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Patrimonio arquitectónico desaparecido de Marmolejo

-Manuel Perales Solís-

 La casa de Doña Paca Cerrillo:



Esta casa de presencia palaciega y armónica fachada, perteneció a Narciso García del Prado “Don Narciso”, gran propietario agrícola local que ocupó el cargo de Alcalde desde febrero  1930 hasta noviembre de ese mismo año. Estuvo casado con Margarita Cerrillo García del Prado, hermana del médico Miguel Cerrillo, con la que no llegó a tener descendencia, pasando parte de sus bienes, entre ellos esta magnífica casa, a su cuñada Francisca Cerrillo, popularmente conocida como “Doña Paca”. Desaparecida hacia 1986, la casa se ubicaba en la calle Granados, sobre el mismo solar que hoy ocupa el edificio donde se alberga Correos y el Banco Popular. Era inconfundible su torre-mirador de cristal de vidrio transparente, con piezas azuladas, visible desde cualquier punto de la localidad.

Casa de Doña Paca Cerrillo. Foto Manuel Perales

El Hotel Central:


Este bello edificio propiedad del industrial hostelero Pedro Lozano Muñoz en los años iniciales del pasado siglo, desapareció en 1986. Fue utilizado durante la Guerra Civil para alojamiento de las tropas republicanas. Tras la contienda sería remozado por su dueña Petra Lozano Pérez, hija de Pedro. La fotografía que mostramos, visualiza las últimas reformas  sobre su fachada en  un diáfano estilo regionalista, realizadas por un arquitecto sevillano, amigo personal de Petra, que solía hospedarse en este hotel durante las temporadas de aguas. Dichas reformas se hicieron en la década de los 50 del pasado siglo.

  Hotel Central. Foto: Juan de Dios López.

 Casa del sastre Don Antonio de la Fuente:



 Esta antigua casa del siglo XVIII, estaba situada en la calle Suárez (hoy Útica). Disponía de una bella rejería y ventanales rematados de guardapolvos, amplios patios y corrales con frutales (naranjos, limoneros, parras, etc.). Su desaparición podemos situarla a comienzos de la década de los 80 del pasado siglo. Anteriormente a ser adquirida por “El sastre” para residencia de sus hermanas, perteneció a Francisco Torralbo Molina conocido popularmente por “Paquito Torralbo”. Este hombre fue un mediano hacendado agrícola que ocupó puesto de concejal entre 1920 a 1921. Era soltero y tuvo como administrador de su considerable patrimonio a Andrés Pastor Peña; dispuso de molino de aceite en la misma calle Suárez, unos metros más arriba de esta casa.

Ambas fotografías se corresponden con Casa del Sastre Don Antonio de la Fuente.

Fuente: Manuel Perales Solís

Ermita del Santo Cristo:

Su origen hay que localizarlo en un antiguo Calvario existente en este lugar, que acabó convirtiéndose  en ermita en fechas posteriores a 1910. En el diario escrito entre 1908-1910, por  la agüista malagueña Enriqueta Raggio (*) se describía a este lugar como “el Calvario”, punto final de un vía crucis existente al final de la calle del  mismo nombre y que era el inicio del camino hacia los manantiales, aunque en su testimonio  nos dice  “que las cruces estaban en mal estado, faltando algunas de ellas”.

  Este lugar del Santo Cristo (o Calvario) nos lo describe en su diario (día 16 de octubre de 1910) con motivo de uno de sus paseos matutinos hacia el Balneario: “Me levanté muy temprano y a las seis fui al Manantial con Juanita, pues Gracia estaba algo echada a perder y no había querido ir. Con motivo de encontrarnos todas las cabras mochas veníamos hablando de las de nuestra tierra que tenían hermosos cuernos. Juanita me contó que una vez le habían regalado una chivita y que de aquella sola habían reunido una gran piara lo menos de seis u ocho. Al pasar frente al Calvario dije a Juanita que si no le contrariaba detenerse unos diez minutos, veríamos lo que allí había. Atravesamos el camino y entrando en una especie de plazoleta rodeada de poyos, en su frente, en un hueco del muro que tiene un tejado para preservarlo de las lluvias, hay  una  especie  de  capilla  con  un  Señor  Crucificado  de  talla, al 

Antigua ermita del Santo Cristo, edificada en fechas posteriores a 1910.
Foto de Juan de Dios López.

parecer antiguo. A través de un cristal que tiene, no muy limpio, no pudimos contemplarlo bien y nos costó trabajo leer, en un cuadrito colocado a sus pies, las indulgencias que el Obispo de Jaén concedía a los que rezaren un Credo ante la imagen. Nos alcanzaron cuando salíamos del Calvario, Gracia y Paulina López que nos preguntaron qué hacíamos en aquel lado del camino a lo que contestó Juanita: Venimos de rezarle un Credo al Señor; y yo añadí: Y de ganar las indulgencias concedidas por el Obispo. Verdaderamente parece imposible que yendo a Marmolejo tanta gente religiosa y devota  uno y otro años, no se les hubiese ocurrido a ninguno ni por curiosidad ni devoción ver lo que había en el Calvario”.



(*) Enrique Mapelli: “Diario de Enriqueta Raggio”. Edición Ángel Cafarena. Málaga 1969.

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