ricino para así expulsar el comunismo libertario. Después de cumplir 72 años, empezó a cobrar una pequeña paga (la mínima del momento); costó multitud de viajes a Andújar y Jaén, ¡ah!, y agradecidos. Mi abuela se vino a Valencia con su hija y mi tío Casto Buenafuente, y aquí murió con 92 años y está enterrada en Alfafar” (15).
Desarticulada finalmente la organización del PCE, las actividades clandestinas contra el Régimen perdieron intensidad y no se detecta con claridad más oposición de signo comunista hasta mayo de 1958 con la convocatoria de una jornada de lucha y huelga general organizada por el PCE a nivel nacional para el día 5. El periódico comunista “Mundo Obrero”, órgano de expresión del PCE, informaba de los incidentes habidos con motivo de la jornada en nuestra comarca: “En Andújar la campaña en pro de la jornada ha sido entusiasta y en ella ha participado activamente la pequeña burguesía. El 1 de mayo fueron repartidas varias octavillas que circularon profusamente, algunas reproducidas a máquina. También aparecieron letreros en las calles. El días dos, los dueños de muchos comercios participaron a los dependientes que el día 5 no se abriría y que convenía comunicárselo a los clientes. Algunos patronos acordaron con sus obreros que ese día no se trabajaría.
Por su parte los hortelanos iliturgitanos, así como los del vecino pueblo de Marmolejo que habitualmente acuden al mercado de Andújar con sus productos, avisaron a sus clientes con varios días de antelación que el 5 no irían al mercado.
Para contrarrestar este ambiente las autoridades no regatearon medios: recogieron algunos aparatos de radio, hicieron circular rumores de detenciones que no se habían efectuado, visitaron comercio por comercio y patrono por patrono, amenazándoles con represalias si no abrían el 5 y si no denunciaban a los obreros que no acudiesen al trabajo. En dos o tres fábricas con plantilla superior a 20 obreros, hicieron fijar carteles amenazando con el despido y la prisión a quienes fueran a la huelga. A los forasteros que circulaban en bicicletas o coches se les pedía la documentación; algunos eran llevados al Ayuntamiento para interrogarles. Más del 90% de los hortelanos que habitualmente acceden al mercado de Andújar no lo hicieron esos días. En los pocos puestos del Mercado de Abastos que abrieron apenas hubo compradores. Y es de señalar que las familias de la burguesía se abstuvieron totalmente de enviar a hacer compras en el mercado…” (16).
Al año siguiente tras una nueva jornada denominada “Huelga Nacional Pacífica” convocada para el 18 de junio, el periódico “Mundo Obrero” (17) daba cuenta de la repercusión en nuestra comarca: “En Jaén capital y en la provincia la copiosa distribución de octavillas produjo entusiasmo en los más distintos sectores de la población y gran inquietud en las autoridades que adoptaron diversas medidas de intimidación. El día 18 la huelga de obreros agrícolas alcanzó magníficas proporciones en Linares, en Jaén, en Andújar y en Marmolejo también fueron bastantes los que no acudieron al campo. La mayor parte de los eventuales no se presentaron el día 17 en la plaza a fin de que no se les contratara”.
También el diario “Lucha Obrera” informaba en el número correspondiente al mes de Julio de 1959 que en “Andújar y Marmolejo la mayoría de los obreros agrícolas fueron a la huelga Los jornaleros del campo no acudieron a la plaza del pueblo la noche del día 17 en busca de trabajo”. De ambas acciones no han trascendido los nombres de personas que estuviesen comprometidas en las mismas ni tampoco las posibles acciones represivas que pudieron producirse.
Estas jornadas de lucha hay que contextualizarlas dentro del panorama desolador que presentaba el mundo rural durante estos años de franquismo, tras dos décadas de aislamiento de España respecto al exterior, y con una Andalucía enormemente lastrada, y desigualmente tratada frente a otras regiones, en la que prevalecen con más fuerza, si cabe, sin absoluto control, los intereses económicos de la burguesía terrateniente. Los jornaleros se ven abocados a jornales de miseria en jornadas laborales de sol a sol y ya empiezan a contemplar, como única salida a su situación, la huida masiva hacia las regiones más favorecidas económicamente por el Régimen. Este fenómeno de la emigración y la consecuente despoblación de nuestras tierras fruto del subdesarrollo al que el Régimen de Franco condenó a nuestra región, en suma a nuestra provincia, era denunciada en el diario en el exilio “Libertad para España”, editado por la izquierda comunista en el exilio en enero de 1966 (18). Este breve artículo, que servirá como epílogo a este trabajo, resaltaba la cruda realidad en la que vive sumido el campo andaluz:
“La comarca de Alcalá la Real, de Jaén tenía 31000 habitantes. Apenas quedan 20000. La propia Alcalá de 19000 habitantes se ha quedado en 10000. En poco tiempo han emigrado de estas aldeas 11000 personas. Por aquí todo el campo que tendría que ser nuestro es de condes y marqueses. El Chantre en el término de Ubeda-Baeza, es del Duque del Infantado, ocho veces Grande de España, y teniente coronel del ejército. El Donadio, en el término de Úbeda, es de la condesa de Ampudia; el cortijo de Los Mártires de Marmolejo, del marqués de Albaida…Las demás fincas lo mismo, todas son de esta gente. Un jornalero andaluz nos escribe: “No puede haber paz mientras un caballo o un perro del señor siga siendo tratado mejor que los hombres que trabajamos para el amo de esta tierra. Los caballos y los perros de los cortijos comen todos los días, trabajen o no. Tienen estancias mejor acondicionadas que las nuestras y cuando se ponen enfermos enseguida llaman al veterinario. Nosotros no tenemos eso”.
Monumento levantado en el cementerio civil de Andújar en homenaje a las personas (hombres y mujeres) de la comarca de Andújar, que murieron y/o sufrieron persecución por la dictadura militar del general Franco. Muchos de ellos yacen en una fosa común de dicho cementerio. Foto: Manuel Perales Solís.
Notas, fuentes y bibliografía:
(1) Noticia salida en “La Hoja Oficial del Lunes”, editada por la Asociación de la Prensa. Fecha: 16 de octubre de 1939.
(2) José Moreno Salazar: “El guerrillero que no pudo bailar”. Año 2004. Memoria autobiográfica del autor, único miembro del grupo de Los Jubiles que sobrevivió a la encerrona del cortijo de Mojapiés.
(3) Testimonio de Mateo Alcalá Martínez. Según Sánchez Tostado, Juan Rodríguez Muñoz encuentra la muerte en el término de Marmolejo, aunque en otro momento de su obra la sitúa en Mestanza. Según el superviviente de los Jubiles José Moreno Salazar, el lugar fue el cortijo de Navalcardo, en Sierra Morena entre Baños de la Encina y Andújar.
(4) “España Popular” (semanario al servicio del pueblo español). Año II, nº 59 de 14 de junio de 1941. México Distrito Federal. Este semanario fue editado en México por los dirigentes comunistas Antonio Mije y Vicente Uribe (ministro de Agricultura entre 1936-1939), responsables de los comunistas españoles en Sudamérica. Instalados en México, su principal tarea consistió en mantener la vida organizativa y editar la propaganda del partido “España Popular” y una revista mensual “Nuestra Bandera”. También estaban encargados de mantener contactos con España a través de Buenos Aires, único puerto que recibía barcos españoles.
(5) Francisco Expósito Prieto nació en Andújar el 9 de enero de 1920. A los 13 años ingresó como pionero en las Juventudes Comunistas y el 20 de julio de 1934 fue detenido por primera vez al repartir octavillas en los tajos de trabajo en la Huelga General de Campesinos de junio, siendo internado en el correccional de menores de Jaén. Tras una dilatada trayectoria comunista durante la guerra, al finalizar ésta fue encarcelado en Andújar y condenado a pena de muerte el 5 de octubre de 1939, pero su minoría de edad le salvó del pelotón de fusilamiento, siendo la sentencia conmutada a 20 años. Pasó por las prisiones de Santiago de Compostela, la de Santa Rita en Madrid, Burgos y finalmente el Destacamento de Trabajos Penados de Anguiano (Logroño) desde donde se escapó con su compañero Víctor Padilla Aina “Aragonés” para incorporarse en enero de 1945 a Sierra Morena y organizar allí la guerrilla comunista. Fuente: Luis Miguel Sánchez Tostado: “La Guerra no acabó en el 39”. Editado por Ayuntamiento de Jaén. Año 2001.
(6) Francisco Moreno Gómez: “La Resistencia Armada contra Franco”. Editorial Crítica. Año 2001.
(7) Luis Miguel Sánchez Tostado, obra citada, página 212. Sánchez Tostado incluye también a Santiago Durán Carrasco “Sevillano hijo menor”, pero lo cierto es que Santiago según el mismo autor ya había encontrado la muerte en un encuentro con la guardia civil el 30 de agosto de 1944 (el 23 de septiembre según el historiador Francisco Moreno Gómez) en la sierra de Andújar. El testimonio aportado por su hermano Juan Durán Carrasco lo sitúa en la zona de Montealegre, cerca de la Virgen de la Cabeza. El cadáver de Santiago fue bajado a Andújar, a donde era citada su madre Juana Carrasco para identificarlo, siendo enterrado en una fosa común del cementerio de dicha ciudad.
(8) Sánchez Tostado, Luis Miguel: obra citada, página 211.
(9) Testimonio aportado por la nieta de Manuel Gómez, Manuela Gómez Redondo en Andújar a 2 de agosto de 2013. Esa fue la versión de los hechos que le transmitió a su abuela, Juana Serrano Fernández, el enlace Ricardo “Granaino”.
(10) El poblado de La Lancha, se levantó en febrero de 1927 para la construcción de la presa del Jándula que se finalizó en 1931. Al principio era un campamento pero poco a poco fue convirtiéndose en un poblado dada la magnitud de las obras de la presa y la larga distancia que la separaba de Andújar. La Lancha se convirtió en un núcleo autónomo en el que habitaban unas 3000 personas, ya que junto a los mil obreros que participaron, se establecieron también sus familias. Fuente: “Andújar en la Historia”.
(11) Sánchez Tostado, Luis Miguel, obra citada, página 255.
(12) Francisco Moreno Gómez, obra citada, páginas 116 a 121.
(13) Luis Miguel Sánchez Tostado, obra citada, página 224.
(14) Luis Miguel Sánchez Tostado, obras citada, página 227.
(15) Testimonio de su nieto Mariano Jurado Castro.
(16) “Mundo Obrero”, órgano oficial de expresión del PCE, números 11 y 12 correspondientes al mes de mayo de 1958. Esta misma noticia tuvo eco en “España Popular” del 1 de julio de 1958.
(17) “Mundo Obrero”, número 14, del 15 de julio de 1959.
(18) Periódico “Libertad para España”: Año III, número 1, de fecha 1 de enero de 1966. El PCE contaba con un importante medio de propaganda en Europa Occidental: las emisiones de Radio España Independiente (la conocida “Pirenaica”), cuya acción completaba a través de la difusión entre los emigrantes españoles de publicaciones del partido como “Libertad para España”, “Mundo Obrero”, “La voz del campo” y “Nuestra bandera”. Fuente: Carlos Sanz Díaz en “Emigración económica, movilización política y relaciones internacionales. Los trabajadores de España en Alemania 1960-1966”. En “Cuadernos de Historia Contemporánea”. Edita: Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid.
Otras Fuentes y Bibliografía utilizadas:
-Moreno Gómez, Francisco: “Córdoba en la Postguerra (La represión y la guerrilla, 1939-1950). Editado por Francisco Baena, año 1987.
-Perales Solís, Manuel: “La Memoria Rescatada: 2ª República, Guerra Civil y Postguerra en Marmolejo (1931-1951)”.Editado por el autor; año 2007.
-Perales Solís, Manuel: “La villa de Marmolejo en el reinado de Alfonso XIII”. Editado por el autor; año 2002.
-Testimonio de Manuela Gómez Redondo, nieta de Manuel Gómez Oliveira “Portugués”. Mi agradecimiento por la amabilidad dispensada y las facilidades encontradas en la recuperación de datos y fotografías de su abuelo y de su abuela. Igualmente mi agradecimiento a su hermano Manuel Gómez, que me atendió con absoluta diligencia y amabilidad y me proporcionó la entrevista con su hermana Manuela el día 2 de Agosto de 2013.
-Testimonio de Francisca Prieto Ruiz, hija de Antonio Expósito Sánchez “Pereto”.