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La maestra "Doña Adela"(1898-1980)

-Manuel Perales Solís-

Antes de referirme a esta maestra que pasó por Marmolejo en unos momentos de enorme trascendencia histórica para nuestro país, me voy a permitir plasmar el breve pero certero análisis que el profesor  Manuel Tirado Guevara  dedicó a los maestros y maestras comprometidos con el proyecto educativo de la 2ª República y que, sin duda alguna, me parece adecuado preámbulo, al recuerdo de esta mujer  que enseñó conocimientos y valores democráticos a la generación de marmolejeñas que nos precedieron. Dice así:
  “En la primavera, el ánade salvaje vuelve a su tierra para las nupcias. Nada ni nadie lo podrá detener. Si le cortan las alas, irá a nado. Si le cortan las patas, se impulsará con el pico, como un remo en  la corriente. Ese viaje es su razón de ser. En el otoño de mi vida, yo debería ser un escéptico. Y en cierto modo lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación crezca libre en España ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese Tesoro”. 
Este pequeño y a la vez clarividente párrafo está sacado de la genial película “La lengua de las mariposas” de José Luis Cuerda, donde el maestro, esboza frente a los padres y el alumnado una idea de la educación que impregna la filosofía educativa de la Segunda República española y que no es otra que la educación hace a los hombres y mujeres seres libres difíciles de manejar por el poder establecido. Por esta razón la educación fue uno de los pilares fundamentales de la política de la República, sustentado, sin ningún género de dudas, por los que se dieron en llamar “las luces de la República”, los maestros y maestras que en  la mayoría de los casos defendieron este ideal en pequeños  pueblos donde la educación estaba abandonada en manos de la Iglesia Católica, creyendo que educar en valores y en libertad, sin trabas religiosas, iba a servir de motor de cambio social sin parangón en la historia de nuestro país.” 

   Pero esa labor, casi siempre callada, no fue fácil y para muchos docentes, tuvo un elevado coste personal, pues la mayoría de las veces (continua la cita) “tuvieron que luchar contra los caciques de turno, que aunque “acallados momentáneamente” por la legalidad vigente, nunca dejaron de poner trabas a todo lo que oliera a un pequeño soplo de libertad de las clases humildes. Y por supuesto, las trabas también que imponía la Iglesia Católica, que si bien perdió muchísima influencia en lo que a educación se refiere durante este periodo, nunca se resignó a no ser la encargada de la educación en nuestro país y uso toda su influencia y todo su “poder” sobre el pueblo llano para tratar de poner trabas a esta renovación pedagógica que había comenzado con la Institución Libre de Enseñanza y que durante la República tuvo su mayor auge gracias a políticos como Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos, que ocuparon la cartera de Instrucción Pública, y a Rodolfo Llopis, director general de Primera Enseñanza (1).

 

 La maestra  Adela Albendín Ortega, “Doña Adela”, había nacido el 24 de julio de 1898 en Castro del Río (Córdoba). Su padre era Sebastián Albendín Caballero, un guardia civil de ideas progresistas, de la cercana localidad de Doña Mencía, destinado por esos años en Castro del Río. Su talante liberal supo transmitirlo a sus hijos así como el aprecio hacia  valores como la libertad y la justicia social. La madre, Matilde Ortega y de la Chica, era natural de Baena y a ese municipio cercano a Castro, parece que se retiraron a vivir tras la jubilación de Sebastián, con una asignación mensual de 28,13 pesetas por sus años de servicio, suplementada con una pequeña pensión vitalicia consecuencia de ostentar una Cruz al Mérito Militar (2). No obstante la familia tuvo que mantener vivienda en Castro pues en años posteriores su hija Adela aparece domiciliada allí, como así lo declaraba en una de sus peticiones de interinidad para cubrir vacantes en  agosto de 1924.
  Sebastián y Matilde tuvieron cuatro hijos; Estrella, Eduardo, maestro de primaria,  Herminia y Adela. Estrella se casó y tuvo dos hijos (3); el varón fue destinado, tras diferentes destinos por la provincia de Córdoba,  al campo de Níjar (Almería), a la aldea de Pozo de los Frailes y allí  ejercería como docente al tiempo que colaboraba como corresponsal de la zona con el “Diario de Almería”, labor por la que obtuvo el reconocimiento del periódico en más de una ocasión.  Al finalizar la guerra fue depurado por sus simpatías republicanas, a pesar de los intentos solidarios de los  vecinos del Pozo de los Frailes para evitarlo.
   En mayo de 1914 su hermana Adela, solicitaba el ingreso en la Normal de Maestras de Córdoba, obteniendo la titulación de Maestra de Primaria en 1919. Los primeros años de su magisterio como interina transcurrieron por pueblos de la provincia de Córdoba y, siempre, al lado de Herminia, soltera, que la acompañó a los diferentes destinos que tuvo. En mayo de 1924, aparecía residiendo en Espiel y solicitaba, en régimen interino, una vacante en Pueblonuevo. Sin embargo en agosto de ese mismo año la vemos solicitar una plaza de interina desde Castro del Río. Ésta vez le asignaron una escuela en  El Hoyo, cerca de Bélmez (Córdoba), puesto al que renunciaba en noviembre para preparar sus oposiciones.
 

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Su primer destino como funcionaria, lo obtenía en la pequeña aldea de Lousada, comarca de Abadín (Lugo), aunque no hay certeza de que llegase a posesionarse del mismo. En 1927 le asignaban  la Escuela de Niñas de la Haba, en la provincia de Badajoz. Sin embargo en diciembre de 1930 el “Suplemento de La Escuela Española” nos da cuenta de su traslado desde  La Haba (Badajoz) hasta Marmolejo para ejercer su magisterio entre 1930 y agosto de 1934, pues a partir de octubre  comenzaría el curso 1934/1935 en Peñarroya-Pueblonuevo con plaza en propiedad. 

   En Marmolejo, por esos años, se vivían momentos de alta tensión política y social desde la destitución gubernativa de la corporación socialista y su sustitución por una de mayoría radical- republicana en marzo de 1933. La Huelga de Campesinos, del cinco de junio del treinta y cuatro,  convocada por la UGT para exigir medidas que paliaran la situación  angustiosa de los jornaleros del campo, había llevado a varios dirigentes obreros y afiliados socialistas a la cárcel de Jaén. El clima social estaba, también, muy enrarecido en toda España desde  que el gobierno lerrouxista de Madrid contemplara la posibilidad de meter en el Consejo de Ministros a la derecha más extrema representada por la CEDA, posibilidad que rechazaba frontalmente la izquierda que acabaría convocando la huelga general en todo el país. 

Grupos escolares “Pablo Iglesias”, inaugurados en la 2ª República (1931).     

El Gobierno  reaccionó,  tomando medidas represivas frente a las organizaciones obreras y prohibiendo, incluso, el reparto de periódicos obreros como el emblemático  “El Socialista”, muy leido por los jornaleros afiliados al Centro Instructivo Obrero marmolejeño, y que el jefe de correos, José Torres Buenaño (4), se las ingeniaba para distribuir burlando la orden gubernativa, hecho que molestó especialmente a la derecha local  que lo denunciaba en el diario “La Voz” de Córdoba mediante el seudónimo DICK, en su satírica columna “La Postalilla”: “Ese tal Torres Buenaño, Jefe de Correos de Marmolejo, no escarmienta. Su rostro de uralita no ha sufrido la menor alteración, no obstante nuestras denuncias pasadas. Ese marxista -que se lava la cara con “Sidol”- sigue haciendo gafuras; alguna tan grave como ésta que denunciamos, y que saboreará el lector. Llega una orden de recogida de “El Socialista”. Naturalmente las autoridades se dirigen a secuestrar los paquetes. Pero acontece que el coche-ambulancia de Correos recoge apresuradamente los paquetes. Y unos ciudadanos ajenos al cuerpo, que ocupan el coche-ambulancia, los arrojan por la ventanilla opuesta, hurtándolos así a la pesquisa de las autoridades. Esto es intolerable. Se puede ser socialista, como lo es el Jefe de Correos aludido y cumplir con su deber de funcionario. Lo que no se puede hacer es burlar las órdenes del Gobierno acerca de la recogida de periódicos, y mucho menos, introducir en el coche de Correos a personas absolutamente ajenas al servicio. Es preciso depurar esos hechos y que el señor Torres Buenaño siga con su cara de cemento. Pero que no introduzca algarines en el coche ambulancia, bajo pretexto alguno. A lo mejor se pierde un pliego”.

  Torres Bueñano se vio obligado a pedir traslado al Pais Vasco tras la represión de los huelguistas del seis de octubre, hecho del que se hizo eco el diario “La Voz” a través de una nota de prensa, con tono satírico, que remitía el alcalde lerrouxista Carlos Sánchez Solís: “Nuestra más entusiasta como cordial felicitación al exoficial de Correos de esta Estafeta don José Torres Malaño, por su ansiado traslado de este pueblo al de Mondragón, a donde tantos y fervientes deseos tenía de alejarse, deseándole en aquel hospitalario pueblo el mayor éxito en la carrera que con tan buenos auspicios comenzó en el nuestro”.

  Tampoco  escapó del juicio de “La Postalilla”, en un ambiente, ciertamente, enrarecido, propicio para la crítica más corrosiva,  Francisco de Urquia y García-Junco, secretario del Ayuntamiento desde 1930, ahora cuestionado por la derecha local por su complicidad con los socialistas: “Desde luego, que se equivocó el general Saro al enchufar a don Francisco de Urquía en el cargo de secretario municipal de Marmolejo. Porque Urquía era más monárquico que Topete. Pero, amigo mío, llegaron los socialistas, y aquí tienen ustedes a Don Paco predicando el reparto y la atomización de la propiedad. Y el caso es que el mocito predica con el ejemplo. Además de Secretario, por lo que recibe su buena soldada, desempeñó también el cargo de Interventor algún tiempo, remunerado con dos mil leandras. Desapareció el cargo segundo; pero no desaparecieron los dos mil del ala, que sigue cobrando con una aplicación edificante. El Gobernador de Jaén no debe conocer seguramente este caso, que presta a la cara del tal, dureza de pedernal. Claro, así hay playas, viajes y diversiones. El año pasado lo vimos retratado en “Mundo Gráfico” en un concurso de natación en Santander. El señor Urquía nada maravillosamente entre dos aguas. Más tarde recorrió Sierra Morena, extasiándose en las inmortales cuevas que albergaron a los bandidos generosos. Pero esto tiene sus quiebras. Según nuestras noticias, anda por ahí una partida de 12.000 pesetas, cuyo registro de ingreso no aparece en libro alguno. El Juzgado entiende en el asunto. Pero don Paco, se queda tan tranquilo, y cada vez que le echan  en cara su cara-dura, exclama: -Para eso soy pariente de los ex-ministros Barnés. A mi plin. Veremos si ese parentesco con los “hermanos Bienvenida” de la política, le sirve en el Juzgado. Sospechamos que no”(5).
 

     Cuando doña Adela llega a Marmolejo a principios de 1931 el panorama aún era bien distinto y se vislumbraba en el horizonte un futuro prometedor para el país con la República naciente. La paz social, aunque frágil, aún no estaba rota y curiosamente, como nos dice “La Voz”, las señoras de Urquía y de Buenaño, compartían baile de carnaval, en marzo del  treinta y tres, junto a las esposas de los máximos dirigentes del Partido Radical y otras damas pertenecientes a la pequeña burguesía local.

     En lo concerniente al plano educativo, se estaban produciendo mejoras sustanciales al entrar en servicio el modélico Grupo de  “Los Escolares” del Ejido de la Estación que el alcalde Juan Luis Burlo había impulsado durante su mandato en la etapa primoriverista (1925-1930).  Las últimas gestiones, sin embargo, para su definitiva culminación y apertura, las había llevado a cabo la corporación socialista salida de las elecciones de abril de 1931, momento histórico vivido, por cierto, por la maestra en la villa de las aguas.  
   Aquel bello y funcional edificio, ubicado junto al Paseo de La Libertad, había sido proyectado por el arquitecto provincial Luis Berges Martínez y constaba de tres aulas para niñas y tres para niños, así como  de dos despachos, que con los años se convirtieron igualmente en aulas, más una pequeña biblioteca (Véase en esta misma web: “Patrimonio arquitectónico desaparecido 5”). Se acababa con esta dignísima obra, lamentablemente desaparecida, con la dispersión  y la precariedad en que se encontraban, hasta entonces, los edificios destinados a colegios de primaria, situación que ya preocupaba a la corporación municipal presidida por el liberal Juan Antonio Gay Colmenero en 1921, cuando proponía: “Proveer de locales escuelas a esta villa por no reunir (los existentes) condiciones de higiene ni capacidad suficiente el único que posee el municipio, ni los que tiene arrendados, dándose el caso de no poder admitir los maestros más niños en matrícula, con grave daño de la instrucción pública y de la salud de los propios niños….por estar materialmente hacinados, careciendo del aire, luz, y de todas las condiciones que la pedagogía moderna exige”.

En su nuevo destino en Peñarroya, donde se ubica en la calle Nicolás Salmerón, junto al establecimiento “El Metro”, no le iba a resultar indiferente la vida política y social de la localidad debiendo  de mantener contactos con afiliados de Izquierda Republicana pues el testimonio de su hijo, Francisco Viñas, y la documentación consultada, confirman la participación de Adela en un acto público de dicho partido en el que intervenía el futuro ministro de Instrucción Pública, Marcelino Domingo en el teatro Zorrilla de la localidad. El diario “La Libertad”, del jueves nueve de enero de 1936, daba cuenta de la intervención de Marcelino Domingo (6) y de la copa de vino de honor con la que los maestros y maestras de la localidad obsequiaban al futuro ministro de Instrucción Pública tras las elecciones que ganara el Frente Popular.
  De los asistentes a dicho acto debieron de tomar buena nota las fuerzas de la derecha local, pues una vez consumado el triunfo de los “nacionales” en la capital y la zona norte de Córdoba, serviría de excusa perfecta para proceder a la persecución de la docente y a la apertura de expediente informativo  por parte del Gobierno Militar de Córdoba. El derecho a la discrepancia y a la libertad de opinión y el compromiso con la República evidentemente no tendría cabida en el nuevo régimen victorioso, y como  en el caso de Adela,  y de muchísima más gente de la izquierda, iba a tener un alto coste personal.
    Esa persecución por motivos ideológicos comenzaba nada más ocupar las fuerzas franquistas la capital cordobesa. El primer informe requerido por las autoridades educativas  sobre Adela Albendín, llegaba desde Peñarroya en noviembre de 1936,  firmado por el brigada de puesto. En el mismo se la vinculaba a los “partidos extremistas” y la declaraban “no adicta al actual movimiento Pro-España”. Dos meses después (enero de 1937) y a petición del Presidente de la Comisión Depuradora de Instrucción Pública,  el profesor y alcalde de Cabra, Ángel Cruz Rueda, el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo  informaba sobre la conducta profesional, social y particular observada en la maestra, diciendo “que bajo todos sus aspectos era de tendencia marcadamente izquierdista, huyendo de esta población antes de ser tomada por el Ejército libertador de España”.  En los mismos términos se expresaba el informe enviado por el cura párroco de Peñarroya: “Doña Adela Albendín Ortega.-Conducta profesional, buena; Conducta social, Republicana antigua; Conducta particular, buena; Actuación política, simpatizante de izquierdas; Actuación religiosa, casi negativa.”

    Finalmente el informe de cinco de mayo de 1939 del cabo de la Guardia Civil de Peñarroya, Manuel Izquierdo Hidalgo, dirigido al Jefe de la Sección Administrativa de 1º Enseñanza de Córdoba, decía: “Tengo el honor de participar a V. que según resulta de los informes adquiridos, dicha señora perteneció a la Asociación Trabajadores de la Enseñanza; asistió en Enero de 1936 al vino de honor dado a Marcelino Domingo, que fue Ministro de la funesta República. Abrigaba ideas izquierdistas, siendo gran simpatizante de Azaña, no obstante observó buena conducta y cumplió bien con su profesión y, aunque de tarde en tarde, se la veía concurrir a misa”.

   El doce de octubre de 1936 se producía la evacuación de Peñarroya y ante la inminente ocupación por las tropas de Queipo de Llano, Adela fijaba su residencia en Puertollano, todavía en poder de la República. En esta población se le nombra maestra provisional de la Sección de la Escuela Graduada “Concepción Arenal” hasta el final de la guerra. Durante esta corta etapa vive en la calle Cruces n º 21; conoce al ferroviario Francisco Viñas Paz con quien contrae matrimonio civil el 24 de diciembre de 1937 (7). Tan solo unos días antes de que el ejército sublevado entrara en esa localidad, nacía el pequeño Francisco, único hijo del matrimonio.

 

 Pero los temores de la pareja se confirman  y apenas unas fechas después de la finalización de la guerra,  Adela era detenida  y recluida en la prisión provincial de Ciudad Real. Se le imputaba el delito de “Auxilio de la Rebelión” y la condenaban a seis años y un día de prisión, tiempo que ha de cumplir hasta el diez de febrero del cuarenta y dos en que obtiene la libertad condicional “con  destierro” a la localidad toledana del Almonacid”. De nada le había servido su buena predisposición al personarse, el 20 de abril de 1939, ante las autoridades civiles y militares de Peñarroya y  de Primera Enseñanza de la provincia de Córdoba, solicitando de nuevo, su rehabilitación en la escuela de Peñarroya con el respaldo de diversos testimonios favorables de personas “fiables” para el nuevo regimen.
     Comenzaba así una nueva etapa obligada a deambular por diferentes destinos, y aunque pronto recuperaría el ejercicio de la docencia, sus antecedentes políticos provocaban su depuración como maestra y la suspensión en el ejercicio de la actividad docente en Peñarroya. Los motivos: “Pertenecer a partidos extremistas” y “Haber abandonado su destino para huir con los rojos”. Así se lo transmitía, Saturnino López, Delegado de la Comisión Superior de Expedientes de Depuración del Magisterio de la provincia de Córdoba, el 12 de julio de 1943. 
   Un mes más tarde Adela se defendía presentando ante la Comisión  Superior el siguiente pliego de descargos desde Almonacid (Toledo), donde había fijado residencia tras su salida de prisión: “Adela Albendín Ortega, Maestra de la escuela Nacional n.º 3 de Peñarroya-Pueblonuevo, pendiente de depuración tiene el honor de comunicar a V.I. en  contestación al escrito recibido con fecha 5 del actual, la siguiente declaración: 1º.-No es cierto haya pertenecido a partido político alguno y por ello no puede haber quien lo justifique. 2º.-Salí de mi residencia por miedo a la aviación, siéndome imposible regresar después. 
  Los documentos que me recomienda aporte para mi defensa, le manifiesto los envié en marzo del pasado año unidos a la declaración jurada. Firmado en Almonacid de Toledo, el 9 de agosto de 1943”.

 

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La maestra de primaria Adela Albendín Ortega (1898-1980). Fuente: Francisco Viñas Albendín.

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La maestra “Doña Adela”, tras su jubilación en Córdoba. Fuente: Francisco Viñas

En enero de 1944 volvía definitivamente a la docencia y era autorizada por el Servicio de Libertad Vigilada del Ministerio de Justicia, para trasladarse  a Villanueva del Rey (Córdoba) a la Escuela Nacional de Párvulos. En el oficio firmado por el Subdirector General,  se le conminaba a realizar su presentación ante la Junta Local de Libertad Vigilada de esa localidad, que habría de ejercer  la tutela y control sobre los movimientos de la maestra. 

   Tras la nueva adversidad que supone la muerte de su esposo (noviembre de 1944), continua su labor en un nuevo destino en Bujalance, en la “Escuela nº 1 de Niñas”, pero por poco tiempo, pues era cesada  y  trasladada, nuevamente, a Villanueva del Rey en calidad de desterrada. Allí le llegaba la Liberación Definitiva comunicada, el 17 de junio de 1946, por el Sargento comandante del Puesto de Villanueva del Rey, Sebastián Fernández García.  Este escrito, con origen en el Comandante Juez del Juzgado Militar Permanente, Secretaría “A” Ejecutorias de Cáceres, dice así: “Según me comunica la Delegación Administrativa de Enseñanza Primaria, en escrito de fecha 22 del actual, la Maestra Nacional Doña Adela Alvendin Ortega, se encuentra destinada en la escuela de Párvulos de esa localidad.

Ruego a V. notifique en legal forma a dicha señora, que en la causa número 773/40, que se le sigue por el delito de EXITACIÓN A LA REBELIÓN, ha sido condenada a la pena definitiva de SEIS AÑOS Y UN DÍA DE PRISIÓN MAYOR, la cual deja extinguida el día 31 de Agosto del año actual; dicha notificación una vez firmada por la mencionada penada, me la devolverá a este Juzgado a la mayor brevedad posible para su unión a la expresada causa”. Firmado el Sargento Comandante del Puesto de Villanueva del Rey”. En el enterado y debajo de su firma Adela manifestaba su disconformidad con la siguiente frase: “Esto es una calumnia; yo solo me dediqué a mi labor escolar siempre”. 

 

Precisamente  los primeros recuerdos de su hijo Francisco son de este pequeño pueblo de la sierra cordobesa, con su madre y la tía Herminia, quien se ocupaba de las tareas de la casa y de enseñarle a escribir y hacer cuentas antes del ir a la escuela. Fueron para él unos años no excesivamente alegres, condicionados por la tragedia familiar y la sensación de vivir como perseguidos. En Villanueva estudia hasta tercero de bachiller elemental con un maestro que lo prepara para examinarse por libre en el Instituto de Córdoba. Gracias a la condición de huérfano de ferroviario, puede terminar el bachillerato superior en Madrid en el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios. Luego durante los veranos, las vacaciones en Villanueva con su madre y la tía Herminia. Con la ayuda de una beca del Colegio de Huérfanos cursa estudios de Perito Industrial y, más tarde, por su cuenta, Ingeniería Industrial, entrando a trabajar en el Departamento Técnico de RENFE donde participa en  diferentes Comisiones Técnicas Ferroviarias en el ámbito europeo.

   Finalmente, superada la etapa  de destierro profesional, Adela conseguiría, al fin, su anhelado destino  en  Córdoba, en la barriada de Villarrubia, sobreponiéndose poco a poco a las secuelas de esos años de ostracismo y falta de libertad aunque, eso sí, nunca le faltaría el cariño de sus alumnas y de las familias trabajadoras de su entorno. Tras su jubilación en 1963 residió en la capital cordobesa  pero, finalmente, la enfermedad le obligó a marchar a Madrid junto a su hijo. Allí falleció el 15 de octubre de 1980. Sus restos reposan en la ciudad de los califas. 

   Su labor docente, a pesar de tantas dificultades, había merecido la pena pues una generación de marmolejeñas, entre las que incluyo a mi madre Angelina, me dieron testimonio, hace ya algún tiempo, del amor y dedicación que esta maestra profesó siempre hacia sus discípulas.

 

 Notas:

(1) Profesor de Lengua y Literatura del IES “José Caballero” de Huelva. Párrafo extraído de su artículo “Maestros y maestras, luces de la República”, publicado en “Nueva Revolución” periodismo alternativo.  En la Constitución de 1931, se reconocía que la educación y la cultura son atribución esencial del Estado que la prestará mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de escuela unificada. Se establecía que la enseñanza primaria sería gratuita y obligatoria, y se legislaría en el sentido de facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que nadie se vea condicionado más que por la aptitud y la vocación. La enseñanza sería laica, y hará del trabajo el eje de su actividad metodologíca inspirándose siempre en ideales de solidaridad humana.

(2) Así consta en la Real Orden de 21 de enero de 1904, de la que da cuenta el “Diario Oficial del Ministerio de Guerra”, del 22 de abril de 1904. Año XVII, nº 88, página 165.

(3) Estrella Albendín Ortega tuvo dos hijos, Alfredo y Amelia Fernández Albendín. Alfredo, prestigioso médico neumólogo, se exilió a Venezuela, se casó con Alicia Quintero Godoy, pero no tuvieron descendencia. Allí hizo fortuna y regresó a Madrid entre 1970 y 1986 en que falleció. Por su parte Amelia se hizo farmacéutica y se estableció en La Bobadilla de Alcaudete (Jaén). Testimonio de Francisco Viñas Albendín.

(4) José Torres Buenaño era natural de Martos. Llevaba en Marmolejo, como Jefe de Correos, desde 1919 muy implicado siempre en la vida social y política de la localidad. Pertenecía al Partido Socialista desde los primeros años de andadura del partido en la villa. Compaginaba su puesto de funcionario de correos con la gestión de una corresponsalía del Banco Urquijo hacia 1925. En 1931 era delegado del Banco Popular de los Previsores del Porvenir, adscrito a la Sucursal de éste en Jaén. Tras la jornada revolucionaria del 6 de octubre en Marmolejo fue trasladado a Mondragón por presiones de las autoridades locales (Diario “La Voz” de Córdoba, de 21-11-1934). Hacia 1936 tenía 43 años e ingresó en la logia masónica Alonso Quijano con el nombre simbólico de Justiniano. (Fuente: “Anuario del Comercio, de Bailly Bailliere: Banqueros y bancos durante la vigencia de la Ley Cambó, 1922-1946” Autores: Victoria Patxot y Enrique Jiménez Arnau).

(5) Diario “La Voz” de Córdoba, n.º 5341, del 20 de Septiembre de 1934. “La Voz” fue el órgano oficial de expresión, en la provincia de Córdoba, del Partido Radical de Alejandro Lerroux. El corresponsal de “La Voz” en Marmolejo fue José Gutiérrez Alcalá, miembro, en un primer momento, del Partido Radical. Más tarde, Gutiérrez, evolucionó hacia posiciones más de centro, incluso de centro-izquierda, afiliándose a Unión Republicana partido impulsado por el sevillano Diego Martínez Barrio del que llegó a ser su secretario particular. Al final de la guerra José Gutiérrez mantuvo su compromiso con el régimen republicano, sufriendo cárcel durante la postguerra.

(6) Marcelino Domingo había sido ya ministro de Instrucción Pública en 1931, y volvería a hacerlo en febrero de 1936, tras el triunfo del Frente Popular. Según el diario “La Libertad”, Marcelino Domingo “se refirió a su labor al frente del Ministerio de Instrucción Pública (en 1931), y expuso su programa de enseñanza que no pudo acabar porque las derechas asaltaron el poder. El signo de las derechas -dijo- es el retroceso. Ellos dicen que nosotros somos el caos, pero quienes lo son en realidad son ellos. Estoy seguro del triunfo de las izquierdas, pero para vencer debemos de estar todos unidos y luchar con serenidad, disciplina y firmeza. Así salvaremos a España y a la República”  (Diario “La Libertad” del jueves 9 de enero de 1936).

(7) Francisco Viñas Paz era natural de Fuente del Arco, provincia de Badajoz. Cuando conoce a Adela Albendín ya estaba divorciado de su primer esposa, Rosario Calle Villalva natural de Fuente del Arco. El matrimonio civil de Adela y Francisco fue anulado por la Dictadura, en base a las órdenes del Ministerio de Justicia de diez de mayo y doce de agosto de 1938, según consta en certificado del Registro Civil de Puertollano de fecha 12 de noviembre de 1942.

 

Fuentes y Bibliografía:

-Archivo General de Alcalá de Henares.
-Archivo de la Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba. Mi agradecimiento a la bibliotecaria Doña Francisca Morales Sillero. 
-Documentación personal de Adela Albendín Ortega en poder de su hijo Francisco Viñas Albendín, al cual quedo enormemente agradecido pues sin su colaboración, esta reseña biográfica sobre su madre, no habría sido posible.
-Registro Civil de Madrid; Distrito Hospital. Hoja de defunción de Adela Albendín Ortega.
-Registro Civil de Castro del Río. Mi agradecimiento a Dña. Juana María Marín.
-Anuario Regional de la región Andaluza y Norte de España y de África”, 2º edición. Año 1932. Edita Anuarios Regionales de España. Madrid.
-Centro Documental de la Memoria Histórica: Delegación Nacional de Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno.
-”El Magisterio Español”, varios números.
-Diario “El Defensor de Córdoba”, de 14-8-1934 y 25-5-1935
-El “Magisterio cordobés”, nº 271, de 30 de mayo de 1935.
-Suplemento a La Escuela Moderna, del día 17 de diciembre de 1930.
-“El Magisterio Español”, varios números.
-“La Voz” de Córdoba, de 7 de mayo de 1924.
-“Diario Córdoba”, varios números.
-Revista “Escuela Española”, año XXII, nº 1131, de 24 de junio de 1962
-Boletín Oficial del Estado, nº 239 de 6 de octubre de 1959.
-”Todos los Nombres”, FETE/UGT.
-Diario de Almería, nº 4912, de 24 de marzo de 1929.
-Barragán Moriana, Antonio: ”El exilio republicano (Córdoba): historia y memoria”. Publicado en Diario Córdoba el 18 de juliio de 2013.
 

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