Últimos artículos publicados:
Los arrendatarios olivareros a principios del siglo XX: El caso del marmolejeño Andrés Pastor Peña (1881-1957)
Publicado el 20 de Septiembre de 2021
El presente estudio tiene por finalidad hacer una aproximación a la figura de los arrendatarios de bienes rústicos en la Andalucía de comienzos del XX, poniendo el foco, especialmente, en la trayectoria personal del agricultor y arrendatario marmolejeño, Andrés Pastor Peña, personaje de talante emprendedor imbuido de principios conservadores, a pesar de su origen humilde.
Pregón de la Feria del año 1987
Publicado el 27 de Junio de 2023
En primer lugar bienvenidos y bienvenidas a este pórtico de nuestra Feria que hemos querido celebrar en la Plaza de la Constitución: antes, ahora y siempre, la plaza de todos. En mi nombre y en el de la Corporación Municipal, !Felices Fiestas!.
Es un honor hacer de pregonero de la Feria de mi pueblo, habida cuenta de que me consta la existencia de paisanos más cualificados que el que os habla, para llevar a cabo el presente cometido con plenas garantías de éxito.
Marmolejo y la Batalla de Bailén
Publicado el 26 de Agosto de 2022
Son abundantes las obras artísticas en conmemoración de la renombrada batalla de Bailén que, como es bien sabido, tuvo lugar en las inmediaciones de la localidad vecina un tórrido 19 de julio de 1808. Pueden contarse por decenas los poemas, cuadros, novelas, esculturas, partituras, etc. que conmemoran tal efeméride. Por poner un ejemplo cercano, recordemos el Monumento a las Batallas en la capital provincial, obra del insigne escultor santistebeño Jacinto Higueras, que conmemora dicho evento junto a la batalla de las Navas de Tolosa.
Recordando a Juan Martínez Cano (1907-1987)
-Manuel Perales Solís-
En el año de 1987 publiqué en el diario “Jaén” una semblanza dedicada a Juan Martínez Cano con motivo de su fallecimiento que he considerado oportuno recuperar en este apartado de Personajes, pues Juan “Matarratas”, que así era conocido popularmente por los marmolejeños/as, fue todo un ejemplo de lealtad a los valores e ideas que defendió y practicó durante su vida. Sus méritos o sus virtudes probablemente no fueron ni mayores ni menores que el de resto de jornaleros republicanos que murieron o sufrieron represión en la Andalucía de la Postguerra. Sólo el haberlo conocido y haber tenido el privilegio de escuchar sus experiencias vitales han sido razón suficiente para considerarlo como personalidad interesante así como un digno representante de aquella sufrida clase jornalera de antaño.
Perteneció a esa generación de braceros del campo nacidos a principios del pasado siglo, que apenas tuvieron tiempo para el ocio y el disfrute, pues su compromiso con el socialismo y su trabajo en los tajos, de sol a sol, no le dió más margen que para conocer a Rosario y formar con ella una familia. Luego durante la República y la Postguerra le tocó padecer el golpe lacerante de la represión ejercida contra el elemento obrero tras el ejercicio de sus justas reivindicaciones políticas y laborales. Finalmente en los años postreros de su vida, ya en la Transición Democrática, y coincidiendo casi con su jubilación, aún le quedaron fuerzas para ayudar con talante reconciliador y sin el más mínimo rencor, en la recuperación del régimen democrático abolido desde 1939.
Juan Martínez Cano. Foto cedida por su nieta María Luisa González Martínez.
Rosario Castillejo Real, esposa de Juan. Foto cedida por su nieta.
Texto del Diario Jaén:
“Estos párrafos quieren ser un mínimo homenaje de admiración y agradecimiento hacia un hombre sencillo que nos dejó, para siempre, en el umbral de la pasada primavera.
Juan se marchó sin hacer apenas ruido; ligero de equipaje, que diría Machado, como cerrando un ciclo vital. Porque sería en aquella otra primavera de 1931 cuando emprendiera su camino de ilusión y actividad social, plena de utopía, para sacar de su postergación secular a la clase campesina de antaño.
El mote de Juan era “Matarratas”. Así le conocíamos cariñosamente, en la Agrupación Socialista de Marmolejo. Nació entrado ya el siglo y tuvo como compañera inseparable a Rosario, una mujer deliciosa y sencilla que le ayudó en los momentos más amargos de su vida. Pero Rosario, se le fue aquejada de múltiples dolencias y ese golpe no supo nunca encajarlo.
Había comenzado su dilatado ejercicio de militante en el año de 1923, afiliándose a las Juventudes Socialistas. De aquellos años recuerda a los “padres” del socialismo local: Gaspar Casas, Antonio García “Maqueano” y Andrés Rodríguez “El del Ventorrillo”, panadero; primeros concejales de la historia del movimiento obrero marmolejeño. Junto a ellos no olvida a Ignacio Expósito “Mindolo”, alcalde del Frente Popular; Manuel Flores “Lagaraña”, Andrés Velasco, Alfonso Jurado, y un largo etcétera de compañeros.
Quizás una de sus vivencias más impactantes como luchador empedernido fuera la jornada revolucionaria del 6 de octubre del año 34, durante el Gobierno republicano de centro-derecha. Así me la narró: “Se organizó el movimiento desde la UGT. Desde bien temprano las distintas cuadrillas de jornaleros teníamos al pueblo prácticamente en nuestras manos. Recorríamos las calles proclamando la República Socialista y la instauración, en Madrid, de un gobierno de izquierdas. Junto a Marmolejo se levantaron La Carolina, El Centenillo y Navas de San Juan. En los demás pueblos creo que no triunfó. De ello nos percatamos enseguida pues los trenes pasaron a su hora y, además, el grupo de compañeros encargados de controlar los accesos al pueblo por el puente del “Arroyo Seco” vio como se acercaba un camión, procedente de Cardeña que, a decir del conductor, no había encontrado obstáculo alguno en el trayecto. De ahí a la represión del movimiento mediaron pocas horas.
La jornada se saldó con la muerte de dos personas realmente inocentes: Matías Vidal Fuentes, barbero, muerto cuando se dirigía a su trabajo a manos de un huelguista, un tal Fiera, y, algo más tarde, el hijo del socialista Perín a consecuencias de un disparo de la Guardia Civil.
La represión del movimiento resultó ser muy dura. Recuerdo que mi hermano Bartolomé se puso varias camisas para amortiguar los palos que iban a propinarnos. Nos cogieron presos a casi todas las Juventudes Socialistas (más de 200). Recibí tantos golpes que no podía ni ponerme la ropa. Me rodearon con una sábana y, poco a poco, fui recuperándome gracias a los cuidados de “Milindres” el barbero y de otros compañeros, pero a Andrés Velasco (alcalde durante el bienio progresista) se lo cargaron (1). José Gómez “El Chindo” y Juan Vicaria, se tiraron al pozo del cuartelillo ya hartos de tantos golpes (2).
El infierno continuaba en las cárceles de Andújar y de Jaén. A esta última fuimos a parar casi 300 socialistas de Marmolejo, muchos de los cuales gozamos de la defensa del diputado y compañero, Alejandro Peris Caruana”.
De aquellos días a la contienda civil, todo sería un turbulento abrir y cerrar de ojos saturado de imágenes impresionantes. Todavía durante la guerra, hubo de vivir la amarga experiencia del asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza (3). Allí cae preso y más tarde en la Postguerra estuvo exiliado forzoso en Lora del Río (Sevilla), en un batallón de trabajadores penados (4).
Su vuelta a Marmolejo en 1947 fue bajo la tutela del general de Brigada, Juan Díaz Criado (5). A partir de ahí tuvo que pasar numerosas revistas al cuartel. Son, en definitiva, demasiados sufrimientos por la libertad como para dejarte en el olvido aunque quizás, conociéndote, lo hubieras deseado”.
Juan Garrido Catalán (Marmolejo, 1913-Sevilla, 1973) -de pie, a la izquierda- durante la República perteneció a las Juventudes Socialistas Unificadas. Le vemos junto a otros compañeros de las Colonias Penitenciarias Militarizadas en Sevilla, donde redimió condena hasta el 6 de agosto de 1952, trabajando en la construcción del Canal de los Presos. Foto cedida por su hija Juana Garrido Aroca.
Notas:
(1) Según el testimonio de Juan “mataron a Andrés Velasco a palos, con toda la calor y después le echaron agua fresca del pozo para reanimarlo...y se quedó en el acto”.
(2) En este mismo testimonio recogido a Juan Martínez hacia 1883, me decía que para evitar las palizas huyeron del pueblo hacia el Baldio: ”Mi hermano José y yo nos fuimos a la sierra por mediación de que teníamos un melonar en la Fuente Olid y mi madre y mi mujer Rosario, nos pasaban la comida por la noche por la barca y nos tenían al corriente de lo que estaba pasando, hasta que ya a los catorce días recibimos una esquela en la que nos decían: “ A tu padre lo han encerrao y dicen que como no os entregueis a él le cuelgan el costal”. Entonces a mi hermano le dije: vamos a entregarnos pues papa, no queremos que padezca por nosotros. Como mi hermano le temía mucho a los palos, cuando llegó a casa se preparó bien poniéndose dos o tres camisones y dos chaquetas, pues mi madre nos advirtió que estaban dando muchas palizas la gente de la derecha del pueblo y la propia Guardia Civil”.
(3) Combatiendo como miliciano voluntario en la toma del Santuario fue hecho prisionero por efectivos de la Guardia Civil al mando del capitán Santiago Cortés, y estuvo preso en el Santuario junto a su paisano Paco “El Pintao” hasta el 1 de mayo de 1937 en que fueron liberados en condiciones extremas, apenas con ropa y hambrientos. Unos compañeros milicianos lo vistieron con el uniforme de un guardia civil fallecido y por momentos las propias tropas republicanas, pensando que era un guardia apresado, estuvieron a punto de dispararle, según testimonio del propio Juan.
(4) Juan estuvo en el campo de concentración de Lora del Rio donde se ubicaba uno de los Batallones de Soldados Trabajadores (penados) encargados de realizar las obras del Canal del Bajo Guadalquivir bajo la coordinación del Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, organismo creado por la Ley de 8 de septiembre de 1939 para utilizar a los penados republicanos que redimian su condena, en grandes obras de utilidad nacional. A este campo de concentración se incorporaba el día 11 de diciembre de 1943 para continuar redimiendo condena.
En la construcción de ese mismo canal trabajaron otros presos políticos marmolejeños como Francisco Gallardo Jurado, Juan Garrido Catalán, José Martínez Cano (hermano de Juan) y Pedro Sánchez Soriano.
Estos batallones, tomando como fuente el trabajo de Isaac Arenal Cardiel, estaban compuestos por combatientes del Ejército Republicano que habían estado en la cárcel y fueron juzgados por un Tribunal Militar. Al salir en libertad condicional o provisional, los integraban en estas unidades. Normalmente eran de las quintas llamadas a filas entre los reemplazos de 1936 a 1941, y aunque había algunas excepciones en las de 1942, éstos, en su mayoría, habían militado en las Juventudes Socialistas Unificadas (J.S.U.) y fueron voluntarios en el Ejército Republicano. Estas unidades represivas tuvieron vigencia hasta finales de 1945 y fueron disueltas en el año 1946 en Lora del Río (Sevilla). El plazo mínimo de permanencia de todos los componentes de los Batallones de Trabajadores no podía ser inferior al tiempo que hubieran estado en el ejército las quintas de la zona franquista, lo que quiere decir, que la permanencia en el Ejército Republicano no contaba para nada a efectos de servicio regular. Estos "soldados" no juraban bandera, no se les entregaban armas, carecían, en su mayoría, de un uniforme similar al del ejército vencedor, y no se podía llevar insignia alguna de los distintos cuerpos del ejército (infantería, ingenieros, etc.). La ropa era una caricatura, ya que cada uno llevaba lo que le daban o tenía, eso sí, el "vestuario de trabajo" era el mismo para todos: ¡Un traje de tela mil rayas con dos pes (PP); una en el gorro redondo y otra en el pecho, al lado izquierdo!.
(5) Jofra, pintor de los campesinos, hijo de Don Juan Díaz Criado, inmortalizó a Juan “Matarratas” en uno de sus cuadros hacia la finales de los sesenta.
FUENTES Y BIBLIOGRAFIA:
-Diario “Jaén”, “Recordando a Juan Martínez”, publicado en 1987
-Gonzalo Acosta Bono, José Luis Gutiérrez Molina, Lola Martínez Macías y Ángel del Río Sánchez: “El Canal de los Presos (1940-1962): Trabajos forzados: de la represión política a la explotación económica. Editorial Crítica, Barcelona, año 2004.
-Manuel Perales Solís: “La Memoria Rescatada: 1931-1952” Edita: Manuel Perales. Año 2007.