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Feliciana Jiménez de Coca y Pérez, condesa viudad de Villaverde la Alta y Marquesa viuda de Benamejí: su entierro en la Iglesia de Escalera a través de la prensa de la época

-Manuel Perales Solís-

Feliciana fue la compañera en vida, que no esposa, del marqués de Benamejí, Francisco de Paula Bernuy Aguayo, también quinto conde de Villaverde la Alta, con el que contrajo matrimonio “in articulo mortis” el 25 de marzo de 1866 en la casa del marqués en Córdoba (1). Con este prócer cordobés tuvo dos hijas, María Teresa (sexta condesa de Villaverde la Alta), casada con Teodoro Martel (hijo de la condesa de Torres Cabrera); María del Carmen, casada con Mariano de Aguayo Fernández de Mesa (cuarto marqués de Villaverde de Aguayo) y un hijo, Juan de Dios Bernuy,  heredero del título de  marqués de Benamejí, casado pero sin sucesión.

Había nacido en Bujalance el 5 de julio de 1815, lugar donde se encontraba de visita cuando le sorprendió la muerte el 18 de abril de 1882, a la edad de 66 años,  casualmente horas antes de  partir para Córdoba. El diario de esa capital (3) se hizo eco de la noticia en la edición del día siguiente, dado el calado social del personaje. Pero sobre todo, en la del día veintidós, se ampliaba  con máximo detalle los momentos de su funeral y entierro celebrado  el día posterior a su muerte en la finca de Escalera del término municipal de Montoro:

  “El miércoles por la mañana tuvo lugar en la ciudad de Bujalance el funeral por el eterno descanso de la finada, los restos colocados en un magnífico féretro, y éste en un lujoso carro fúnebre llevado de esta capital, precedidos del clero y seguidos de un numerosísimo duelo, fueron trasladados á la puerta de la iglesia parroquial donde se entonó un responso, y de allí á la iglesia del Carmen, á la salida de la población, donde se repitió la misma ceremonia, y donde se despidió el clero y el duelo. Desde este lugar partió la funebre comitiva entre la multitud que se agolpaba por los caminos, siguiendo el carro mortuorio en cuatro carruajes, varios parientes y amigos de la ilustre familia, acompañando al Sr. Marqués de Villaverde, hijo político de la finada, y que por hallarse ausentes los demás hijos, ha sido el único encargado en todos los pormenores de esta ceremonia, que ha realizado con acierto y discrección que le son propias. He aquí ahora lo que, acerca de la llegada a Pedro Abad, nos dice nuestro activo corresponsal de aquel pueblo: “El paso por este pueblo del cadáver de la Excelentísima Sra. Marquesa viuda de Benamejí, ha sido un acontecimiento. Su llegada tuvo lugar entre diez y once de la mañana, y se anunció con un doble general de campanas, presentándose el clero a la entrada de la población donde recibió el cadáver, conducido en un magnífico carro fúnebre tirado por dos enlutados caballos y seguido de cuatro carruajes ocupados por el Señor Marqués de Villaverde, hijo de este pueblo, con los parientes y amigos que le acompañaban a los que agregaron ocho coches más. A la entrada, en las calles del centro y á la salida se entonaron tres responsos, siendo numeroso el duelo y extraordinaria la concurrencia por todas partes. Entre el primero recuerdo al los Sres. D. Antonio Porras, hermano político del Señor Marqués, Don Mariano Fernández de Mesa (4), Don Francisco Porras Ayllón, D. Francisco Porras Pérez y hermanos, Don Pedro Cabeza, Don Antonio García, Don Blas Cortés y otros Señores.   Entre la multitud se advertían señales de verdadero sentimiento, y todos se dirigían al Señor Marqués de Villaverde, cuyos actos caritativos tanto se repiten en este pueblo”.

El marqués de Benamejí acompañ a la reina Isabel II con motivo de su viaje a Córdoba en septiembre de 1862. Fuente: Cuadro al óleo del Ayuntamiento de Sevilla de autor anónimo (2).

Continuando su marcha la fúnebre comitiva atravesó las calles de Villa del Río en la misma forma que las de Pedro Abad, presidida del clero parroquial, que entonó sus tres responsos a la entrada, a la salida, y en el centro de la población, cuyos habitantes ocupaban todas las calles de la carrera y los campos inmediatos hasta el río, presenciando la operación del paso de una á otra orilla del Guadalquivir. Una vez en la margen derecha emprendieron el camino de la magnífica hacienda de Escalera, á la que llegaron a las ocho y media de la noche, precedidos de gran número de dependientes del señor Marqués, que con los instrumentos necesarios iban arreglando de una manera conveniente los  parages difíciles del camino. Próximo á la gran casa esperaban el clero parroquial de Montoro y unos cien dependientes del Señor Conde de Villaverde la Alta, con hachas encendidas, y todos se dirigieron en el orden y forma correspondiente á la magnífica iglesia donde los restos debían depositarse. Allí quedaron después de las preces y cánticos propios del momento hasta el siguiente día. A las cinco de la mañana de anteayer empezaron á decirse misas por el descanso eterno de la finada, y á las seis se dió principio al funeral solemne y misa de cuerpo presente, después de lo cual se dió sepultura al cadáver en el lugar en que interinamente ha de permanecer hasta la construcción del sepulcro definitivo. Muchos y tristes momentos ha habido para los asistentes á este acto, especialmente el de la llegada a Escalera en medio de las tinieblas de la noche, pero la solemnidad con que se ha realizado y la parte que han tomado todos los pueblos y habitantes de los caseríos inmediatos, servirán sin duda de algún consuelo á sus atribulados hijos”.

Notas:


(1) Según Juan Francisco Córdoba García: “Don Francisco de Paula permaneció soltero siempre, como amante de Doña Feliciana, de diferente clase social, haciendo caso omiso a las convicciones sociales y de las normas cortesanas. Sólo se casó con Doña Feliciana “in articulo mortis”, matrimonio que se llevó a cabo con objeto de legitimar la unión y de que sus hijos pudieran heredar títulos y propiedades. Así doña Feliciana pasó a ser marquesa viuda de Benamejí, con gran disgusto y desencanto de la familia de Don Francisco de Paula, que ya daba por hecho que iba a heredar todos sus bienes y títulos…..La historia de Don Francisco de Paula y Doña Feliciana es una historia de amor romántico muy típica de la época”. Según  éste mismo autor los restos mortales de Francisco de Paula Bernuy y de Feliciana Jiménez de Coca, junto a los de los padres de Francisco de Paula, que reposaban en los sepulcros de la iglesia de Escalera serían trasladados al cementerio de Villa del Río hacia 1924 por mandato del marqués de Viana, propietario en esa fecha de la finca de Escalera.  Hacia 1996 con motivo de unas obras en el cementerio, los restos del VIII marqués de Benamejí  y V conde de Villaverde la Alta y los de su esposa Feliciana Jiménez de Coca, fueron desenterrados, apareciendo el cadáver de Francisco de Paula con la misma vestimenta que aparece en el retrato publicado más arriba, existente en el Ayuntamiento de Sevilla. Veáse su interesante artículo denominado “Montoro, el molino de Escalera, referencias históricas”, publicado en “Culturaruralmontoro.com” y en “Pasión por Montoro”.

(2) Este óleo de autor anónimo representa al marqués de Benamejí del brazo de la reina Isabel II, en el momento de su llegada a la Huerta de San Antonio en las cercanías de Córdoba junto al antiguo camino de las Ermitas, hoy carretera de Trassierra, que era propiedad del marqués. La visita a Córdoba de la reina tuvo lugar entre el 14 y el 17 de septiembre, siendo el 16 cuando se celebró un almuerzo ofrecido por el marqués de Benamejí en la citada huerta, después de que la comitiva regia hubiese visitado las Ermitas en la sierra cordobesa en un carruaje traido por Francisco de Paula Bernuy desde París tirado, según la prensa (“La Correspondencia de España”, de 9 de septiembre de 1862), por seis yeguas de su propia ganadería. Seguían a la soberana  el Principe de Asturias (futuro Alfonso XII) y su hermana mayor la Infanta Isabel. Este óleo de grandes dimensiones fue adquirido por el Ayuntamiento de Sevilla en 1929. El desvelo y atenciones del marqués de Benamejí para con Isabel II durante los tres días de la visita a la ciudad de los califas, le valió recibir el título de Duque de San Antonio. (“Correspondencia de España” de los días 17 y 18 de septiembre de 1862, en  ambos números se dieron todos los detalles de la visita de Isabel II por Andalucía).
(3) Diario Córdoba de los días 19 y 22 de abril de 1882, números 9.554 y 9.557.
(4) Se refiere a Mariano Aguayo Fernández de Mesa, cuarto marqués de Villaverde de Aguayo.

Casería de Escalera. Foto: Ricardo Fernández Perales

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