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Marmolejo y la Batalla de Bailén

-Eloy Jiménez Jiménez-

Son abundantes las obras artísticas en conmemoración de la renombrada batalla de Bailén que, como es bien sabido, tuvo lugar en las inmediaciones de la localidad vecina un tórrido 19 de julio de 1808. Pueden contarse por decenas los poemas, cuadros, novelas, esculturas, partituras, etc. que conmemoran tal efeméride. Por poner un ejemplo cercano, recordemos el Monumento a las Batallas en la capital provincial, obra del insigne escultor santistebeño Jacinto Higueras, que conmemora dicho evento junto a la batalla de las Navas de Tolosa.

De entre toda esa plétora de obras artísticas, cabe destacar una zarzuela titulada «Bailén. Zarzuela en un acto y cuatro cuadros, en verso», compuesta en 1907 por los autores extremeños Juan de Mena Rodríguez y Clodoaldo Guerrero Romero (1). Según afirma Francisco J. Rosal en su tesis “Hasta morir o vencer: la Guerra de la Independencia en la zarzuela (1847-1964)”: «Centrando la atención en dicho Centenario (2), hubo una eclosión enorme de zarzuelas inspiradas en la Guerra de la Independencia. Los temas elegidos fueron muy diferentes, pero primaron los basados en el Dos de Mayo y en la resistencia de Zaragoza; (…) la otra pieza de 1907, Bailén (de los libretistas Juan de Mena Rodríguez (fl. 1901) y Clodoaldo Guerrero (fl. 1904), no encontró compositor que musicase los números que con tal fin se indicaron en el libreto».

Un ejemplar de esta obra se encuentra depositado en los fondos de la Biblioteca Nacional de España bajo la signatura T/17477. Como indica su título, se trata del libreto de una zarzuela en un solo acto, desarrollada en cuatro cuadros, con textos en verso. Es una obrita de muy corta extensión, con solo 49 páginas. Pero, ¿por qué habría de interesarnos precisamente esta obra? Leamos el subtítulo y entenderemos el porqué: «La acción en Marmolejo en 1808».

Como puede verse, la acción está ambientada en el Marmolejo de 1808, justo antes de la mencionada batalla. Los personajes son muy pocos, incluyendo entre ellos a Don Homobono, unviudo propietario acomodado que reniega del patriotismo y se decanta por no participar en los asuntos de la guerra; por el contrario, su hija Efigenia muestra un gran ardor patriótico, que la lleva a querer hacer frente al invasor francés. Así, la obra arranca en casa del antedicho con un diálogo entre padre e hija, en el que él, atenazado por el miedo a sufrir los desmanes de «esos diablos de gabachos», trata de convencerla de que abandone sus «ímpetus guerreros» y ella le reprocha su pragmatismo y su inexistente defensa de España:

EFIG. Atender a nuestra propia /
seguridad no debemos /
cuando la patria peligra.
HOM. Primero está mi pellejo /
y mi hacienda que la patria.

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Monumento a las Batallas de Jacinto Higueras. Detalle.

Personajes y lugar donde se desarrolla la obra

Portada del libreto Bailén de Guerrero y Mena

En la segunda escena del primer cuadro, hace su aparición don Enrique de Macías, el prometido de Efigenia. Entra en la casa antedicha para anunciar la llegada de los ejércitos de los generales Castaños y Dupont. Enardecido por estos acontecimientos, une su ánimo al de su amada Efigenia para intentar convencer a Homobono para que se les una a enfrentarse al enemigo. Este, por su parte, les propone en su lugar tomar matrimonio, pero la joven pareja prefiere aplazarlo hasta haber expulsado a los franceses. Es aquí donde aparece por primera vez mencionado nuestro pueblo en el diálogo, cuando Enrique afirma:

ENR. Si conseguimos el triunfo, /
nuestra nación será un pueblo /
libre, temido, glorioso; /
y si en la lucha caemos, /
para legar a las gentes /
futuras un alto ejemplo /
de abnegación y civismo, /
por el cincel de algún genio /
serán labrados en mármol /
los héroes de Marmolejo.

El segundo cuadro comienza con la indicación «Plaza de Marmolejo». En esa parte entran en escena nuevos personajes, que representan al pueblo. Tenemos, pues, al jefe de los milicianos, Abelardo Teodosio de Moctezuma, el Tío Agapito, unos voluntarios de la milicia urbana y un coro de mujeres. Ya en los primeros versos de esta parte vuelve a ser nombrado nuestro pueblo, concretamente en boca de Abelardo, que comienza diciendo:

 

ABEL. Voluntarios. Aunque yo /
soy extraño a Marmolejo /
el Patriótico Consejo /
jefe vuestro me nombró.

Llama la atención del lector el hecho de que los libretistas cambien el registro para hacerlo más vulgar, en un intento escasamente realista de imitar el habla popular. Sabido es de todos que nuestro pueblo forma parte de la Andalucía del seseo; sin embargo, en una demostración evidente de que los autores desconocían cómo hablan nuestros paisanos, ponen en su boca una forma de expresarse que mezcla ceceo con otros vulgarismos extemporáneos, impropios de nuestra manera de hablar. Como era costumbre en la época, abundaban los gitanismos y vocablos de germanía como menda, gaché, chipé, dar mulé, … . Así, por ejemplo, se expresa el Tío Agapito, representante de los voluntarios marmolejeños:

AGAP. Puz ez precizo que entienda /
que entremetiéndose está /
en lo que no debe; acá /
no hay otro jefe que menda. /
porque estoy autorisao /
pa ello prefetamente

Después de presentarse, Abelardo presume de su valor contando sus hazañas contra los franceses en la ciudad de Jaén, a lo que el Tío Agapito, para no ser menos, opone sus propias refriegas en Despeñaperros como contrabandista apodado El Tremendo. Con la llegada de don Homobono, su hija y su prometido comienza la segunda escena del segundo cuadro. Cuando Abelardo conoce por Agapito que Efigenia es acaudalada, decide «camelarla». Empiezan entonces los voluntarios y las mujeres a cantar sátiras contra Napoleón y Pepe Botella, hasta que alguien llega anunciando la llegada de los franceses. Todos se escabullen, dejando solo a Enrique en la plaza. El tercer cuadro abre su primera escena de nuevo en casa de Don Homobono. Avisando de que los franceses han prendido a su amado, Agapito se dirige a Efigenia para exponerle el plan para conseguir la liberación de aquel: aprovechar que Abelardo quiere conquistarla, para atraerlo a su casa y así, intercambiarlo –como jefe de los voluntarios- por Enrique. Durante la breve escena segunda de este cuadro Efigenia suplica a su padre que la acompañe a la cárcel para visitar a don Enrique, a lo que aquel se niega.

En la tercera escena somos testigos de los requiebros que Abelardo hace a Efigenia, intentando enamorarla, ignorando que esta se ha prestado a tal farsa con tal de salvar a su verdadero amor. Sigue la cuarta escena, en la que brevemente don Homobono es informado sobre la relación que acaba de surgir entre su hija y Abelardo. La acción se ve interrumpida cuando entra en escena el coronel de los franceses. A lo largo de la escena quinta se producen unos intercambios cómicos entre el coronel, que chapurrea el español, y los paisanos que confunden lo que dice. Finalmente, Abelardo es llevado preso y los que estaban encarcelados son puestos en libertad, entre ellos Enrique, aprovechando la confusión. La sexta escena nos muestra a Efigenia intentando infructuosamente hacer entender a su padre por qué ha actuado de esa manera tan extraña, a lo que este responde:

HOM. No te entiendo, ni es posible /
que pueda entenderte nadie. /
no bien preso Enrique ha sido
te has echado un nuevo amante /
sin importarte un ardite /
que aquel se encuentre en tal trance.

Durante la siguiente escena, Enrique regresa a la casa, donde se encuentra a solas a don Homobono, al cual se le escapa lo que ha pasado entre su hija y Abelardo, contribuyendo así al enredo. Enredo que, ya en la escena octava, Efigenia se encarga de aclarar. Termina el tercer cuadro con la novena escena, en la que todo queda aclarado y los tres protagonistas abandonan la casa para acudir al combate. El cuarto y último cuadro solo consta de una única escena, que se desarrolla, al igual que el segundo, en la plaza del pueblo, a donde han acudido todos tras la batalla de Bailén. Tras un discurso encomiástico de Enrique, Efigenia declara:

EFIG. Convencinos /
la Virgen de la Cabeza, /
nuestra Patrona, su auxilio /
nos ha prestado en la lucha; /
milagro patente ha sido /
pues tan poca sangre en ella /
se derramó de los hijos /
de Marmolejo.

 

Después de rememorar todos sus gestas, terminan cantando a la gloria de Bailén, hasta que cae el telón. No es este el único ejemplo en el que nuestra localidad es nombrada en una obra literaria dedicada a la gesta. Así, en La batalla de Bailén: drama histórico en cinco actos y seis cuadros (3) de Pedro Niceto de Sobrado nos encontramos en el Acto IV, Escena II, que está ambientada en Baños de la Encina, un diálogo entre el capitán Ponce y un teniente. Ambos conversan sobre los preparativos para el ataque a Dupont, y en un momento de la conversación dicen:

CAPITAN. El gefe está desolado , y solo le sostienen su patriotismo y el deseo de vengar tanta ofensa y tanta calamidad como ha esperimentado…yo aseguro que donde caigamos nosotros… aviados están!
TENIENT. Y ahora vamos…
CAPITAN. A Marmolejo, á ocupar todas las alturas de Sementera (4).

Contexto histórico

El contexto histórico de esta obra nos retrotrae a los momentos inmediatamente anteriores a la batalla de Bailén. Sin entrar en muchos detalles, recordemos que el general Dupont (5), famosísimo militar invicto en batallas como las de Marengo, siguiendo órdenes directas de Napoleón, entró en Andalucía con la intención de sofocar la sublevación contra el invasor (6).

Habiendo establecido su cuartel general en Andújar el 2 de junio, el día 6 se dirigió con 10.000 soldados a Córdoba tras la batalla de Alcolea. Allí, desde el 13 de junio de 1808 y durante tres días sus tropas se dedicaron a hacer pillaje, masacrando a la población indefensa y saqueando todo tipo de objetos, sin importarles que fueran de conventos, iglesias o monasterios (7). Durante el saqueo fueron violadas muchas mujeres, entre las que se incluyeron cientos de religiosas que fueron asaltadas dentro de sus conventos. Se dice que al abandonar la ciudad, «los cerdos se comían los senos de las mujeres que habían recibido muerte en las calles».(8) Con todo lo saqueado, que incluía una multitud de obras artísticas, salieron de la ciudad con más de ochocientos carros. Así lo describía Manuel Moreno en la estrofa nº 41 de su obra titulada «Canto del Betis que describe la memorable victoria de Andalucía sobre los franceses en los campos de Andújar, y de Bailén el dia 19 de julio de 1808».

Admiran el botín incalculable
Que en Córdoba y Jaén (9) fue robo inmenso,
Del indigno Dupont y su vil tropa;
El Templo de Dios hable,
Si hasta la santa y argentada copa,
Si hasta el vaso precioso del incienso
Conculcan, atropellan, arrebatan,
Y brutos desbaratan,
Sin saciarse su sed y ánimo feo
Con el impío universal saqueo.

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Para conocer con más detalle lo que ocurrió en nuestra comarca durante los días previos a la batalla, nos son de gran utilidad las obra de dos franceses: el primero es el militar napoleónico Maximilien Sébastien Foy, cuya «Historia de la guerra de la Península bajo Napoleón» (10) en nueve volúmenes -escrita solo 10 años después de Bailén- nos servirá de base en lo que concierne a nuestra comarca; por otro lado, también hemos consultado el trabajo de E. Saint- Maurice Cabany (11) titulado «Étude historique sur la Capitulation de Baylen» (12), publicada en París en 1846.

A lo largo de dichas obras, junto a numerosos detalles concretos y cartas transcritas, se observa una tendencia chovinista de ambos autores a intentar «lavar la cara» al general Dupont, intentando hacer creer que las atrocidades cometidas por los franceses (a las que Cabany denomina «effervescence momentanée») no fueron sino la reacción natural a los excesos de los españoles y que la derrota en Bailén no puede achacársele a Dupont sino a sus subordinados y la mala suerte. Nos cuenta cínicamente Cabany que Dupont regresó de Córdoba a Andújar el día 18 de junio y se horrorizó al enterarse de que su comandante había sido asesinado junto a otros soldados, así como que muchos heridos habían sido masacrados en hospitales en Manzanares, Valdepeñas y La Carolina.

Partida de bautismo del general Pierre Dupont. Chabanais (Francia)

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Grabado de 1808. Muestra saqueadores franceses en España

Prosigue el autor, copiando casi al pie de la letra a Foy, con la narración de los prolegómenos de la batalla contando cómo Dupont empieza a hacer preparativos de guerra para la defensa de la plaza andujareña. Para justificar las razias que solía hacer la soldadesca, dice lo siguiente: «Las riberas del alto Guadalquivir son insalubres, tanto que algún viajero las ha llamado la estancia eterna de las fiebres pútridas. Era lo más riguroso del verano. Además del ardor del sol, los soldados padecían aún los tormentos del hambre. No tenían ni vino, ni vinagre, ni aguardiente; la mayoría de las veces no recibían más que media ración de pan, a veces un cuarto y hubo incluso días en que no recibieron más de tres a cuatro onzas. Era necesario, de hecho, cubrir todas las necesidades de la tropa con los escasos recursos abandonados por los habitantes de Andújar. Los pequeños pueblos de los alrededores solo fueron de ayuda muy débil y muy momentánea. Hubo que recurrir al grano que aún estaba sin recoger y emplear a los soldados (13) para cosechar, trillar el trigo, molerlo y hacer pan con un solo molino (14), en el que descansaba la subsistencia de todo el ejército. Solo con extrema dificultad y a un precio muy alto se podía conseguir un poco de vino para los hospitales. Las enfermedades pronto se cebaron con los reclutas y, en menos de quince días, entraron seiscientos en el hospital. Los que no enfermaron experimentaron una gran disminución de la fuerza física y perdieron la formación, la disciplina y la coordinación que habían adquirido durante el resto del invierno anterior».

De este fragmento podemos deducir que las tropas acantonadas en Andújar estaban en una situación bastante desesperada debido a la coincidencia del calor extremo del verano andaluz con el cansancio y la escasez de víveres. Así pues, no debe extrañarnos que frecuentemente hicieran correrías en las poblaciones circundantes (Marmolejo inclusive) para aprovisionarse, tomando consigo cualquier cosa que llevarse a la boca y cometiendo las tropelías que la impunidad de su superioridad militar les otorgaba. Es solo una elucubración de este autor, pero es probable que durante una de esas incursiones la soldadesca gala irrumpiese en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Paz y arramblase con todos los objetos de valor que encontrase a su paso. El hecho de que el archivo parroquial (que sobrevivió incólume a los desmanes de la Guerra Civil) arranque precisamente durante esa época podría estar motivado precisamente por uno de estos pillajes, durante el cual probablemente fuese incendiado, sustraído o destrozado. El mismo Pérez Galdós, en el capítulo XV del libro «Bailén» de sus célebres «Episodios Nacionales», relata algo parecido a lo que pudo haber sucedido en Marmolejo: «Al llegar a Mengíbar, encontramos la población muy alborotada, porque un destacamento francés enviado a Jaén en busca de víveres, después de saquear horriblemente esta ciudad, había retrocedido a su cuartel general asolando a su paso la comarca. De Jaén se contaban atrocidades que apenas son creíbles en militares de un país europeo. Dijéronnos que mujeres y niños habían sido inhumanamente degollados y que igual muerte padecieron dentro de sus mismos hospitales varios frailes agustinos y dominicos enfermos. La consternación de aquellos pueblos era excesiva, y al aproximarse las tropas acudían en tropel a nuestro encuentro, derramando lágrimas de ira, suplicándonos que no dejáramos vivo un francés, y pidiendo los viejos aún fuertes y los rapaces de doce años que se les dejase marchar entre las filas para ayudarnos. Según nos decían, después del saqueo, en los caseríos inmediatos al tránsito, Almenara, Fuente del Rey, Grañena y otros no habían dejado ni un grano de trigo, ni un azumbre de vino, ni un puñado de paja. Hasta las medicinas de las boticas y de los hospitales de Jaén fueron robadas, y al propio tiempo ni un carro ni una mula quedaron en todos aquellos contornos».

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La escaramuza de Santa Cecilia

En el artículo «Operaciones en torno a Bailén (La caída de los mitos)» de Rafael Vidal Delgado se mencionan, entre otras, varias operaciones lideradas por el coronel Juan de la Cruz Mourgeon. Una de ellas la denomina “Batalla de Arjonilla” (15) aunque parece ser que en realidad se trató de una escaramuza que tuvo lugar el 23 de junio de 1808 en la casa de postas de Santa Cecilia, situada aproximadamente donde estaba el apeadero de Marmolejo.

Reproducimos aquí el texto aparecido en la Gazeta Ministerial de Sevilla de 29 de junio de 1808 (nº 9, págs. 69-70) que nos da cuenta de lo sucedido aquel día: «El Teniente Coronel don Juan de la Cruz Mourgeón dio parte (16) desde Arjonilla, con fecha 23 del corriente, al señor Marqués de Coupigni, comandante de la vanguardia, y este a la Suprema Junta, del glorioso combate que tuvo con una partida del ejército Dupont. A las tres de la madrugada del mismo día se puso en marcha dicho Mourgeón, dirigiéndose a ocupar los puestos avanzados de Arjonilla, con el cuerpo de su mando, compuesto de la compañía de cazadores de guardia Walonas, la de Balbastro, la de voluntarios de Valencia y Campo Mayor, la del Príncipe de Caballería, Dragones de la Reina, Húsares de Olivencia, Borbón y escuadrones de Carmona. Puesta en orden la columna de los de Aldea del Río por el camino del Arrecife (17), y habiendo andado como tres cuartos de legua, les avisó el Capitán don José de San Martín (18), comandante de su vanguardia que se había encontrado una descubierta de los enemigos; les ordenó los atacase, pero no pudiendo verificarlo en el momento por haberse puesto los enemigos en huída, determinó cortarlos por otro camino. En consecuencia, se dirigió San Martín por una trocha, sostenido por una partida suya de Campo Mayor, a cargo del Subteniente del mismo don Cayetano de Miranda y la caballería de su mando de Húsares de Olivencia y Borbón, cuya fuerza consistía en 21 caballos; con ellos pasó a la casa de postas, situada en Santa Cecilia; al llegar a ella vio que los enemigos estaban formados en batalla, creyendo que San Martín con tan corto número no se atrevería a atacarlos; pero este valeroso Oficial únicamente atento a la orden de su jefe puso a su tropa en batalla y atacó con tanta intrepidez, que logró desbaratarlos completamente, dejando en el campo 17 dragones muertos y 4 prisioneros, que aunque heridos los hizo conducir sobre sus mismos caballos, habiendo emprendido la fuga el oficial y los restantes soldados con tanto espanto, que hasta los mismos morriones arrojaban de temor, lográndose coger 15 caballos en buen estado, y los restantes quedaron muertos.

Portada de la obra de M. S. Foy

Mucho sintió San Martín y, su valerosa tropa se les escapase el Oficial y demás soldados enemigos; pero oyendo tocar la retirada, hubo de reprimir su ambición de gloria. El Teniente Coronel Mourgeón ordenó la retirada por haber observado que venía al enemigo un refuerzo de 100 caballos. Dispuso en consecuencia fuese el Teniente de caballería del Príncipe, don Carlos Lanzarote, con 20 caballos, a sostener a San Martín por el Arrecife, mientras el mismo se adelantaba por la derecha de este con el escuadrón de Dragones de la Reina, al mando de su Capitán don José de Torres, dejando el del resto de la columna al del Teniente Coronel y comandante de la compañía de cazadores de guardias Walonas don Dionisio Baouligni, con la orden de que tomase posición y cubriese los bagajes y municiones, con cuya operación se contuvieron los enemigos, y dejaron retirar con el mejor orden a San Martín. Por nuestra parte sólo ha habido un cazador de Olivencia herido, a pesar de haber sufrido nuestra tropa descargas de tercerolas y pistolas. San Martín hace un elogio distinguido de toda su tropa, particularmente del Sargento de Húsares de Olivencia, Pedro de Martos, y del cazador del mismo Juan de Dios, que en un inminente riesgo le salvó la vida, del Sargento de caballería de Borbón Antonio Ramos y del soldado del mismo Ignacio Alonso. Los que huyen de esta manera son los vencedores de Jena y Austerlitz».

Por otra publicación, sabemos que la agrupación de Cruz Mourgeon también participó en otras operaciones de acoso al enemigo. En la obra Estado Mayor General del Ejército Español del capitán Pedro Chamorro Baquerizo, bajo la semblanza que hace del teniente general D. Antonio Ordóñez señala lo siguiente: «Con su nuevo cuerpo se halló ORDÓÑEZ el 24 de junio [de 1808] en la acción de Arjonilla, arrojando de ella a los enemigos; el 30 en el reconocimiento del molino de Batusavio (19); el 10 de julio en el que se practicó destruyendo el puente de Marmolejos [sic]»

El paso del puente de San Bartolomé

Este último evento mencionado (la destrucción -parcial- del puente) está presente en varias obras que describen los prolegómenos de la batalla de Bailén. Una de ellas es un artículo de E. Rodríguez Solís en la revista Álbum Salón titulado «La rendición de Bailén (Efemérides Ilustradas)» (20) en el que leemos: «El 15 comenzó Castaños a cañonear el puente de Marmolejo».

Volviendo a los relatos de Foy y Cabany, leemos cómo se desarrollaron las tácticas militares previas a la batalla (21). Nos cuentan cómo el general Castaños, siguiendo órdenes de la Junta, se apresta a atacar a Dupont en Andújar apoyado por Reding, Coupigny y La Peña, así como de una división ligera del coronel Juan de la Cruz Mourgeon. Este último nos interesa ya que a él se le encomendó atacar a los franceses por el flanco norte, atravesando el puente de San Bartolomé (22) y dirigiéndose a Andújar por la Centenera. Así lo cuenta Benito Pérez Galdós (op.cit.):

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Con razón o sin ella. Los desastres de la guerra. Fco. de Goya.

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Localización de la casería de Santa Cecilia

«Cualquiera que fuese el pensamiento de nuestros generales, lo cierto es que la primera división recibió orden inmediata de ponerse en marcha, mientras Castaños con la tercera y la reserva se dirigía hacia el puente de Marmolejo para pasarlo y atacar a Dupont en Andújar. […] Según nuestras noticias, Dupont continuaba en Andújar, reforzado por la división de Vedel. ¿Habían trabado acción con nuestro tercer cuerpo y el de reserva que, pasando el río por Marmolejo, estaban situados en la orilla derecha? Nosotros creíamos que sí, a menos que Castaños no aguardase para atacar enérgicamente a que la primera y segunda división cayeran sobre la espalda del ejército de Dupont, bajando desde Bailén. ¿Era este el objeto que nos guiaba en nuestra marcha? Parecíanos que sí».

 

Cabany nos ayuda a verlo desde el punto de vista de Dupont y su ejército. Así, nos cuenta: «Malgré les succès de Vedel et les et les renforts il lui amenait,, Dupont voyait augmenter ses craintes. Sa position a Andujar couvrait la grande route de Séville à la Caroline, mais elle pouvait être tournée, en traversant le fleuve à huit milles plus bas, au pont de Marmolejo» (23) [A pesar de los éxitos de Vedel y los refuerzos que le trajo, Dupont vio aumentar sus temores. Su posición en Andújar cubría la ruta principal de Sevilla a La Carolina, pero podría rodearse cruzando el río ocho millas más allá abajo, por el puente de Marmolejo].

Efectivamente, Dupont no las tenía todas consigo y recelaba que los españoles pudieran atacarle por la retaguardia, es decir, desde las estribaciones de Sierra Morena. Los informes que le llegaban le hacían creer que Castaños y su ejército iban a atacarle en Andújar, donde él se había hecho fuerte amparado por el Guadalquivir y el Jándula. Nos sigue contando Foy que «Comme les Espagnols étendaient leur gauche jusqu Aldea del Rio, un officier du génie se porta le 10 avec un bataillon par la rive droite du Gualdalquivir au pont de Marmolejo, et détruisit deux arches, malgré quelques coups de fusil tirés par les Espagnols pour opposer» (24). [Puesto que los españoles extendían su izquierda hasta la Aldea del Río (25), un oficial de ingenieros se trasladó el día 10 con un batallón por la orilla derecha del Guadalquivir hasta el puente de Marmolejo y destruyó dos arcos, a pesar de algunos disparos de fusil que hicieron los españoles para oponérsele]. Al parecer, ese día -tras recibir una misiva de Vedel- le contestó en los siguientes términos: «Je reçois, mon cher général, la lettre où vous ;annoncez  y a un rassemblement de rebelles à Villa-Nueva. Le poste du moulin, situé à une lieue ;Andujar, en remontant le fleuve, a ordre de diriger, par la rive droite, de fréquentes reconnaissances du côté de Villa-Nueva, pour éclairer le cours du Guadalquivir et communiquer avec vos reconnaissances. […].

L'ennemi paraît, en effet, annoncer quelques desseins. Un corps de cinq mille hommes, qui était à Arjonilla, vient de se porter sur Marmolejo. Les troupes qui étaient à Arjona ont également fait un mouvement. M. de Castanos veut peut-être prévenir le moment où nous pourrons reprendre ;offensive; mais comme ce moment ;est pas éloigné, nous devons tenir dans notre position a jusqu;à la dernière extrémité!» (26) [Recibí, mi querido general, la carta en la que me informaba de que había un reagrupamiento de rebeldes en Villanueva. El puesto del molino, situado a una legua de Andújar, aguas arriba, tiene órdenes de dirigir, por la margen derecha, frecuentes reconocimientos hacia Villanueva, para despejar el curso del Guadalquivir y comunicarse con sus reconocimientos. […]. El enemigo parece, de hecho, anunciar algunos objetivos. Un cuerpo de cinco mil hombres, que estaba en Arjonilla, acaba de avanzar sobre Marmolejo. Las tropas que estaban en Arjona también han realizado movimientos. El Sr. Castaños tal vez quiera anticipar el momento en que podamos reanudar la ofensiva; pero como este momento no está lejano, debemos mantener nuestra posición hasta el último extremo].

Pasa después a hablar de la célebre reunión en Porcuna, antes mencionada, en la que los jefes del ejército español en Andalucía elaboraron sus planes tácticos dirigidos a derrotar a Dupont. Entre ellos, el que nos interesa es el asignado al coronel Juan de la Cruz, pues a él se le encomienda lo siguiente: «Quelques détachements de troupes légères, sous le colonel Juan de la Cruz, eurent ordre de passer le Guadalquivir à Marmolejo, et de;emparer des défilés qui conduisent de la Sierra-Morena dans l’Estramadure»(27). [Algunos destacamentos de tropas ligeras, bajo el coronel Juan de la Cruz, recibieron orden de pasar el Guadalquivir en Marmolejo y tomar los desfiladeros que llevan de Sierra Morena hacia Extremadura]. Efectivamente, pocos días después los planes teóricos de los de Castaños empiezan a ponerse en práctica. Reding ataca por Mengíbar, Castaños se apresta a lanzar fuego sobre Andújar desde Los Visos y, por la derecha, nuestro coronel Juan de la Cruz «traverse, avec quatre mille hommes, le pont de Marmolejo, qui avait été réparé, et gagne les montagnes de la Sementera, un peu en arrière de la position française; le général de brigade Lefranc accourt avec le sixième provisoire et le force à se replier». [atraviesa, con cuatro mil hombres, el puente de Marmolejo, que había sido reparado, y alcanza los montes de la Centenera, un poco por detrás de la posición francesa; el general de brigada Lefranc acude con la sexta provisional y le obliga a replegarse]. La noticia del ataque sobre Andújar también apareció en la mencionada Gazeta ministerial de Sevilla, del 20 de julio de 1808 (nº 15), donde se nos informa de que: «A las 9 ½ del dia se oyó al Norte de Andújar un tiroteo, que por intervalos duró una hora, y supimos que era de la tropa de D. Juan de la Cruz que por Marmolejo debia pasar á la falda de la Sierra». En el siguiente número (el 16), con fecha 23 de julio, vuelve a aparecer un informe sobre este ataque, en los siguientes términos: «El Teniente coronel D. Juan de la Cruz Mourgeon pasó entre tanto por Marmolejo con un cuerpo de mas de 20 hombres; el dia 15 tuvo un reencuentro con los enemigos, superiores en número, que perdieron 100 hombres entre muertos y heridos. Mourgeon tomó una posición ventajosa para impedir que los enemigos se escapasen por la Sierra».

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Fragmento de la Carte de la campagne de 1808 en Andalousie (incluido en el Atlas de la obra de Foy)

Autógrafo del teniente coronel D. Juan de la Cruz Mourgeon

De la desesperación de Dupont por verse rodeado por el enemigo nos habla también un autor anónimo que dejó escrita una Memoria de lo acaecido en el exército del general Dupont: desde su entrada en Córdoba en el día 7 de junio del año 1808 hasta su rendición de resultas de la victoria de Bailén en 19 de julio del mismo (28) impresa en Cádiz en 1809. En ella nos cuenta cómo aquel, tras recibir las funestas noticias de la caída de su general Gover y su derrota en Mengíbar, «tituvea, pero al fin envia varios destacamentos á observar las operaciones del exército español ácia el Vado del Rincon, Mengivar, Baltuano, Marmolejo y otros puntos, que no tardaron mucho en volver batidos, deshechos, ó al menos con noticias desagradables». No podía faltar en esta antología de autores franceses y españoles que mencionan nuestra localidad el punto de vista de los otros protagonistas, esto es, los británicos. Basten para tener una muestra dos autores que publicaron sendas obras sobre lo que ellos denominan The Peninsular War. Nos referimos a Thomas Hamilton y William F. P. Napier. El primero publicó en Edimburgo unos Anales de las campañas peninsulares (1829) donde alude a Marmolejo en un par de ocasiones. La primera, al hablar de las disposiciones de Dupont para la defensa de su posición en Andújar, cuando dice: «In the choice of his position, Dupont displayed little military judgment. It commanded indeed the main road from Seville to Madrid, but was liable to be turned at many points, in the season when the Guadalquiver became fordable ; and at all seasons by the bridge of Marmolexo, about two leagues lower down the river»(29) [Al elegir su posición, Dupont mostró escasa pericia militar. Si bien dominaba la principal carretera de Sevilla a Madrid, esta era susceptible de ser atravesada en muchos puntos en la época en la que el Gualdaquivir era vadeable; y en todas las épocas por el puente de Marmolejo, a unas dos leguas aguas abajo].

Más adelante, cuando narra los acontecimientos del día 15 de junio, describe cómo Castaños empieza a cañonear el puente de Andújar desde los Visos de Arjonilla; es en ese momento cuando el coronel de la Cruz cumple su parte de lo pactado antes en Porcuna: «Dupont was deceived by this. He imagined the attack would be made in that quarter, and disposed his army accordingly. The Spanish light infantry, under Colonel Cruz, crossed near Marmolexo, and made an attack on the rear of the French army. This was speedily repelled. Cruz retired with his skirmishers; and Castanos, who had made a simultaneous demonstration in front of the enemy, returned to his position»(30). [Dupont cayó en la trampa. Se imaginó que el ataque se haría por ese costado, y dispuso a su ejército según ello. La infantería ligera española, bajo el coronel Cruz, cruzó cerca de Marmolejo, y realizó un ataque por la retaguardia del ejército francés, que lo repelió rápidamente. Cruz se retiró con sus escaramuzadores; y Castaños, que había hecho una demostración simultánea delante del ejército, se retiró a su posición].

El otro autor británico que antes mencionamos, William F. P. Napier, añade poca más información a la de su compatriota en las dos ocasiones que menciona nuestro pueblo.

 

En la segunda de ellas afirma: «Some detachments of light troops under colonel Cruz were also ordered to pass the Guadalquivir by Marmolexo, and to seize the passes leading through the Morena to Estremadura. […] Dupont seeing the heights of Argonilla covered with enemies, sent to Vedel for reinforcements, broke down the bridge of Marmolexo, occupied his works, including an old tower on the bridge of Andujar. […] The 15 th Castaños only cannonaded the bridge, but the 16 th he attacked, while colonel Cruz crossing the river near Marmolexo with four thousand men, fell upon Dupont’s rear: Cruz was chased into the mountains by a single battalion».

 

[A algunos destacamentos de tropas ligeras bajo el coronel Cruz se les ordenó pasar el Guadalquivir por Marmolejo, y apoderarse de los pasos que llevan a Extremadura por Sierra Morena. (…) Dupont, al ver los Visos de Arjonilla cubiertos de enemigos, envío a por refuerzos de Vedel, derribó el puente de Marmolejo, ocupó sus obras, incluyendo una antigua torre en el puente de Andújar. (…)

 

El día 15 Castaños solo cañoneó el puente, pero el 16 atacó, mientras el coronel Cruz, cruzando el río cerca de Marmolejo con cuatro mil hombres, cayó sobre la retaguardia de Dupont; Cruz fue perseguido hacia los montes por un solo batallón].

Imagen 11.jpg

Esquema explicativo de la batalla de Bailén, incluido en la obra de Napier. Obsérvese el puente de Marmolejo en la parte superior

Conclusiones

 

La alusión a Marmolejo en varias obras literarias creadas para conmemorar la batalla de Bailén nos lleva a pensar que nuestra localidad conservaba, un siglo después, el aura de haber estado involucrada en los prolegómenos de dicho evento. ¿Cómo llegaron los literatos extremeños Guerrero y Mena a decidir ambientar su zarzuela en ella? Quizá pasasen alguna temporada en nuestro balneario y decidieran utilizar el pueblo como escenario de tan épico suceso. De todo lo anteriormente expuesto, cabe concluir que nuestro pueblo tuvo un papel relativamente destacado en los acontecimientos que condujeron a él. No hay que olvidar que, según los planes iniciales de Castaños, el gran ataque sobre Dupont había de realizarse en Andújar y no en Bailén, como las circunstancias posteriores precipitaron. De haber sido así, es probable que una de las mayores efemérides de la Guerra de la Independencia, cuya fama trascendió nuestras fronteras, podría haberse desarrollado en las inmediaciones de Marmolejo. ¿Quién sabe si hoy día estaríamos recordando a una María Bellido marmolejeña?

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

ANÓNIMO. Memoria de lo acaecido en el exército del general Dupont: desde su entrada en Córdoba en el día 7 de junio del año 1808 hasta su rendición de resultas de la victoria de Bailén en 19 de julio del mismo / por un militar que se halló en el mismo exercito francés y fué testigo de todo. Cádiz, Casa de Misericordia, 1809

CABANY, E. Saint-Maurice. Étude historique sur la Capitulation de Baylen: renfermant des documents authentiques et inédits, comprenat une narration détaillée de la campagne de 1808, en Andalousie, et précédée d'une notice biographique sur le Lieutenant général comte Dupont, ancien Ministre de la guerre. París, Didot Freres, 1846  

CHAMORRO BAQUERIZO, Pedro. Estado Mayor General del Ejército Español historia del ilustre cuerpo de oficiales generales formada con las biografías de los que mas se han distinguido e ilustrada con los retratos de cuerpo entero. Madrid, Imp. Tomás Fortanet, 1850

Demostración de la lealtad española: colección de proclamas, bandos, órdenes, discursos, estados de exercito y relaciones de batallas publicadas por las Juntas de Gobierno o por algunos particulares en las actuales circunstancias. Cádiz, por Manuel Ximénez Carreño, 1808

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MENA RODRÍGUEZ, Juan de – GUERRERO ROMERO, Clodoaldo. Bailén: Zarzuela en un acto y cuatro cuadros, en verso. Madrid, R. Velasco, 1907

MORENO, Manuel. Canto del Betis que describe la memorable victoria de Andalucía sobre los franceses en los campos de Andújar, y de Bailén el dia 19 de julio de 1808. Granada, Imp. de Manuel Moreno, 1808

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NARGANES ROBAS, David. Apuntes para el estudio de una generación de literatos de Zalamea de la Serena en el tránsito del siglo XIX al XX. Revista de Estudios Extremeños, 2020, Tomo LXXVI, N.º II

NARGANES ROBAS, David. Un poeta ilipense entre los siglos XIX y XX: Clodoaldo Guerrero. Revista de Estudios Extremeños, 2019, Tomo LXXV, N.º I PÉREZ GALDÓS, Benito. Bailén (Episodios Nacionales). Madrid, 1873

QUEIPO DE LLANO, JOSÉ MARÍA (Conde de Toreno). Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Madrid, Imp. de D. Tomás Jordán, 1835-37  

ROSAL NADALES, Francisco José. Hasta morir o vencer: la Guerra de la Independencia en la zarzuela (1847-1964). Programa de doctorado en historia e historia del arte y territorio escuela de doctorado. UNED, Tesis doctoral, 2017

SOBRADO, Pedro Niceto de. La batalla de Bailén: drama histórico en cinco actos y seis cuadros. Madrid, Círculo Literario Comercial, 1858

VIDAL DELGADO, Rafael. Operaciones en torno a Bailén (La caída de los mitos). Foro para la Paz en el Mediterráneo, 2015

NOTAS

(1) Si el lector desea profundizar más en la vida y producción artística de estos escritores, puede consultar dos publicaciones del doctor en Filología Hispánica David Narganes Robas, publicadas en Revista de Estudios Extremeños. La primera apareció en el Tomo LXXV, N.º I, pp 171-218 y se tituló «Un poeta ilipense entre los siglos XIX y XX: Clodoaldo Guerrero». La segunda, titulada «Apuntes para el estudio de una generación de literatos de Zalamea de la Serena en el tránsito del siglo XIX al XX» se encuentra en el tomo LXXVI, N.º II, pp. 129-170. Por él sabemos que Clodoaldo Guerrero (1861-1926) y Juan de Mena Rodríguez (1855) eran naturales de Zalamea de la Serena (Badajoz) y pertenecían a un reducido círculo de literatos y periodistas extremeños.

 

(2) Se refiere al primer Centenario de la Guerra de la Independencia, celebrado en 1908.

 

(3) SOBRADO, Pedro Niceto de. La Batalla de Bailén, Madrid, Imp. de C. González, 1858, p. 67.

 

(4) Como se verá más adelante, esta confusión de nombres (Sementera por Centenera) se hallará también en la obra de Cabany que luego se citará y, con anterioridad, en la página 390 del tomo I de la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España del Conde de Toreno, donde se dice: «Al mismo tiempo D. Francisco Javier Castaños quedó encargado de avanzar con la tercera division y la reserva, y atacar de frente al enemigo, cuyo flanco derecho debia ser molestado por las tropas ligeras y cuerpos francos de D. Juan de la Cruz, quien, atravesando por el puente de Marmolejo, que, aunque cortado anteriormente, estaba ya transitable, se situó al efecto en las alturas de Sementera».

 

(5) Pierre-Antoine Dupont de l’Étang (1765-1840). (6) Como el mismo Dupont expresó en una misiva dirigida a Vedel y datada en Andújar el 28 de junio de 1808: «il est instant d’agir et d’empécher l’Andalousie de s’affermir dans son insurrection». [Es hora de actuar y evitar que Andalucía se reafirme en su insurrección] (Cabany, 1846, p. 104).

 

(7) Sirva como ejemplo la declaración de fray Ginés Sánchez, padre ministro, sobre lo ocurrido en el convento Madre de Dios de la orden tercera de Nuestro Señor San Francisco de Córdoba: «quemaron las imágenes de Santa Rosa de Viterbo y de Santa Margarita de Cortona y solo dejaron media cabeza de una. Hicieron pedazos la preciosa imagen de la Purísima Concepción y solo se ha encontrado un pedazo de la peana y las manos medio quemadas. Dieron de cuchilladas y dividiendo las mejillas del rostro de la imagen de Ntro. P. San Francisco. Hicieron pedazos un crucifijo de marfil y otro de madera y cortaron las cabezas a varios ángeles y Niños y clavaron otros en la pared de una celda cortándoles narices, orejas y manos para mayor irrisión. Quebraron algunas aras y las losas de las bóvedas de los difuntos dejándolas abiertas. Despojaron los altares de manteles, candeleros etc.»

 

(8) Para ampliar el tema, recomendamos visitar el blog de «Darío Madrid. Historia y fotografía». https://dariomadrid.com/el- saqueo-de-cordoba-por-los-soldados-de-la-liberte-egalite-fraternite/

 

(9) La capital de Santo Reino corrió similar suerte que Córdoba y también fue víctima de la crueldad y avaricia del ejército invasor a principios de julio. Así lo narraba el Correo de Jaén en su edición del 16 de octubre de 1808 (nº 14): «Ya es notorio al público el atropellamiento, violación y gran destrozo que las infernales tropas francesas cometieron en algunas de las Iglesias de esta Ciudad. Aún todavía nos estremecemos al mirar el hermoso Templo del Convento de Padres Agustinos afeado y denegrido por el humo de las voraces llamas que incendiaron parte de dicho Convento, su sacristía y capilla mayor: aún nos horrorizamos al recordar los sacrilegios de que en el Convento de Madres Bernardas hicieron un fuego diabólico, llegando hasta el infame exceso de abrir a fusilazos el Sagrario y tratar con el mayor desprecio las sagradas formas: aún gemía el Prior de la Parroquial de San Pedro al ver su Iglesia saqueada, destrozadas las imágenes, y sin tener por muchos días vasos sagrados para reservar el adorable Sacramento y para el servicio del altar».

 

(10) FOY, Maximilien Sébastien. Histoire de la guerre de la Péninsule sous Napoléon. Livre Sixième. Invasion de l’Espagne.. París, Baudouin frères, 1828.

 

(11) Pseudónimo de J.-Maurice Cabany, redactor jefe del Nécrologe universel du 19e siècle; director general de la Sociedad Imperial de Archiveros de Francia y miembro de la Real Academia de Arqueología de Madrid.

 

(12) CABANY, E. Saint-Maurice. Étude historique sur la Capitulation de Baylen: renfermant des documents authentiques et inédits, comprenat une narration détaillée de la campagne de 1808, en Andalousie, et précédée d'une notice biographique sur le Lieutenant général comte Dupont, ancien Ministre de la guerre. París, Didot Freres, 1846.

 

(13) En la Gazeta Ministerial de Sevilla del sábado 23 de julio de 1808 (nº 16, pág. 125-126), bajo el epígrafe «Noticias de oficio del exército», se informa de que el general Coupigny atacó a la columna de Dupont cuando abandonaba Andújar y en la refriega consiguieron hacer prisionero a «un correo de Dupont con cartas suyas para Madrid». Más tarde, refiere que las cartas interceptadas son tres; una de ellas, dirigida a Anne Jean Marie René Savary, primer duque de Rovigo, contiene la siguiente información: «Se quexa [se refiere a Dupont] de la posicion de Andujar, donde por haberse huido los paisanos, tienen sus soldados que segar y hacer el pan».

 

(14) El autor menciona en páginas anteriores que «los puestos de avanzada se colocan en las alturas que dominan la margen izquierda, y se destaca un batallón en un molino distante de una legua entre Villanueva y Andújar».

 

(15) En algunas webs se denomina “escaramuza de Amarguillos”. Algunos autores la identifican con otra escaramuza también protagonizada por Sanmartín, ya ascendido a capitán de caballería, y que habría tenido lugar en la cuesta del Madero inmediata a Villa del Río, según cuenta Pedro Agustín de Girón (padre del fundador de la Guardia Civil) en su obra Recuerdos.

 

(16) El mencionado parte que de la Cruz dirigió a Coupigny puede leerse en la página 165 del libro Demostración de la lealtad española publicado en Madrid en 1808 y subtitulado Colección de proclamas, bandos, órdenes, discursos, estados de ejército y relaciones de batallas publicadas por las Juntas de Gobierno o por algunos particulares en las actuales circunstancias. Su tenor es el siguiente: «Al fin tengo la satisfacción de participar á V.S. haber logrado mis deseos. Á las tres de la madrugada de este día me puse en marcha dirigiéndome á ocupar los puestos abanzados de Arjonilla, con el Cuerpo de mi mando, compuesta de la Compañía de Cazadores de Guardias Walonas, la de Barbastro, la de Voluntarios de Valencia, la de Campomayor, las Compañías de Tiradores de Cádiz, las Partidas sueltas de Valencia y Campomayor, la del Príncipe de Caballería, Dragones de la Reyna, Usares de Olivencia, Berlín, y Escuadrones de Carmona: puesta en orden la Coluna de los de Aldea del Río por el camino del arrecife, y habiendo andado como tres quartos de legua, me avisó el Capitán D. Joseph Sanmartin, Comandante de la Banguardia, que se había encontrado una descubierta de los enemigos, y ¿qué era lo que debía hacer? Á cuya interrogación contesté, que los atacase, pero conociendo este Oficial no podía verificarlo yá en aquel momento por haberse puesto los enemigos en huida, determinó hacerlo más adelante, cortándolo por otro camino, según informes que había tomado de su guía, en el caso de que ellos siguiesen el arrecife: de hecho se dirigió Sanmartin por la trocha, sostenido de la Partida suya de Campomayor, al cargo del Subteniente del mismo D. Cayetano de Miranda, y la Caballería de su mando de Usares de Olivencia y Borbón, cuya fuerza consistía en veinte y un Caballos, con estos pasó con toda velocidad á la Casa de Postas, situada en Santa Cecilia: al llegar á ella vió que los enemigos estaban formados en batalla, creyendo sin duda que Sanmartín no se determinaría a atacarlos, pero este valeroso Oficial, teniendo presente únicamente mi orden, puso la tropa en batalla y atacó con tanta intrepidez que logró desbaratarlos completamente, dexando en el Campo de batalla diez y siete Dragones muertos, y quatro prisioneros, que aunque heridos hizo conducir sobre sus mismos Caballos, habiendo emprendido la fuga el Oficial y los restantes Soldados con tanto espanto que hasta sus mismos Morriones arrojaban de temor, lográndose coger en buen estado quince Caballos, y los restantes quedaron muertos. Mucho sintió Sanmartín, y los valientes Soldados que le seguían se les fuese el Oficial y resto de la Tropa, pero anteponiendo la obediencia á su ambición de gloría, se detuvo por haber oído tocar la retirada; la cual mandé por haber observado baxaba al Campo de Batalla una gran guardia compuesta de cien Caballos, disponiendo fuese el Teniente de Caballería del Príncipe Don Carlos Lanzarote, con veinte caballos á sostener a Sanmartín, por el arrecife, mientras yo me adelantaba por la derecha de éste con el Escuadrón de Dragones de la Reyna, á el mando de su Capitán Don Joseph de Torres, dexando el del resto de la Coluna al del Teniente Coronel y Comandante de la Compañía de Guardias Walonas Don Dionisio Bouligni, con la órden de que tomase posición, y cubriese los bagajes y municiones, con cuya operación se contuvieron los enemigos, y dexaron retirar con el mayor orden á Sanmartín, aunque con bastante sentimiento de que les hubiese tocado la retirada antes de concluir la acción. Esta fué tan reñida como se dexó ver por las resultas, y tengo el placer de decir á V.S. no ha habido de nuestra parte más que herido levemente un Cazador de Olivencia, á pesar de haber sufrido nuestra Tropa descargas de tercerolas y pistolas. Sanmartín hace un elogio de los valientes Sargentos, Cabos y Soldados que le acompañaron á esta acción, y entre ellos distinguió el sargento de Usares de Olivencia Pedro de Martos, y al Cazador del mismo Juan de Dios quién le libró de la muerte en un inminente peligro de perder la vida, á el Sargento de Caballería de Borbón Antonio Ramos, y á el Soldado del mismo Ignacio Alonso. Yo no cumpliría con mi deber sino manifestase á V.S. para que lo eleve á nuestro General en Gefe, que no me podía ver libre de las representaciones que me hacían todos los Oficiales, que tengo el honor de mandar, queriendo ser cada uno el empleado en la acción, ó el escudo de su compañero Sanmartín; dichoso yo que puedo contar con Oficialidad tan digna para observar las órdenes de mis Gefes, y que me han dado siempre exemplo de valor y fraternidad. =Arjonilla 23 de junio de 1808- = Juan de la Cruz Mourgeon. = Señor Marqués de Coupigny. Los que huyen de esta manera son los vencedores de Jena, y Austerliz Juan Bautista Pardo. Secretario»

 

(17) Así se llamaba a la vía de comunicación que llevaba desde Madrid a Sevilla, germen de la moderna Nacional IV, hoy Autovía de Andalucía.

 

(18) José Francisco de San Martín y Matorras (1778-1850). Este fue el que posteriormente luchó en la independencia de los territorios americanos de Argentina, Chile y Perú.

 

(19) Probablemente se trate de la corrupción del nombre de Valtodano.

 

(20) RODRÍGUEZ SOLÍS, E.. “La rendición de Bailén (Efemérides Ilustradas)”, Álbum Salón, 1.3.1899, pp. 171-172.

 

(21) Se trata de la segunda fase del llamado «Plan de Porcuna». Véase «XIV Jornadas Nacionales de Historia Militar», Cátedra “General Castaños”, Cuartel General de la Fuerza Terrestre, Sevilla, del 18 al 21 de noviembre de 2008, pp. 53 y ss.

 

(22) Para ampliar estos y más datos sobre el puente renacentista de San Bartolomé son imprescindibles los trabajos de los historiadores Gaspar Aranda Pastor («Inscripciones epigrafiadas del siglo XVI descubiertas en el puente de Marmolejo sobre el río Guadalquivir», en Datos históricos sobre Marmolejo, Ayuntamiento de Marmolejo, 2004, s/p.; «El puente de Marmolejo sobre el río Guadalquivir: pasado, presente y futuro», en Libro de Feria de Marmolejo, Ayuntamiento de Marmolejo, 2015, pp. 92-94 (https://issuu.com/cjmarmolejo/docs/programa_feria_marmolejo_2015); «El Puente de San Bartolomé de Marmolejo (1573-2017). Estudio histórico-artístico», en Jornadas de Historia de Marmolejo, Marmolejo, 1ª ed., 2020) y Manuel Perales Solís («El puente de Marmolejo sobre el río Guadalquivir», El Ideal de Jaén, domingo 22 de noviembre de 1998, pp. 50 y 51, con fotografías de Juan Vicente Córcoles; «El puente de Marmolejo sobre el Guadalquivir», http://lugardemarmolejo.wix.com/marmolejo).

 

(23) CABANY, E. Saint-Maurice. op. cit., p. 111.

 

(24) FOY, M.S., op. cit., p. 60.

 

(25) Actualmente, Villa del Río.

 

(26) CABANY, op. cit., 113.

 

(27) Ibídem, p. 115

 

(28) Memoria de lo acaecido en el exército del general Dupont : desde su entrada en Córdoba en el día 7 de junio del año 1808 hasta su rendición de resultas de la victoria de Bailén en 19 de julio del mismo / por un militar que se halló en el mismo exercito francés y fué testigo de todo, Cádiz, [Editor no identificado], 1809, pp. 22-23 (29) HAMILTON, Thomas. Annals of the Peninsular campaigns: from MDCCCVIII to MDCCCXIV, Edimburgo, 1829, p. 160.

 

(30) Ibídem, p. 163

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